
por Agustín Porres
Este escenario de quiebre nos ofrece la posibilidad de pensar quénuevas estructuras queremos levantar. ¿Vamos a construir las mismas ciudades? ¿Vamos a trazar los mismos caminos? ¿Vamos a usar los mismos planos, los mismos materiales?
En casi todos los ámbitos parece estar naciendo la posibilidad de repensar las estructuras y discutir qué queremos que continúe, qué queremos que cambie y cómo queremos que sea nuestro futuro. Y con quiénes lo haremos.
La educación no es la excepción. Cómo queremos que sea laescuela que viene. Esta pregunta se transformó en el desvelo de millones de docentes y educadores.
Con esa inquietud a la vista, desde Fundación Varkey comenzamos a generar encuentros virtuales periódicos con maestros, donde resonaron las voces de todos los rincones de Latinoamérica.
Sin embargo, aquellos encuentros evidenciaron en la necesidad de ampliar la mirada e incluir en la reflexión a otros actores que muchas veces quedan afuera de la discusión como los padres y los estudiantes.
Si íbamos a pensar un nuevo escenario tenía que ser entre todos los actores. Fue así que generamos nuevos encuentros con padres y madres de Argentina, Brasil, Chile, Colombia, México, Paraguay, Perú y Uruguay, quienes compartieron su experiencia del aprendizaje en casa y ofrecieron su mirada sobre cómo es la escuela que desean para el regreso. Los padres reconocieron el trabajo de los maestros y expresaron que los valoraban más que nunca.
Conversamos sobre los aspectos que valoraban en estos últimos meses y las lecciones que habían aprendido como familia. También, qué cambiarían sobre las escuelas, qué aspectos mantendrían al regresar a la presencialidad y qué recomendaciones les gustaría hacer a los maestros, desde su rol de padres.
Como lecciones aprendidas, los padres mencionaron la gran oportunidad para conocer mejor a sus hijos, para promover su autonomía y, como familia, haber podido generar redes de colaboración.
Las preocupaciones que expresaron padres y madres tenían que ver con el riesgo de que sus hijos se hubieran vuelto apáticos debido a la exposición continua a dispositivos electrónicos.En esa línea, señalaron también la falta de conectividad en el hogar y el problema de la acreditación y aprobación de los estudios de este año escolar.
Como sugerencias los padres plantearon la necesidad de asistir a la diversidad y abordar las necesidades e intereses específicos de cada niño, la importancia de revisar el plan de estudios para seleccionar solo lo esencial y que la escuela adopte la tecnología como su aliada. Finalmente, todos acordaron que potenciar la relación entre la escuela y la familia es clave.
Maestros, padres y alumnos coincidieron en construir una escuela con vínculos más humanos, más cercanos, donde poder descubrir y desarrollar nuestras potencialidades, respetando las diferencias y valorando las capacidades.
Entre tanta incertidumbre la certeza es que habrá cambios y que hay que estar preparados. La escuela está cambiando. Peroseguirá siendo el lugar desde el cual se puede transformar la sociedad, formar personas para que aprendan a convivir, a resolver conflictos de manera pacífica, a adaptarse a las dificultades y a ser protagonistas.
Agustín Porres, Director Regional de Fundación Varkey para ImpulsoBaires.com.ar