
por Jorge Joury *
Sin embargo, su visión no coincide con la de un grupo de estudiantes de la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires, la casa de Altos Estudios en la cual el Presidente es profesor desde 1985. Los jóvenes viralizaron un duro cuestionamiento en una carta abierta bajo el título “¿Se anima a decir en un aula de la Facultad de Derecho lo que declaró en México? El vacunatorio vip es delito”.
De esta manera, a través de las redes sociales, universitarios agrupados en Franja Morada, solicitaron a Alberto Fernández debatir acerca de sus declaraciones y la vacunación vip en un aula de la UBA. (FOTO)
Mientras tanto, las voces de alerta mundial ante la llegada de una nueva ola de contagios de coronavirus antes de que la vacunación sea suficiente es una acechanza que no ha hecho más que cobrar vigor desde la semana pasada. Si ocurriera, el vacunagate podría adquirir dimensiones más devastadoras.
El tema no está solo en la grilla de desvelos del Gobierno.La escalada de precios es junto con la inseguridad creciente más que una amenaza al bolsillo de los argentinos. Para los especialistas, abundan antecedentes de los efectos político-electorales de esa combinación. El recrudecimiento de los robos y los delitos violentos, por ejemplo en La Plata. además de los cierres de comercios potenciados en los últimos tiempos, son la consecuencia del cierre del año pandémico.
En el horizonte oficial empiezan a asomar otra inquietud, que la autoestima gubernamental no llega a poner aún en el rango de amenaza. Hay elevada confianza en la capacidad de lobby y en la fortuna. Una demora del acuerdo con el FMI ya pasó de la categoría de posible a la de probable.
Todo se reduce a una carrera contra el tiempo. A ella está sujeto el calendario electoral y las fechas de los comicios oscilan entre las acechanzas que interrumpen el sueño del Gobierno.
Como por arte de magia ahora asoman la llegada de vacunas y su aplicación eficaz en el lapso más corto posible. No solo para dejar atrás el escándalo, sino para cambiar el humor social y abrir un nuevo ciclo de expectativas, que el primer año de gestión se encargó de aplazar.
Un rebote económico, impulsado por un nuevo viento de cola internacional favorecido por la estrella rutilante de la soja, y capaz de hacerse sentir en el bolsillo con el anabólico de la modificación en el impuesto a las ganancias, el aumento de salarios y una postergación en los ajustes de las tarifas de los servicios públicos, son otros factores que levantan la autoestima en la Casa Rosada.
Si esa recuperación ocurriera, crecerían las posibilidades de avanzar con el proyecto fundacional de una "gestión propia", que Fernández insinuó hace una semana con el lanzamiento del Consejo Económico Social. Por último, el Gobierno siempre tiene en el mazo de cartas el ancho de espadas para manipular el calendario electoral, acomodarlo a mejores tiempos e incomodar a la alianza opositora. La solidez de su unidad podría ser seriamente puesta a prueba en distritos decisivos si la pandemia diera la excusa para suspender las primarias obligatorias.
Ayer como hoy, en el país de los acomodos, habrá que ver si la tolerancia social sigue encubriendo al poder. Si un peso robado al Estado es un servicio menos o una obra que no se hace, una vacuna a un acomodado puede ser un muerto más por Covid. Ya se perdieron casi 52 mil vidas en la peor y la más larga de las guerras. A nadie parece importarle demasiado, hasta que la desgracia toque a la puerta de cada uno de nuestros hogares.
*Jorge Joury es licenciado en Ciencias de la Información, graduado en la UNLP.