
por Dr. Fernando Navarra
Son tiempos ciertamente difíciles. La necesidad de luchar contra una pandemia con capacidad de contagio inusitado generó la instrumentación de medidas de gobierno en sus distintos niveles tendientes a prevenir la proliferación del COVID-19, restringiendo la circulación de las personas y suspendiendo el desarrollo de distintas actividades productivas, salvos aquéllas que por su esencialidad merecían ser exceptuadas para garantizar a la sociedad el acceso a los servicios básicos y a la provisión de alimentos.
Las actividades vinculadas con la producción, distribución y comercialización agropecuaria y de pesca así como las referidas al transporte de mercaderías desde y hacia puertos fueron parte de esas excepciones previstas originariamente por los decretos del PEN (Poder Ejecutivo Nacional), a las que luego se fueron sumando otras en la búsqueda de conciliar la prevención en salud con la preservación de la economía tremendamente afectada a causa de la cuarentena.
En la ciudad de Mar del Plata, esa excepcionalidad alcanzó a su Puerto, que en el contexto de una localía deprimida económicamente lo mostró activo, pero desnudando una vez más sus asignaturas pendientes para contribuir a un desarrollo que podría ser muchísimo más exponencial, lo que es sumamente necesario para superar la crisis que nos acecha.
Ese Puerto que sobre fines de S XIX se emplazara en el frente costero céntrico de la ciudad, y que posteriormente fuera trasladado a su zona sur sobre principios del S XX fue formado por inmigrantes europeos que soñaron con una vida próspera en las Américas y que con su esfuerzo brindaron a la ciudad la posibilidad de contar con uno de sus principales sectores productivos, y motores de su crecimiento.
Tanto ayer como hoy, resulta indiscutible la importancia que el Puerto de Mar del Plata tiene para la economía no solo local, sino también provincial y nacional, que podría ser infinitamente mayor si se lo explotara en su máximo potencial.
Rodeado por dos escolleras, la Norte y la Sur, es en torno a ésta última donde se centra principalmente la actividad comercial portuaria que sustancialmente es pesquera o vinculada a la pesca, habiendo ocupado a lo largo de su historia un segundo plano otro tipo de actividades, entre las que se encuentra la del transporte de carga cuya imprescindibilidad no puede soslayarse de caras a la reactivación económico productiva que necesita el Partido de General Pueyrredón con miras a superar la crisis pos pandemia.
Más allá que como ya se indicara resulta ser la pesca lo que principalmente da vida al Puerto de Mar del Plata, ello representa solo el 15 % del movimiento comercial de la ciudad. Ese porcentaje podría ser superior si desde los distintos niveles de Gobierno fundamentalmente provincial y local, se instrumentaran políticas conjuntas tendientes a promover no solo el incremento de esa actividad, sino también la del transporte de cargas por medio de la vinculación directa de otras actividades productivas del Partido de General Pueyrredón y de la región con su puerto local.
Basta con pensar en la Industria, cuyo epicentro se encuentra en la localidad de Batán que alberga al Parque Industrial, conformado por más de 60 firmas pertenecientes a diversos sectores productivos, entre ellos de la alimentación, metalmecánica, química y farmacéutica, polímeros, construcción, maderero, textil, gráfico y de combustibles.
Existen 400 Parques industriales a lo largo y ancho del país, de los cuales 130 se encuentran en nuestra Provincia de Buenos Aires; y más allá de algunos beneficios puntuales a los que accedan las empresas que los conforman, contar con un Puerto a través del cual puedan transportas su mercadería al exterior, aportaría a ese Parque Industrial un valor agregado que aparejaría como inmediata consecuencia la atracción de nuevas inversiones con la consecuente generación de nuevos puestos de trabajo, y mayor crecimiento económico para el distrito y su zona de influencia.
En la misma línea, se incrementaría la economía local si se ligara la actividad portuaria con la derivada de la producción frutihortícola que se desarrolla con mayor intensidad en la zona del Boquerón, Batán y Sierra de los Padres; abasteciendo los frutos derivados de tal labor al mercado interno local, provincial y nacional pero también al mercado internacional, como ocurre con algunos frutos como el kiwi.
