
por Redacción
Leandro Santoro era un antikirchnerista ofensivo, dijo barbaridades de la familia del ex presidente Néstor Kirchner y la actual vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner, pero sin embargo un día se convirtió y se hizo fundamentalista de una causa en la que jamás creyó. Con la misma coherencia con la que la diputada Elisa Carrió un día se convirtió al judaísmo, Santoro se alineo a los K: en un punto hay que hacer lo que la conveniencia ordena según sus razonamientos.
Con aires de porteño prepotente, Santoro busca dar cátedra de política en cuanto programa chimentero se le cruza, y no duda en señalar con el dedo a todo el mundo, como si fuese el único poseedor de la razón.
Pero fiel a su zigzagueante caminar, Santoro dejó de ser confiable para el camporismo hace unos meses, y por tal razón se colgó del desayunador del departamento que el presidente ocupó hasta que asumió en su cargo público. Leandro esperaba ser superministro de Medios, pero eso no pasó.
Ahora Alberto lo recibió en su despacho y lo nombró asesor ad honorem, sin embargo Leandro quiere ocupar un rol mucho mayor.
¿Lo conseguirá?