
por Jorge Joury *
Las recomendaciones son terminantes: basta de emitir a lo loco, bajar el déficit pagando menos subsidios, subir las tasas de interés y al mismo tiempo desactivar la bomba de las leliqs, aumentar las tarifas y con una devaluación bajar la brecha. Y de paso, licuar salarios y jubilaciones y frenar el aumento de planes sociales, lo más doloroso para el oficialismo. Las tarifas de luz y gas, colectivos y combustibles son los rubros que muestran una mayor inflación reprimida. Después de la suba del 2,5% de noviembre, todo indica que 2021 cerrará en torno al 50%, con lo cual ya no parece tan lejano el peor año de Mauricio Macri, cuando en 2019 el costo de vida pegó un salto del 53,8%. Sin embargo, el agravante es que el índice actual incluye un componente de inflación reprimida como producto de la decisión oficial de mantener pisados las tarifas de luz y gas, el boleto del colectivo, el precio de la nafta y otros servicios regulados. En este marco, los asesores del Instituto Patria le murmuran al oído a Cristina que desde la Casa Rosada le mienten y que lo que se va a firmar con el FMI es un fuerte ajuste, por más que Guzmán quiera teñirlo de color rosa para que sea menos doloroso.
El presidente de la UCR, Alfredo Cornejo fue el primero en levantar la guardia: “Primero Cristina tiene que dar el acuerdo para el FMI, no vaya a ser cosa que ella se quede con el relato de estar en contra del Fondo y el fardo del acuerdo se lo deja a la lapicera de Alberto y a la oposición cómplice”.
El dilema de la oposición y de CFK es que, con el acuerdo que se está negociando, aparece en el horizonte una dolorosa tormenta que puede golpear a los argentinos. Y en el caso de que se declare el default la situación será de un verdadero Tsunami. Pero nadie quiere ser culpable de la tormenta y ni siquiera del peor escenario que nos sacaría del mundo con consecuencias imprevisibles.
Los gritos de guerra en la Plaza de Mayo agitaron el clima de tensión con el FMI. Dispararon las alertas a nivel internacional y alborotaron a los tenedores de bonos sobre la posibilidad de que Argentina declare su décimo default. Cuando la misión argentina parecía dar buenos pasos certeros y se acercaban las partes, A un paso de la navidad, Cristina hizo temblar la estantería. Cayó como un balde de agua fría que el relato pasó del “ah, pero Macri” a que“el FMI es el enemigo” que pone y saca gobiernos.
En el peronismo creen que los reparos públicos que pone la Vice, pertenecen a la épica de un discurso que apunta a contener al ala de centroizquierda del Frente de Todos. CFK es consciente del costo que un acuerdo con el Fondo supone en su electorado, pero en su fuero íntimo admite la necesidad de tenerlo para que se consolide el repunte económico que necesita el país. "Sería suicida que no acordemos con los acreedores. No solo quedaríamos fuera del mundo, sino que además significa colocarle electoralmente un crespón negro a la coalición gobernante en el 2023 y eso Cristina lo sabe", comentan los observadores económicos que miran con lupa el dearrollo de la pulseada.
El dato relevante es que el Fondo Monetario insiste con un ajuste ortodoxo y se alargan peligrosamente los tiempos de la negociación. Por el momento, quedó descartada la posibilidad de un arreglo antes de fin de año. Eso significa que la economía arrancará el 2022 con más riesgos que certezas.En diez días, además, se conocerá el resultado de la Evaluación ExPost del FMI en relación al desembolso récord que recibió la Argentina durante el gobierno de Mauricio Macri.
La mayoría de las cabezas responsables del organismo perdieron sus puestos a causa de aquella decisión. La pregunta del millón es: ¿Quién se va a querer jugar ahora en firmar un acuerdo a diez años sin las mínimas garantías de repago?
En Wall Street consideran muy difícil que se regenere la confianza sin cambios muy fuertes en el rumbo de la política económica y en la orientación general del gobierno del FdT. Un mes después de las elecciones legislativas, las señales siguen siendo preocupantes. El riesgo país deambula en la zona de los 1.700 puntos y algunas acciones están todavía 20% abajo en dólares en relación a los niveles previos a los comicios, como sucede en el caso de los bancos.
La noticia de un alargamiento en los plazos de las negociaciones con el FMI aumenta los riesgos de corto plazo para la economía. sobre todo en los meses de verano que se avecinan. El aumento de la demanda de pesos por el medio aguinaldo y las fiestas le dio una tregua al dólar, incluyendo una leve baja de la brecha cambiaria.
La vicepresidenta es consciente del costo político que impone la negociación dentro de su propia base electoral y no está dispuesta a que su proyecto fracase. Se encuentra frente a un dilema doctrinario. Pero, al mismo tiempo, admite la necesidad de contar con esa herramienta para que se consolide el repunte en la actividad económica. No debería sorprender entonces que haya decidido tomar distancia por carta hace una semana. Y es probable que sus seguidores necesiten más y nuevas explicaciones en el futuro, las que probablemente irá dando por capítulos.Hay tres puntos clave en la discusión con el FMI: el fuerte retraso que acumula el dólar oficial, la brecha cambiaria del 100% y una crítica pérdida de reservas. En el medio retumba la palabra devaluación.En menos de cien días, Argentina tiene que cancelar una cuota de capital de casi 3.000 millones de dólares. Si no hay refinanciación antes, se cae en default con el FMI.
Alberto Fernández sostiene que la negociación tendrá un cierre complejo, pero que al final habrá acuerdo sustentable y sin ajuste económico.
El foco del Gobierno para obtener dólares está puesto en la cosecha fina. La liquidación de esas divisas son determinantes para aguantar hasta mediados-fines de marzo, que es cuando empieza a ingresar la cosecha de la soja.
Fuentes del sector privado dan cuenta que la cosecha fina podría alcanzar un máximo de u$s4.000 millones. Pero se advierte que si el panorama cambiario no mejora, las cerealeras podrían demorar la liquidación de esos billetes verdes.
Un escenario que terminará presionando sobre el mercado cambiario. Todo indica que el país
va hacia un verano caliente que puede levantar grandes olas en la economía.
*Jorge Joury es licenciado en Ciencias de la Información, graduado en la Universidad Nacional de La Plata. El 22 de noviembre de 2017, el Concejo Deliberante de La Plata lo declaró "personalidad destacada en el periodismo".