Ambas actividades cuentan con una con una profunda vocación tendiente a incrementar esa veta exportadora de contar con las condiciones conectividad e infraestructura portuarias adecuadas; y todo ello sin mengua de la posibilidad que se le daría das esas condiciones, a las localidades cercanas al Partido de General Pueyrredón de operar comercialmente en su Puerto, generándoles ventajas económicas comparativas tanto a éstas como a aquél.
Lamentablemente la realidad refleja que esa actividad de transporte de cargas con miras a la exportación lejos de aparecer como una actividad floreciente, se ha visto deprimida en los último tiempos, en los que conforme surge de datos publicados por TC2 (Terminal de portacontenedores) recientemente las exportaciones cayeron un 35 % durante el primer trimestre de 2020, lo que representa 7.000 toneladas menos respecto del año anterior.
No cabe duda alguna de que el impacto del COVID-19 a nivel mundial incidió de lleno en la actividad portuaria de carga, pero no es menos cierto que ese impacto se constituye en un golpe más que puede gravemente herir esa actividad que debería ser resplandeciente si se hubieren instrumentado políticas que alentaran su desarrollo; como tampoco existe duda alguna acerca de que solo un proyecto de desarrollo productivo integral centrado en la actividad portuaria puede garantizar el resurgimiento económico de Mar del Plata-Batan sobre bases sólidas y duraderas.
Cumplir ese objetivo conlleva la remoción de todo obstáculo y la realización de toda obra necesaria para su eficaz concreción, dando así respuestas a las demandas productivas que necesitan contar con la instrumentación de políticas que les garanticen su operaria lo que se puede logra si se cuenta con mayor conectividad, con una terminal porta contenedores, así como con servicios complementario como los de remolque, lanchas de transporte de los prácticos, y guías porta contenedores.
Aquí cobra vida nuevamente la necesidad de que el Puerto de Mar del Plata se transforme en un verdadero Puerto Multipropósito que sin resentir en modo alguna su histórica actividad pesquera pueda dar paso a un emprendimiento que lo transforme en unos de los principales vectores de la producción local, regional y nacional.
Sin perjuicio de alguna fallida licitación tendiente a cumplir ese objetivo, los anuncios que desde distintos sectores gubernamentales se hicieran a lo largo de los años en tal sentido, no fueron contestes con los hechos, que lejos de reflejar acciones orientadas a tal fin solo sostuvieron en el tiempo un status que no beneficia en absoluto al conjunto de la sociedad.
Esos anuncios nunca se materializaron porque nunca fueron con formulado con la vehemencia motora de las grandes transformaciones, y no fueron más allá de las manifestaciones públicas y de acciones inconclusas que truncaron toda posibilidad para su nacimiento.
Pensar en un Puerto Multipropósito, implica pensar en una política de Estado en el más amplio sentido de su expresión y desde todas las ópticas de que pudiere ser objeto de análisis esa noción. Política de Estado como política de consenso, pero también como política perdurable.
El consenso genera legitimidad, y su perdurabilidad contribuye a la seguridad jurídica, imprescindible en materia de confiabilidad para el desarrollo de los negocios, máxime cuando estos involucran relaciones comerciales internacionales.
Ese consenso debe ser el fruto de un acuerdo que refleje la firme convicción de los distintos organismos de Gobierno así como de los distintos sectores productivos involucrados que traduzcan en la práctica la firme voluntad de transitar un camino común que tendrá como corolario un mayor crecimiento económico que vendrá de la mano un mayor crecimiento de nuestra actividad portuaria que los integrará.
Es posible que nos preguntemos ¿Están dadas las condiciones para que esos actores se pongan de acuerdo?, ¿sino lo hicieron antes porqué habrían de hacerlo ahora?
Para desentrañar tales cuestionamientos debemos reparar en el contexto en cuyo marco se plantea este desafío, así como en los organismos de gobierno y de gestión involucrados, y los demás actores del sector productivo que no deben ser ajenos a ese gran acuerdo fundante que sostenga y consolide esa sólida política de Estado.
Hace ya más de 20 años el Gobierno Nacional cedió a la Provincia de Buenos Aires la administración y explotación del Puerto de Mar del Plata, siendo el órgano a cargo de tal tarea el Consorcio Regional Portuario que es un órgano mixto conformado por miembros del sector público provincial y municipal, así como del sector privado ligado directamente a la actividad portuaria.
