24/04/2024 - Edición Nº2953

Politica

Contrapoder

El bombero Scioli para contener el fuego amigo y a un Presidente "con la lealtad de un mosquito"

11/06/2022 | Daniel Scioli llega al gobierno después de la expulsión de Matías Kulfas, con la difícil misión de oficiar de paragolpes de Alberto Fernández y construir puentes de convivencia con Cristina. Está curtido en estas lides. Durante su gestión anterior, hizo un master en recibir cachetazos de parte del kirchnerismo y nunca se quejó. La vuelta del ex gobernador, quien hace rato que busca un lugar en el gabinete y que últimamente estaba más en el país que en Brasil, representa la llegada de un jugador hábil políticamente para el Presidente.


por Jorge Joury *


Sus conexiones en el PJ, además  del perfil conciliador antigrieta, le abren una posibilidad de figurar en un lugar preponderante en la boleta peronista del año próximo. Por eso su entrada al gabinete resultó una pésima noticia para Sergio Massa, que ahora tendrá competidor electoral. Además, Massa pretendía instalar en el Ministerio de la Producción a su "pollo", el empresario Ignacio de Mendiguren.

Alberto entiende que Scioli, le acerca un escudo protector. No se pelea con la prensa. Y nadie le sacará otra frase que no sea su caballito de batalla: "actuar con fe, con esperanza".

Ya se sabe, que el contacto con la prensa será prioritario y estratégico.Hará conferencias de prensa y regará, “como hizo siempre”, su relación con periodistas y empresarios de medios. Scioli desembarcará el lunes en la cartera productiva con un objetivo claro: reforzar las políticas industriales vigentes, el financiamiento pyme e intentar resolver los problemas de falta de divisas que le ponen un techo al crecimiento. Su principal objetivo será robustecer el perfil político y de gestión de Alberto. Pero también, lo hará para guiar su carrera personal hacia la revancha electoral el año próximo.

Con la suma de apoyos del albertismo, el ex gobernador prepara una presentación de alto perfil. Apunta a darle “mucho volumen” a la gestión como lo hizo en Brasil, donde logró descongelar la relación diplomática entre los presidentes Alberto Fernández y Jair Bolsonaro. Eso permitió superar las tensiones económicas y fortalecer el vínculo entre los representantes del sector privado de ambos países. Por estas horas, el cónsul general y director del Centro de Promoción Argentina en San Pablo, Luis María Kreckler, aparece como una figura que garantiza la continuidad.

Otro de sus desafíos del ex motonauta será restablecer la confianza de los funcionarios en el Presidente. Esto tiene que ver, con que Alberto Fernández ya entregó las cabezas de 12 de sus principales espadas. Hizo pedazos los últimos retazos del denominado Grupo Callao,los amigos del ayer que hoy eran su sostén político. Se ha quedado virtualmente en soledad y sin lapicera. Kulfas era uno de los hombres más cercanos. Junto con el ministro de Economía, Martín Guzmán; el de Trabajo, Claudio Moroni; y el canciller Santiago Cafiero, componían el núcleo duro del cada vez más famélico albertismo. Al mandatario  no le tiembla el pulso cuando se trata de eludir responsabilidades.

En su entorno están convencidos que ser leal a Alberto es un estigma que se paga caro. Defender al Presidente, ponerse de su lado en la interna, o cobijarse bajo su ala, demostró ser una mala apuesta para todos los que lo intentaron. A raíz de ello, en este contexto hoy hay 21 ministerios donde nadie se anima a firmar nada.

En cuanto a Kulfas, se sumó a una larga lista de los que creyeron en el mandatario y ahora se arrepienten. Todos creen que AF le tiene tanto temor a Cristina, termina aceptando sus mandatos y termina mandando a sus más fieles escuderos a la "picadora de carne".

A esta realidad se suscriben todos los que corrieron la misma suerte.

 Daniel Scioli, a quien Alberto llamó en su momento "mi hermano de la vida", sabe que en su rol de reemplazante de Kulfas deberá mantenerse con la guardia bien alta. En la medida que construya puentes de diálogo con el cristinismo, se le garantizará larga vida.

En cuanto a Agustín Rossi, otra de las incorporaciones, también le suma anticuerpos al Presidente. El nuevo jefe de los espías a cargo de la AFI, representa la figura de un animal político, también de buena cintura con el periodismo, conoce el ADN de CFK y difícilmente ponga el dedo en el enchufe . Rossi cree que "la potencialidad electoral de 2023 depende directamente del fortalecimiento de la gestión y eso conlleva al fortalecimiento del liderazgo del presidente y eso es lo que hago”, afirmó ante la prensa.

