
por Jorge Joury
Esta vez no habrá veredas rotas, baldosas arrancadas, bancos de plaza destruidos, al igual que fuentes y canteros. ni las 15 toneladas de piedras arrojadas contra el Congreso en medio de la protesta contra la reforma jubilatoria de Mauricio Macri. Será la expresión de un acto silencioso de un pueblo para honrar a los casi 110 mil muertos llevando una piedra por cada fallecido por covid-19 a Casa Rosada, la residencia de Olivos y a todas las plazas del país. El lema es dejarlas ahí, como el mudo testimonio y el resúmen de todo lo que ocurrió. Allí están las voces de la indignación popular por el al vacunatorio vip y los descalabros que se cometieron con las visitas a la residencia de Olivos violando las propias reglas que nos imponían, entre muchos otros desaciertos oficiales. "No tirarlas, dejarlas ahí", escribió una usuaria de Twitter. Así nació la idea, que rápidamente comenzó a emerger de manera arrolladora, como "La marcha de las piedras". Un ilustrador conocido en la red como Maldita Comadreja y recordado por muchos por el dibujo viral de la pequeña Abigail Jiménez en brazos de su papá, se sumó a la convocatoria compartiendo la imagen de una piedra e invitando a sus seguidores a colocar en ella el nombre de sus seres queridos fallecidos por Covid. Finalmente, se lanzó una convocatoria para el próximo lunes 16. La idea es que quienes quieran puedan llevar una piedra a la Quinta de Olivos a fin de recordar a sus seres queridos fallecidos por el virus. Si bien no hay una convocatoria oficial, muchos familiares de víctimas comenzaron a difundir un flyer a través de sus redes sociales, que rápidamente se encendieron y además brotaron las dolorosas anécdotas: "Por mi mamá, Adriana, que en febrero de 2021, con todo abierto y vacaciones, el PAMI no le autorizo tratamiento. No murió de covid, pero si por este gobierno como los 107 mil. La despedí en cajón cerrado por videollamada de washap". Fue una más de las múltiples referencias a cómo la pandemia dejó en segundo plano otras patologías".No faltaron tampoco los dardos hacia quienes juntaron el dolor con la hipocresía de los gobernantes de seguir reuniéndose mientras el decreto para la ciudadanía era cuidar el aislamiento. "Obvio que es simbólico dejar una por cada Fallecido. Es huella, mientras estaban de fiesta", expresa uno de esos mensajes escrito a días de que se conociera la lista de personas que visitaron la residencia de Olivos durante los meses de aislamiento.
Con el paso de los días el hilo se hizo extenso y estremecedor. Hay quienes recuerdan a personas públicas, pero también hay nombres de amigos, hermanos, padres e hijos. En cada nombre hay una historia. Y eso saca a los fallecidos por el devastador virus y por otras enfermedades o circunstancias de la tabla fría de números que muestra el monitor de casos. De ahí la fuerza de este homenaje, que es al mismo tiempo un clamor ciudadano.
Hay que señalar que la elección de las piedras como símbolo de este homenaje no es azarosa. Hay una tradición judía que contempla la práctica de colocar piedras sobre las sepulturas como tributo ya que estas son consideradas símbolo de respeto hacia el difunto. El gesto tiene como fin mantener presente el recuerdo de la persona. También entres quienes peregrinan las piedras tienen profundo sentido. Especialmente en largos recorridos, el gesto de dejar una piedra tiene que ver no sólo con el peso simbólico de dejar atrás lo que duele sino también de rendir tributo a algún ser querido que ha fallecido.
Varios usuarios también se identificaron a través de un hashtag como voluntarios y se ofrecieron a llevar piedras a aquellos que no puedan asistir. La idea de las piedras está relacionada a la tradición judía. A diferencia de las flores que se utilizan en general en las prácticas cristianas, las piedras sobre las lápidas de familiares buscan representar un homenaje duradero y son un símbolo de respeto.
Para dar una idea del fracaso sanitario de nuestro país, según el informe de resiliencia de Bloomberg, Argentina quedó último en la tabla de posiciones como el peor país para pasar la pandemia. Y esto no tiene que ver solamente con la cantidad horrorosa de muertos, que se acercan peligrosamente a los 110 mil.
Con la cantidad de dislates que cometió Alberto Fernández mientras con sus filminas entretenía al país, se podría escribir el libro negro del luto y el dolor. Pero lo que más irrita fue decir con el dedo levantado que nos iba a castigar si salíamos de nuestros hogares .Los ciudadanos comunes respetamos casi religiosamente y con una gran responsabilidad cívil esas indicaciones del capitán del barco. Pero después nos enteramos que en la quinta de Olivos, había permanentes naufragios con celebraciones de hasta 60 personas, levantando copas de champagne, visitantes de todos los colores y hasta la sospecha de negociados con un empresario chino. Todo esto pasó, sin que al Presidente se le caiga la cara de vergüenza.
*Jorge Joury es licenciado en Ciencias de la Información, graduado en la UNLP y fue declarado por el Honorable Concejo Deliberante de La Plata, como "personalidad destacada en el periodismo".