El tiro de gracia de la inseguridad y el desafío de resetear a Alberto

De eso no habla ni Alberto Fernández ni Cristina Kirchner ni Máximo Kirchner ni Axel Kicillof. El FdT una vez más prendió fuego otro cajón de Herminio y sumó una señal inequívoca de cómo se aleja de las prioridades de la gente. 

Si nos zambullimos en lo político, hoy interesa más lo que puede pasar el día después, que el resultado de la elección. Pase lo que pase, el Presidente se verá obligado a resetear la gestión. Se dice que hará cambios en el gabinete. Tratará de transmitir la idea de un relanzamiento, para llegar con nuevos bríos al 2023. Estas señales las transmitió Sergio Massa en el Congreso. A partir del lunes y con el resultado en mano, se saldrá a recuperar la iniciativa impulsando una suerte de pacto político con empresarios, sindicalistas y la oposición, para sostener la gobernabilidad.

El presidente busca de ese modo construir el refugio antibombas que se le puede presentar ante los posibles embates de Cristina Kirchner, como sucedió luego de las primarias, en las que la vicepresidenta hizo renunciar a todos sus ministros para imponer un recambio de gabinete.

Desde el nicho de los gobernadores y los intendentes quieren empoderar a Alberto Fernandez, para evitar la figura del "pato rengo". También la CGT  y los Movimientos Sociales manifestaron su deseo de llevar adelante una manifestación el próximo 17 para celebrar el Día de la Militancia y apoyar la segunda etapa del gobiernol”.

La cúpula de la CGT le transmitió a Alberto Fernández que tiene que romper con Cristina Kirchner luego de las elecciones donde se espera un seguro traspié.Idéntico criterio comparten la mayoría de los gobernadores.

Por el lado gremial, Héctor Daer y Los Gordos están hartos del kirchnerismo, que incluso amagó con disputar la conducción de la central obrera mediante el dirigente bancario Sergio Palazzo y Vanesa Siley".
Mientras tanto, el plan que se cocina en la Casa Rosada tiene que ver con sellar un acuerdo con gobernadores, intendentes, sindicalistas y dirigentes de movimientos sociales. “Son lo que tienen vida y responsabilidad de acá a 2023. No queremos un fin de año caliente con caos e intentos de saqueos, ni calles con piquetes permanentes que generen un clima de tensión social”, murmuran en el entorno albertista. 

También se tirarán lazos para acordar con la oposición un clima de convivencia democrática. La idea es dialogar con Horacio Rodríguez Larreta. Emilio Monzó y Gerardo Morales, aunque por el momento la desconfianza es el mayor activo que observan estos dirigentes en el oficialismo."No queremos ser socios del fracaso. Todo lo que se haga queremos que se firme y sea con absoluta transparencia", responden desde el entorno de Juntos.

El peronismo quiere reparar los daños y que en el 2023 uno de los gobernadores más exitosos sea el candidato del oficialismo al sillón de Rivadavia para revalidar títulos. Lo mismo harán los intendentes para que uno de los suyos llegue al sillón de Dardo Rocha, pudiendo  tabicar así el proyecto hegemónico de La Cámpora. En el  2023, 90 de los 135 intendentes de la Provincia no podrán reelegir y esos sillones los quiere el kirchnerismo.

Se esperan también cambios en el gabinete de Kicillof. El ministro de Seguridad, Sergio Berni sería el primero en hacer las valijas y para el cargo suena el massista Diego Gorgal, un hombre que comulga con el principio de "tolerancia cero". Otras de las carteras para cambiar de inquilinos son Trabajo y Educación.

 Por estas horas, el sentimiento dominante en el oficialismo es la desconfianza. Todos se miran de reojo y ninguno descuida sus sillones.

No se sabe a quienes tiene Fernández en el mazo para iniciar el nuevo y delicado derrotero. La pregunta del millón es si habrá cambio de vía, con rumbo y tripulación nuevos o solo de maquillaje. Esa es la cuestión. Los comicios mantienen la unidad en la superficie, cuya duración y características a partir del próximo lunes estarán en debate puertas adentro del oficialismo. 

Uno de los fantasmas que ronda en la economía es si el Gobierno está dispuesto a devaluar para ir licuando el gasto público. En particular ir licuando las jubilaciones que aumentaron el 37% en los primeros 9 meses del año versus igual período 2020, los salarios del sector público el 46% y el conjunto de las llamadas prestaciones sociales que crecieron el 22,6%.

 En otras palabras, se quiere achicar el gasto público con inflación como lo hizo Eduardo Duhalde con su ministro de Economía Jorge Remes Lenicov. Pero esta idea choca con Roberto Feletti que no quiere cobrar el impuesto inflacionario, al congelar los precios. Hay contradicciones internas en el gobierno en materia de política económica. También es un enigma el futuro del actual ministro de Economía, Martín Guzman y las decisiones que se tomen en la negociación con el FMI.

Tampoco Fernández tiene certeza alguna de que el cristinismo vaya a sumarse a su relanzamiento. Más bien todo lo contrario. Abundan señales para suponer que una opción altamente probable es que lo dejen hacer, sin obstaculizar, pero sin ponerle el cuerpo. Una manera de decir que lo que viene es un problema suyo. Un problema demasiado grande.

*Jorge Joury es licenciado en Ciencias de la Información, graduado en la Universidad Nacional de La Plata. El 22 de noviembre de 2017, el Concejo Deliberante de La Plata lo declaró "personalidad destacada en el periodismo".