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Análisis

Volt, el partido juvenil progresista y transnacional que quiere frenar a la ultraderecha en Europa

10/11/2018 | Decididos a jugar su papel de vanguardia, miles de jóvenes europeos impulsan el partido progresista y "paneuropeo" Volt, una novedosa propuesta que se presentará a las elecciones europeas del próximo mayo con un mismo programa en diferentes Estados miembros de la Unión Europea (UE), entre ellos España.


por Télam


Creado como movimiento político en reacción al "ascenso de la extrema derecha" y la "apatía" e "inmovilismo" de los partidos tradicionales frente a la crisis política que atraviesa la UE, Volt (nombre que proviene del término voltaje) dio un salto cualitativo el 27 de octubre último con la presentación de su programa electoral en Ámsterdam, Holanda.
"Estamos ilusionados, creemos que tenemos una plataforma única, integrada por gente de todos los países, que han colaborado en la elaboración del programa progresista común para toda Europa, algo que no se hizo nunca", explicó a Télam el italiano Andrea Venzon, presidente de Volt Europa.
Sin grandes patrocinadores -se financian con donativos personales- ni experiencia política previa, los miembros de Volt se han marcado un objetivo muy ambicioso que es entrar en el Parlamento Europeo con 25 eurodiputados, para poder formar un grupo propio.
El partido transnacional, que ya cuenta con 15.000 inscriptos en 30 países europeos - más allá de los Estados miembros-, quiere revolucionar la forma de hacer política y democratizar la UE con propuestas como la de avanzar hacia una Europa Federal, con un primer ministro elegido por el Parlamento y un presidente votado por el pueblo.
Han puesto en el centro de sus valores la cohesión social -que quieren garantizar con una renta mínima-, la defensa de los derechos humanos -como principio para la gestión de la inmigración y los refugiados- y la lucha contra el cambio climático, proponiendo un impuesto al carbono en toda la UE.
El joven partido fue creado hace apenas un año y medio por tres amigos, Venzon, consultor del sector privado de 26 años, la activista por los derechos humanos francesa Colombe Cahen Salvador, de 24, y el alemán Damian Boeselager, de 30, quienes decidieron pasar a la acción tras el shock del Brexit.
Casi todo fue construido en base a una plataforma online, donde los militantes de Volt, que utilizan el inglés como lengua común, debatieron propuestas durante meses hasta llegar a la Declaración de Ámsterdam, el programa electoral aprobado por más del 87% de los miembros.
Más de 400 militantes, muchos de los cuales no se conocían personalmente, celebraron en las calles de Holanda el gran paso que supone contar con un programa, que más bien es una carta de presentación en la que defienden ideas como "facilitar la búsqueda de empleo en toda la UE", "hacer crecer la economía verde", o "gestionar las migraciones humana y responsablemente".
No se definen ni de derecha ni de izquierda, porque consideran que esa división representa un pasado que hay que superar, y supone "definir las políticas según marcos mentales previamente establecidos".
"No queremos reinventar el mundo, pero sí queremos implementar las mejores prácticas para tomar decisiones. Buscamos evidencia científica, pero tiene que respetar nuestros valores básicos", destacó Cahen Salvador.
Ante los que piensen que esos valores -como la solidaridad, la dignidad humana, la sustentabilidad- serán abandonados en pos del pragmatismo, Venzon responde, contundente, que para él "los principios vienen antes que los intereses económicos".
Una de las características distintivas del partido es que está integrado por militantes de distintos países, que se comunican entre sí principalmente a través de la redes sociales y de plataformas como Facebook, donde debaten temas y documentos y se reúnen de forma virtual. También mantienen encuentros cara a cara en distintas ciudades.
La mayoría de sus miembros encarnan la "generación Erasmus" (por el programa europeo de intercambio universitario), ya que son personas que se educaron en una Europa sin fronteras, que son multilingües y se sienten cómodos en la diversidad.
Por lo tanto, pertenecen a la élite europea urbana, igual que la cúpula de la mayoría de los partidos, por lo que su principal desafío es conectar con las capas de la sociedad que no gozaron de los mismos beneficios y sienten incertidumbre por las constante inestabilidad económica. Éste es el mayor grupo de votantes, y allí se encuentran también la mayoría de los que adhieren a la extrema derecha.
El partido ya está registrado en 10 países: Alemania, Holanda, Italia, España, Francia, Suecia, Dinamarca, Bélgica, Bulgaria y Austria; y pronto lo estará también en Portugal.