04/05/2024 - Edición Nº2963

Politica

El pulso en la calle

Las tres fechas que teme el Gobierno: 23 A, 1 M y 9 M

19/04/2024 17:19 | En el gobierno de Javier Milei creen que el tiempo de la X se está terminando y empieza el de la calle. El elevado costo de vida, los escándalos políticos con designaciones, ascensos y aumentos de dietas son el caldo de cultivo perfecto para que las oposiciones se hagan notar fuerte. ¿Por qué hay temor a las movilizaciones?


por Fabricio Moschettoni, editor de ImpulsoBaires / Twitter @FMoschettoni


En la marcha por la defensa de la universidad pública del 23 de abril se espera una movilización contundente, que tendrá mucha similitud con las históricas luchas estudiantiles, y que además recibirán el apoyo y la simpatía de los sectores del trabajo y la producción.


“La vendieron bien, despertaron la sensibilidad de la gente porque en los sectores medios la universidad pública es muestra de movilidad social en sentido ascendente. Ver universidades sin luz, o el Hospital de Clínicas atendiendo más gente que lo normal por los que se están quedando sin obras sociales caló profundo”, razonó un referente del Pro de larga militancia y se quejó del manejo comunicacional libertario.

En efecto, hay cuestiones que empiezan a temer en el oficialismo, como por ejemplo que la lucha por la educación pública y contra el ajuste se transforme en una nueva “carpa blanca”, como la que instalaron los docentes en 1997 y que llegó al corazón de las familias argentinas.

Desde la Universidad de Buenos Aires se mostró excelencia académica con resultados importantísimos en materia de investigación, con reconocimiento internacional y con un presupuesto sumamente recortado por la administración que lidera Javier Milei, al punto que la prensa internacional empezó a difundir noticias negativas para el Gobierno y mostrando aulas a oscuras o alumnos cursando en escalinatas.

Literalmente, Milei queda como un presidente cruel que deja sin estudiar y progresar a los hijos de los trabajadores que quieren un futuro mejor: la histórica movilidad social ascendente.

Una multitudinaria marcha del 23 de abril puede abrir la puerta para un declive estrepitoso del gobierno, y por esa razón en la noche del jueves, desde el ministerio de Capital Humano, salieron a operar un supuesto acuerdo con los rectores por más presupuesto, cuestión que duró poco porque el vicerrector de la UBA, Emiliano Yacobitti, rápido de reflejos, usó la red “X” y dijo que se trató de una oferta informal pero no había acuerdo. A las pocas horas el Consejo Interuniversitario Nacional salió en igual sentido.


La operación “desarticular marcha” fracasó, y la ministra Sandra Pettovello quedó mal parada porque todo el tema universitario se manejó de manera pésima.

En el plano político, los radicales presididos por el senador Martín Lousteau, el Frente Renovador que lidera Sergio Massa, el GEN de la diputada Margarita Stolbizer, el socialismo y otros sectores progresistas están convocando a la marcha; mientas el gobernador Axel Kicillof, recibió en la sede de la Gobernación a los rectores de las universidades públicas con asiento en la Provincia. También las fuerzas de izquierda están convocando, y organismos de derechos humanos domo la APDH hicieron lo propio.

Los gremialistas de CGT y CTA ya mandaron un mensaje claro: “el 23 vamos a estar acompañando en la lucha a los estudiantes”, y ese mensaje también preocupa al Gobierno porque consideran que un puente entre comunidad universitaria y trabajadores puede ser un frente muy complicado para desafiar.

En ese marco, las centrales obreras tienen sus fichas puestas en el 1° de Mayo, Día Internacional del Trabajo, para lo que se esperan importantes movilizaciones, sobre todo porque tendrán el impulso positivo de lo que ocurra este 23 de abril.

Además, los movimientos obreros tienen el paro nacional del 9 de mayo, que también esperan que sea contundente.

Las movilizaciones de ATE denunciando despidos vienen marcando el pulso y van en ascenso en cuanto al poder de movilización, y lo mismo por parte de otros gremios y movimientos sociales.

Por eso, el gobierno tiene esas tres fechas agendadas como negativas, pero sobre todo la preocupación está en que la virtualidad ya no ataja penales.

El aumento de la dieta de los senadores en la sesión de este jueves dejó mal parado a Milei, porque quedó atrapado en una votación “a mano alzada” en donde no hubo oposiciones de ninguno senador, pero además fue contundente el mensaje de la vicepresidenta Victoria Villarruel, al sostener en su cuenta de “X” que “hoy los senadores de todos los bloques acordaron un aumento de su salario que fue votado a mano alzada en el recinto por contar con los votos necesarios para hacerlo. Como Presidente del Senado NO soy senadora, no cobro del Senado y NO puedo interferir en esas decisiones. Tampoco puedo obligar a que se vote nominalmente ni a que se justifique la decisión avalada por todos, porque NO soy senadora. Podría haberme levantado para no que no salga mi foto y parte del periodismo y de los trolls me acusen de lo que NO tengo injerencia alguna pero siempre doy la cara y hoy no va a ser la excepción. Lamento que se le mienta al pueblo y ciertos sectores aprovechen para intentar ensuciarme, pero lo que sucedió en el Senado es perfectamente legal y NO tengo herramienta alguna para frenarlo”.

La funcionaria en dejó claro que hubo un acuerdo de todos los bloques, por más que después el titular del bloque del Pro, Luis Juez, saliera a los gritos diciendo que su bancada se opuso: en el recinto no se vio, ni quedó registrada esa oposición.

Otro problema de estos días para el Gobierno está con las empresas de medicina prepaga, porque si bien lograron que se retrotraigan los aumentos alocados, especialistas aseguran que hay dos problemas actuales en el sistema de salud: dejar correr a las prepagas primero, y ahora hacerlas volver para atrás. Resulta contundente la explicación sobre que todo el sistema entrará en un caos imparable porque tomaron costos con una proyección y ahora tienen otra realidad, con lo que podría haber quiebras y despidos en sanatorios o clínicas. Además, hay un problema de fondo que tienen los afiliados a esas prepagas, ya que si no pueden pagarlas se caen del sistema porque posiblemente no encajen en el modelo de obras sociales sindicales.

Con ese panorama desalentador, el Gobierno deberá enfrentar tres fechas claves, de las que tiene más sombras que luces.