
por Martiniano Ferrer Picado
Todos regresaron preocupados con lo que refleja el mercado internacional, que está mucho más adverso de lo que se pensaba, y el que salió fortalecido fue el jefe del BCRA, Stuzenegger, que fue quién recupero el joystick para manejar los hilos económicos, por sobre las imposiciones impulsadas desde Casa Rosada a través de Marcos Peña.
Esto fue muy visible con lo que pasó la semana pasada con vorágine del dólar, la suba de la tasa y las reservas puestas a disposición del mercado potenciaron las ya públicas disputas entre Jefatura de Gabinete y el Banco Central. Tan profundo es el enfrentamiento, que desde ambos lados, uno culpa al otro, por la inestabilidad que se está generando en nuestra economía local.
¿Qué pasó durante la semana pasada?
Miércoles: el primer día de gran movimiento del dólar, el Banco Central vendió u$s1.500 millones de las reservas para mantener la divisa en $20,26 (minorista).
Jueves: dejó que el billete supere los $20,50 para recién ahí intervenir, vendiendo al mercado unos u$s850 millones
Viernes: alcanzó el valor récord, superando los $21,20, que a partir de ahí volvió a actuar para ponerle una soga a la divisa, para que vuelva a bajar a $20,80, vendiendo casi u$s900 millones, y además subió las tasa de interés, de 27,25% a 30,25% anual. ¡Altísimas, con todo lo que eso conlleva!
En resumen, el BCRA puso en circulación más de u$s4.400 millones, que antes supieron ser reservas, y las críticas desde la Casa Rosada se escucharon fuertemente en muchos despachos insistiendo que fue un error técnico, que se tomaron malas decisiones.
¿Por qué se dio este contexto tan adverso?
1. Subió la tasa en Estados Unidos: el rendimiento de los bonos a 10 años del Tesoro estadounidense, pasó de 2,7% a estar por encima de los 3 puntos porcentuales durante la semana pasada. Esto genera un movimiento de inversores, que van a éstos activos con mayor rendimiento y de mayor respaldo, dejando de lado otras inversiones.
2. Gravaron la renta financiera para inversores extranjeros: desde la legislatura y del ejecutivo aprobaron un impuesto a la rentabilidad financiera para todos aquellos inversores del exterior que invirtieron en LEBAC, a partir del Miércoles. Esto automáticamente provocó una salida masiva, de los inversores, para evitar pagar este impuesto a partir del Jueves.
3. Dolarización masiva: la inestabilidad vivida con relación al dólar, los inversores locales se inclinaron a la compra de la divisa, desde empresas hasta el ciudadano minorista que realiza la compra hormiga, y genera una desconfianza en la sociedad.
Esto último, fue lo que generó la decisión del central a aumentar las tasas al 30,25%, jugando con todo lo que tiene a su alcance, intentando desarticular el “shock” con un tiro certero.
4. Bajar la inflación: todo estos hilos, están vinculados con la decisión del gobierno de lograr la “meta inflacionaria anual”, para que se mantenga en el margen durante este 2018, de no más del 20%, logrando el descenso de precios en términos absolutos, pero con el sabor amargo de enfriar la economía y generar un enojo social generalizado, con los riesgos que eso puede provocar, que es no alcanzar la meta del 3,5% de crecimiento previsto, pero con el aliciente que será menor el crecimiento cercano al 3%.
¿Qué se espera desde en los primeros días de Mayo?
Definitivamente es Federico Stuzenegger el que está manejando desde el BCRA la economía del país, recuperando el mando y la confianza del presidente Mauricio Macri, y con la seguridad que con esa confianza haya un manejo mucho más duro, con gran tecnicismo con la única finalidad de alcanzar la “meta inflacionaria” del 15% pronosticado, pero con la tranquilidad absoluta que hay puertas adentro, considerando un gran respaldo de los 50 mil millones de dólares en reservas que tiene el Banco Central, para apagar toda especulación con el dólar, que se mantendrá oscilando entre los $20,70 y los $21,40 hasta completar el 1er semestre.
Todos están en línea, y saben que es imposible de alcanzar la meta inflacionaria, por la inflación alcanzada durante el primer cuatrimestre del 2018, que supera holgadamente el 8,5% (más del 50% de lo pautado), pero se sabe interiormente que utilizará todas las herramientas monetarias para desacelerar todas las alzas de precios en alimentos, cuidado personal, higiene, entre otras, que muchos superan la inflación acumulada, alcanzando el 10% en el marcado de precios y posibles especulaciones futuras.
¿Cómo se sentirá en el bolsillo del consumidor?
Las consecuencias se sentirán en la sociedad por el freno a la economía, generando un mal estar generalizado en la gente. Los asalariados van a tener menos dinero en su presupuesto domestico para gastar en ocio, y tendrán que destinar más dinero en servicios públicos que antes prácticamente no se consideraban como gasto (alcanzaba en promedio el 3% del bolsillo), como lo son la luz, gas, agua en proporción a lo que estaban acostumbrados, además de tener que mantener el porcentaje en bienes primarios como lo es la comida y los elementos básicos de higiene. Los bienes y servicios que se verán amenazados, son aquellos que ocupaban lugar cómodo con grandes rentabilidades, como lo es el cable, internet, celulares, entre otros tantos relacionados con el ocio y la recreación, que consumían gran parte del presupuesto doméstico, pero por costumbre no generaban exigencia.