03/05/2025 - Edición Nº3327

Sociedad

Punto de vista

Pandemia y violencia de género

19/07/2020 | La realidad actual reafirma aquello que la historia nos ha demostrado hasta el hartazgo, la violencia de género se recrudece en contextos de crisis humanitarias y como era de esperar, la pandemia que hoy azota al mundo ha profundizado la desigualdad de género, condenando a las mujeres a soportar todo tipo de violencias, aumentando considerablemente el riesgo de femicidio


por Flavia Centurion


El ASPO (aislamiento social, preventivo y obligatorio) calificado por los medios de comunicación, funcionarios y expertos de la salud como la única vacuna existente para vencer al COVID-19, es para cientos de mujeres un pasaje hacia el infierno.

El encierro con el agresor profundiza la relación de poder que existe entre víctima y victimario, y cuanto más progresa esa letal relación de sometimiento, más difícil será para la mujer romper con esa situación. 

Este escenario fatal, está íntimamente ligado a la ausencia de trabajo, la escasez de recursos económicos, la asunción total de las responsabilidades domésticas y de crianza por parte de las mujeres y la notable disminución de las posibilidades de acceso a los organismos estatales de protección, tratamiento y contención de las mujeres en situación de violencia de género.

No podemos soslayar que las crisis económicas afectan, siempre en mayor medida a las mujeres, dado que son las que más se empobrecen, por ser las más precarizadas y las que menos acceso tienen al trabajo, siendo estos factores los que alimentan la posibilidad de sufrir violencias especificas  

Las estadísticas de nuestro país demuestran que durante el aislamiento han aumentado en un   50% las consultas por violencia de genero a las líneas existentes para tal fin. Estas consultas siempre son relatos de las violencias que las mujeres están padeciendo acompañado de un pedido de ayuda, pero no se traducen en un aumento en el inicio de causas judiciales, lo cual demuestra la imposibilidad de las víctimas de acceder a la justicia y/o a los organismos del poder ejecutivo destinados a la protección de la violencia de género.  A estos números deben sumarse los innumerables casos de mujeres que no pueden comunicarse telefónicamente o vía web por saturación de líneas y/o imposibilidad de llamar al estar vigiladas por el agresor.

Entonces podemos concluir sin lugar a dudas, que si una mujer tiene independencia económica o la posibilidad de acceso a ello, si cuenta con espacios de apoyo a la crianza, si tiene garantizado un fácil e inmediato acceso a medidas estatales de protección y contención, difícilmente tendrá que sufrir el infierno de la violencia y menos aún morir por ello.

Tanto la ONU, como funcionarios/as, referentes/as y especialistas en esta temática, coinciden en que la pandemia actual, las consecuentes medidas de prevención de contagio, y su impacto negativo a nivel económico y social ,tienen como correlato el aumento y recrudecimiento  de la violencia  de género.  Si bien es muy bueno que asuman dicho diagnóstico y lo visibilicen,  no se han tomado  las medidas necesarias y adecuadas para enfrentar esta situación, por lo cual la implantación de la emergencia por COVID-19 ha carecido de perspectiva de género.

Ante el aumento de la violencia necesitamos respuestas más efectivas, como habilitación de espacios de denuncias en todos los barrios con equipos especializados, ampliación del servicio de justicia,   ayuda económica suficiente, disposición de móviles para traslado urgente de las mujeres,  gratuidad del botón antipánico, acceso a pulseras electrónicas para impedir la violación de medidas de protección por parte del agresor, celeridad en la investigación de delitos de género, apoyo a las organizaciones sociales para que puedan continuar-en un marco de seguridad sanitaria- con sus tareas, teniendo en cuenta los lazos de referencia que las mujeres tienen con estos espacios, entre otras, de manera tal que los pedidos de ayuda que las mujeres realizan via web o telefónicamente sean gestionados con efectividad y que también aquellas que no puedan llamar puedan denunciar de manera segura. 

 La respuesta tardía, insuficiente e ineficaz perjudica enormemente a las mujeres y a sus hijos e hijas, quitándoles la posibilidad de una vida digna, y arrebatándoles la misma en muchos casos.
Debemos ser capaces de implementar de manera urgente las herramientas necesarias para que la emergencia sanitaria y sus medidas no condenen a las mujeres a vivir el terrible flagelo de la violencia de género.

* Abogada, Presidenta de Las Mirabal ONG para ImpulsoBaires.com.ar