23/04/2024 - Edición Nº2952

La Plata

Contrapoder

El plan que esconde Cristina en la Provincia

29/12/2021 | A buscar papel y lápiz, porque Cristina Kirchner tiene en mente una movida política táctica para la provincia de Buenos Aires. En los pasillos del Instituto Patria se murmura que la vice guarda un plan bajo siete llaves para armar su búnker bonaerense para el 2023 para el caso que el FdT sufra un revés electoral a nivel nacional. La estrategia de CFK consiste en que si se queda sin reino, no entregará su fortaleza bonaerense y desde allí dará batalla contra los nuevos inquilinos de la Casa Rosada.


por Jorge Joury *


Cristina es un animal polìtico y sabe intuir cuando los vientos no le son favorables. Una de sus armas son los intendentes. Ella dio luz verde a que la Legislatura trate el permiso para que puedan aspirar a una reelección más, pese a que la ley se los impide. Quiere a todos adentro, principalmente a los alcaldes de la Tercera sección electoral que son los recolectores eternos de los votos. Cristina cree que sí potencia su músculo político en el territorio que define una elección, podrá eternizarse, independientemente de la suerte que corra Alberto Fernández. 

Tras el resultado de las últimas elecciones queda claro que la vicepresidenta dejó de ser un fenómeno nacional. Se refugia en el AMBA, donde mantiene gran parte de su caudal electoral. Alberto en cambio está “intentando” jugar fuerte con los gobernadores peronistas, los movimientos sociales y los popes sindicales. En este contexto debemos analizar los “anuncios” del Presidente para mantenerse vivo y los silencios de la Vice. 

El 26 o 28% de los votos que CFK tiene a nivel bonaerense,  sobre todo en los distritos más pobres, le dan  categoría de líder absoluta. En la coalición gobernante no hay nadie que empareje esos números.
Los intendentes la respetan y no hay día que "La Jefa", como la llaman, no hable con ellos.Además, ya tiene raíces profundas en la gestión de Axel Kicillof, al que tuvo que aplicar con dolor un correctivo en septiembre. También tiene sus ojos puestos en el plan de su hijo Máximo para dominar el PJ provincial y expandir sus tentáculos.

Ella cree que la provincia de Buenos Aires, donde el oficialismo perdió finalmente por cien mil votos, es un objetivo recuperable en estos dos años que quedan para el 2023, apostando al trabajo de campo de los intendentes y al plan de obras públicas .

Ya no está en agenda el proyecto de elevar a Kicillof hacia la Casa Rosada. El gobernador quedó debilitado tras los comicios y debió lotear su gabinete, en busca de fortaleza política. En esa dirección, anunció una batería de medidas para “transformar la provincia en seis años”. Su objetivo es la reelección en un territorio donde se gana por un voto, sin el calvario de un ballottage. Pero ya  tiene muchos competidores. Los alcaldes quieren que uno de ellos sea el próximo mandatario. Y La Cámpora no oculta sus aspiraciones de poner a uno de sus generales.

Máximo ya avisó por intermedio de Wado de Pedro, que no tiene en mente ser candidato a un cargo ejecutivo en 2023. La Cámpora va a tener un aspirante, aclaró el ministro del Interior, sin especificar si apoyará a quien es su jefe formal, Alberto Fernández, en caso de que concrete la idea reeleccionista que empieza a verbalizar en los medios.

La asunción de Kirchner hijo en el PJ bonaerense responde a la lógica de evolución de La Cámpora hacia un continente más grande. Trabajan para construir poder permanente. Hasta el momento han conquistado las principales cajas del gobierno nacional y provincial. Ultimamente lograron el dominio del Instituto de Previsión Social bonaerense. Allí asumió la dirigente de La Cámpora y concejala de San Andrés de Giles por el Frente de Todos, Marina Moretti, quien se venía desempeñando como subdirectora Ejecutiva de Prestaciones de ANSES. Ella reemplaza al radical Eduardo Santín, ligado a Leopoldo Moreau.

Moretti es oriunda de San Andrés de Giles, fue la primera legisladora de ese distrito al asumir como senadora bonaerense en 2011 en la lista de candidatos del Frente para la Victoria y pertenece al riñón del intendente, Carlos Puglelli.
El desafío que tiene es grande, ya que el IPS atraviesa una situación de déficit hace muchos años, por lo que las distintas gestiones de Gobierno buscan distintas alternativas para poder equilibrar la relación entre trabajadores activos y pasivos. 

Kicillof quiere crear 25.450 nuevos cargos estatales. Muchos son en planta temporaria porque uno de los objetivos es fortalecer el Instituto de Previsión Social (IPS) -en déficit- ya que hasta este año las contrataciones se realizaban a través del monotributo y los aportes se iban a la ANSeS.

Los trabajos en planta temporaria duran un año y tienen los mismos beneficios que los de planta permanente: acceso al IOMA, pago de las cargas patronales, aguinaldo, vacaciones, horas extras y bonos, entre otras cosas.

De acuerdo a fuentes confiables, el déficit del IPS en 2019 era de $20 mil millones mientras que en la actualidad pasó a ser de $50 mil millones, lo que profundiza aún más la crisis de la caja jubilatoria.

Desde enero pasado, el IPS incorporó 4.693 jubilados y 1.521 pensionados, a la vez que la relación entre activos y pasivos es de 2,9, número que tampoco llega a cubrir la necesidad de la caja para poder pasar a una situación de superávit.

El proyecto camporista es avanzar sobre los municipios de manera más decidida. También presionarán sobre la Casa Rosada para que siempre haya fondos frescos para Buenos Aires. Mientras tanto, la amenaza de divorcio con Alberto Fernández es la negociación con el FMI. A Cristina y Máximo  les inquieta la firma de un acuerdo que, por mucho que se disimule, terminará en un ajuste sobre una economía agotada. Los tres saben que un default los acerca más al peligro de un estallido económico que arrase con todo.

Los Kirchner mandan cada tanto sus bengalas al cielo impulsando un acuerdo light que les permita esquivar el desastre, culpar al gobierno de Macri por los males que perduren y despegarse de los daños colaterales, con la autoridad simbólica del “yo te avisé”.

A eso se refería ella cuando dijo que “la lapicera la tiene el Presidente”. Lo dejan a él moverse en un delgado andarivel, en busca de que el pacto tenga la menor cantidad de concesiones visibles. En parte por esa ambigüedad todo se demora y el Gobierno ya se resigna a un desenlace sobre el filo del vencimiento de deuda impagable de marzo.  La vice, monitorea punto por punto el borrador del acuerdo porque está convencida de que de esa negociación dependerá buena parte de su suerte en 2023. Se pregunta a menudo si la maniobra, por acción u omisión, no terminará favoreciendo a Horacio Rodríguez Larreta, por ejemplo, lo cuál sería trágico para sus pretensiones hegemónicas.

Cristina comenzó a retomar sus apariciones públicas cada vez con más ímpetu. Cartas, tuits, fiestas, discurso en la Plaza de Mayo con cumbia y baile arriba del escenario. Una mezcla de mensajes de optimismo y celebración con señalamientos políticos claros contra los adversarios de su tablero: el poder judicial y el FMI.

Después de dos años de gestión de gobierno de la coalición que ella misma fundó, pandemia de por medio, la vicepresidenta recupera una centralidad política a la que le sube y baja la intensidad a discreción, según el momento político.

*Jorge Joury es licenciado en Ciencias de la Información, graduado en la Universidad Nacional de La Plata. El 22 de noviembre de 2017, el Concejo Deliberante de La Plata lo declaró "personalidad destacada en el periodismo".