23/04/2024 - Edición Nº2952

Deportes

Rusia 2018

Soñar y jugar

22/06/2018 | Las cosas son más o menos así: una Selección que el jueves había consumado una página indecorosa estaba a un paso de quedar eliminada cuando la victoria de Nigeria la convocó a seguir en el Mundial y desató una inconfundible mezcla de alivio y esperanza en una comunidad, la futbolera de estos pagos, que les ha pasado la pelota hacia su campo con tanto o mayor énfasis de lo que los africanos lo harán el martes.


por Walter Vargas, Agencia Télam


Conste, por las dudas, que no están en pugna el destino de la patria ni nada que invite a confundir el fútbol con el puñado de ingredientes esenciales de la vida, pero tampoco será cuestión de aplicar la vulgata sociológica que desdeña una genuina devoción que sí atañe a la canasta básica existencial.
De tan obvio da pereza reponerlo, pero en un océano de confusión se impone establecer un orden mínimo, volver a las fuentes, a la genealogía que por haber fundado está llamada a persistir: confín futbolero si los hay, las derivas de un Mundial son necesariamente portadoras de alegrías o tristezas.
De ahí se explica lo que alejado de su contexto se volvería inexplicable o explicado mediante el detector de delirios y absurdos: que a miles y miles de argentinos desvelaran las destrezas de unos nigerianos que corrían tras la pelota en Kaliningrado.
Sellada la buena noticia, una luz en el fondo del túnel, una madera en medio del naufragio, quedará por ver si los destinatarios de sus beneficios serán capaces de hacer algo por ellos mismos.
Esto es: si penoso no deja de ser el hecho de que ver al equipo en el último puesto de la tabla, en modo de juguete del destino y a expensas de la tómbola, más penoso sería comprobar que a los argentinos en general les despierta entusiasmo lo que en los jugadores en particular es recibido con ánimo desflecado.
La impericia, la anarquía y la desidia quedaron expresadas en el partido con los croatas y lo que no se puso de relieve de forma explícita se ha dejado entrever de forma implícita.
Con las cartas ya echadas, ¿tendrán combustible de reserva para soñar y jugar?
Ni un extraordinario grupo humano, ni un gran equipo, ni una sólida argamasa de cuerpo técnico y futbolistas, y acaso ni siquiera Messi: el último refugio es el amor propio.

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