por Jorge Joury
Otro tema para ir teniendo en cuenta, es qué va a pasar cuando termine la cuarentena y la vida en sociedad exija mayores gastos y las familias se den cuenta que ya no les alcanza el dinero para llegar a fin de mes. Y encima, con un país cercano al 50% de pobreza, el dilema será dónde buscar el milagro de sobrevivir.
La letra fina de las advertencias de los intendentes, se puede encontrar en recientes declaraciones de veteranos como Mario Ishii (José C. Paz) y el ex jefe de San Miguel, Joaquín De La Torre. Están en espacios políticos antagónicos, pero ambos se reconocen a sí mismo “barones del conurbano” y sus conocimientos sobre los territorios donde acumulan historia son incuestionables y cargados de escenarios de crisis.
Con muy pocas hora de diferencia, coincidieron en un mismo diagnóstico: la situación en el Gran Buenos Aires está a punto de ser mucho peor que en 2001/2002.
Recuerdo que aquella vez, Mario Ishii llevaba poco más de dos años como intendente de José C. Paz, uno de los distritos más críticos en niveles de pobreza y falta de trabajo. En esa geografía, donde el hambre golpeaba en todas las puertas de los hogares, hubo saqueos y largas filas en la puerta de la comuna para buscar ayuda.
Con la llegada de Eduardo Duhalde a la Presidencia, y el impulso de su esposa Chiche fogoneando la labor de las Manzaneras, se nacionalizaron programas sociales que se habían iniciado en la Provincia.
Aquí hay que encontrar el origen del camino de mayor asistencialismo del Estado para evitar en aquellos días de zozobra, un incendio de consecuencias sociales impredecibles. Luego este esquema fue profundizado por Néstor Kirchner y nunca paró de crecer. En estos tiempos ya es récord, con cerca de 22 millones de personas que reciben alguna ayuda del Estado y solo 6 millones que pagan impuestos. Una verdadera bomba para la economía, que tarde o temprano terminará explotando. Esto tal vez explique porqué los intendentes no vean explosión social en los sectores más bajos por falta de comida, ya que de alguna manera este segmento está cubierto.
Pero el gran problema pasa por la clase media y quienes dan trabajo. Ellos son los olvidados de esta pandemia y que cada día más se ven obligados a concurrir a los comedores, porque sus presupuestos estallaron en mil pedazos. Son ciudadanos que apostaban al progreso y la pandemia los pulverizó.A ese universo es el que apunta la reflexión de Mario Ishii, un intendente de lenguaje rústico, pero gran conocedor del escenario social.
¿A quién le habla el jefe comunal?. Muchos dicen que es un tiro por elevación hacia el Presidente, para que reflexione y de manera rápida saque un plan económico de la galera.
Su foto con Juanchi Zabaleta, alcalde de Hurlingham, el miércoles pasado antes de la visita de éste a Alberto Fernández es una señal inequívoca de que se necesita saber de una posible salida, para que no terminemos estrellados, en medio de una grieta de odios que se va agrandando. Zabaleta es el intendente más cercano al Jefe de Estado. En otro mensaje, Ishii lo consideró a Fernández el responsable de que Axel Kicillof pueda tener el dinero para girar a los municipios. Hoy las mieles de la campaña parecen haber quedado atrás y el escenario plantea desafíos riesgosos a futuro para las administraciones comunales.
Hay que señalar que al comienzo de la pandemia, eran varios los municipios que conservaban depósitos bancarios a plazo fijo por sumas muy importantes, como La Matanza. Eran ahorros para utilizar en tiempos crisis. Pero esos días llegaron y hubo que romper la alcancía. El primer viernes del mes, La Matanza se quedó con $3.500 millones, cuando antes tenía $8.400.
En este contexto, hay comunas que tienen una recaudación propia baja desde siempre y ahora ha empeorado en el marco de la crisis. Hay municipios de las zonas más pobres, como Florencio Varela, que han perdido hasta un 50% de la recaudación. Por lo tanto, es diferente su impacto en la caída del presupuesto total. La gran puja con el gobierno provincial no es la falta de recursos sino en carácter de qué llegaron los dineros. Una parte del aporte deberá ser devuelta a tasa 0% al Banco Provincia, algo en lo que no están muy de acuerdo los intendentes, que al parecer preferían la no devolución.
Otro tema del que también hay que tomar nota, es que el delito en los barrios creció con fuerza y muchos de los crímenes están vinculados a delincuentes liberados durante la pandemia. El ministro de Seguridad bonaerense, Sergio Berni. fue el primero en alertar que muchas de las personas detenidas últimamente no tienen antecedentes. Quiere decir lisa y llanamente, que hay ciudadanos que salen a robar porque no les alcanza para comer.
Frente a este escenario, vuelvo a poner el acento en las palabras del dirigente social Juan Grabois. “Si no hay una intervención política, después de que se termine la pandemia, en la Argentina se va a producir un muy fuerte aumento de la criminalidad y un proceso de toma de tierras, porque a las mafias del narcotráfico se le sumará gente que está absolutamente desesperada y que puede ir a hacer cualquier cosa para llevar algo a la casa”, vaticinó.
El Gobierno aún está a tiempo de sacar la pava del fuego.