Por su parte es la Nación la que fija las políticas económicas en materia de comercio exterior, siendo esencial que las mismas puedan comulgar con los intereses económicos productivos de la Provincia de Buenos Aires, y del Partido de Gral. Pueyrredón de caras a encarnar los procesos de transformación requeridos para el desarrollo del Puerto Multipropósito no queden en el plano de la mera expresión de deseo.
Podríamos pensar que las diferencias legislativas traducidas en los distintos bloques partidarios de la legislaturas o deliberativos de las órbitas nacional, provincial y municipal, o el hecho de que quienes conducen las áreas ejecutivas de la Nación o de la Provincia tengan distinto origen político respecto del de la conducción local, podrían constituirse en verdaderas barreras para que este sueño sea posible; pero lo cierto es que nada hace prever que esas diferencias puedan más que las coincidencias.
La misma pandemia contra la que hoy estamos luchando, y que tanto mal trajo y trae a nuestra sociedad sanitaria y productivamente, fue el disparador para que por primera vez luego de muchos años la dirigencia política aprendiera la lección sobre la importancia de privilegiar el bien común sobre los intereses sectoriales y mezquindades personales, y esa noción de política de Estado a la que me refiriera anteriormente cobrara vida y plena vigencia a partir del desarrollo de acciones conjunta sostenidas en el tiempo por los distintos niveles de gobierno de nuestro país para poder llevar a cabo esa lucha contra ese mal que nos aqueja.
Fue entonces esa misma pandemia que amenaza nuestra salud y destroza nuestra economía el vector central para que sin distinción alguna nuestra clase dirigente sin distinción alguna pensando en el interés superior encararan y sostuvieran la lucha contra el COVID-19 como una lucha común, como verdadera política de Estado.
Ese ejemplo sirve holgadamente para demostrar que cuando las mezquindades quedan de lado, el Pueblo sabe valorar y acompañar las decisiones de quienes los conducen, y que si aprendemos esa lección se habrán sentado las bases para que crezcamos como ciudad, como provincia, como región y como nación por sobre cualquier otra diferencia.
Por eso no es inviable ese acuerdo político, pero a su vez no es suficiente. La convocatoria debe ser más amplia y por ello no menos orgánica, ya que como se indicara, es el crecimiento productivo de General Pueyrredón el que está en juego, abarcando distintas actividades que se verían beneficiadas por el desarrollo del Puerto Multiprósito.
Para ello no basta solo con el accionar de los órganos ejecutivos como únicos, exclusivos y excluyentes impulsores de este desarrollo, sino que se torna necesario hacer parte de ese proceso al conjunto de la sociedad civil y productiva.
Es aquí donde cobra vigencia la necesidad de contar la aprobación de los proyectos de ley y ordenanza tendientes a la Conformación de los llamados Consejos Económicos Sociales, y se han presentado en las legislaturas tanto de las órbitas nacional, provincial como municipal, a instancia no se siempre de un mismo sector partidario, lo que una vez más nos brind aun ejemplo de la mirada común por sobre las diferencias.
A través de ellos se busca dar nacimiento a órganos mixtos conducidos por miembros del poder ejecutivo y/o legislativo, pero conformados mayoritariamente por representantes de los sectores productivos, y de la sociedad civil, y cuyas principales funciones no se reducirán a expedirse con carácter consultivo sobre los distintos proyectos de su incumbencia que vayan a tratarse a nivel gubernamental, sino también a contribuir a la generación de verdaderos planes y programas estratégicos para el desarrollo económico y social.
Ese Consejo Económico podrá cobijar en su seno para que hagan su aporte y contribuyan a la elaboración y ejecución del proyecto del Puerto Multipropósito a los representantes de aquéllas actividades productivas que no contando con participación directa en los organismos de gestión de la actividad portuaria, podrían incrementar su producción y movimiento comercial en los términos aquí analizados, y beneficiarían al resto de la comunidad con la concreción de dicho proyecto.
Las condiciones están dadas, ese es el desafío, y todos los sectores gubernamentales y productivos están invitados a ser protagonistas y hacer historia, convirtiendo definitivamente al Puerto de Mar del Plata en el corazón productivo de la ciudad y en el principal impulsor del crecimiento económico local y regional.
*/ Abogado. Docente. Vicepresidente OSSE MGP. Secretario Club Rotario MdP Oeste. Ex Referente Ministerio de Producción de la Provincia de Buenos Aires en la Región General Pueyrredón para ImpulsoBaires.com.ar