Rossi, también en su momento fue víctima del destrato. Fue cuando Cafiero y Alberto lo convencieron de dejar su cargo como ministro de Defensa para ir a competir a las primarias en Santa Fe. Cuando Cristina decidió apoyar al candidato rival, el Presidente evitó meterse en la pelea y le soltó la mano. Rossi perdió por varias cabezas en esa interna, y encima se enteró durante una entrevista en vivo que el mandatario le había pedido la renuncia.

En cuanto a otras historias de leales sacrificados, un veterano ex intendente bonaerense reveló en off que "Alberto no tiene códigos.A la hora de defenderse, se pone siempre primero". Y puso como ejemplo cuando "mandó a la silla eléctrica a Marcela Losardo, ex ministra de Justicia, que llegó como su histórica socia en el estudio jurídico que compartían y se la entregó en bandeja a CFK, porque se negaba a meter presión sobre los jueces para liberarla de las causas que aún la comprometen".

Nicolás Trotta, el ex ministro de Educación, es otro de los ejecutados en la gestión. Padeció de las permanentes desautorizaciones públicas que le hacía el mandatario, como cuando este salió a desaconsejar el cierre de aulas por la segunda ola y al día siguiente Fernández anunció lo contrario. Otro de los disparates de esta historia, fue cuando el mandatario salió a defender a una docente que, absolutamente desquiciada, le gritaba a un alumno durante un debate político. Trotta había salido a condenar ese accionar y la defensa de Alberto a la mujer fue la gota que rebalsó el vaso. Este funcionario, como Kulfas, también se sorprendió cuando el Presidente lo obligó a hacer las valijas y dejar el gobierno.

Ginés González García, ex ministro de Salud al que Alberto hace unas semanas calificó de "su amigo", fue expulsado en su momento por el escándalo del Vacunatorio VIP. Cuando se desató el escándalo, le pidió al Presidente que lo dejara llamar a una conferencia de prensa para dar su versión de los hechos. Pero en un escueto mensaje de Whatsapp que le envió el entonces jefe de Gabinete, Santiago Cafiero, Fernández abortó su pedido.

Felipe Solá, que bancó fuertemente a AF en la campaña, también fue víctima del rayo destructor. Fue un verdadero papelón internacional, cuando  Cafiero lo echó por teléfono. Fue cuando estaba en México, pronto a presidir una cumbre de la CELAC. Encima, quien le notificó la decisión fue él mismo funcionario que lo iba a reemplazar. “No tuvo las agallas ni de decirmelo él”, es una frase que suele repetir el ex gobernador bonaerense.

Luis Basterra, quien fuera ministro de Agricultura, se enteró por la televisión de la fallida expropiación a Vicentin. En aquel momento pensó que era un error debido al vértigo que producía la llegada de la pandemia, pero más de un año después se dio cuenta de lo contrario: ahí también se volvió a notificar por la televisión del cierre de las exportaciones de la carne.

Los mencionados personajes, forman parte de algunos capítulos que ponen en evidencia la  doble vara de Alberto. En este contexto, a los funcionarios cristinistas que renunciaron luego de las PASO no los echó. Todo lo contrario, los bancó. Por ejemplo,  a Luana Volnovich, titular del PAMI que se fue de vacaciones a un lugar exclusivo del Caribe con su novio, que la precede en el cargo, tampoco los despidió a pesar de que fue un escándalo público. A Fernanda Vallejos, la diputada ultra K que pisoteó la investidura presidencial al tratarlo de "ocupa, payaso y mequetrefe", no se animó a responderle. Pero a Kulfas se lo sacó de encima con un hiriente tuit en el que se queja de “hablar en off en desmedro del otro”, una práctica que el Presidente jamás dejó de hacer. "Alberto Fernández, que tanto se horroriza ahora con la cuestión de las operaciones en off, hacía una todos los domingos contra mi”, dijo el ex ministro Julio de Vido, condenado por diversas causas de corrupción.

Frente a este escenario, la autoridad presidencial está devaluada. Eso hace que de aquí en más, ningún miembro del Gabinete se anime a poner las manos en el fuego por Alberto. Dos de sus ministros, que llegaron después de pedir licencia en sus intendentes, como Juan Zavaleta y Gabriel Katopodis, están buscando la manera de volver a sus distritos de Hurlingham y San Martín, antes de que la interna y la ausencia de apoyo presidencial, se los fagocite.

Mientras tanto, todos miran con preocupación a Martín Guzmán, a quien el Presidente le dio tres meses para bajar la inflación. Si la historia se repite, pasará a engrosar la lista de ejecutados. Guillermo Moreno, ex secretario de Comercio, fue contundente, al pintar de cuerpo entero al Presidente: "Alberto tiene la lealtad de un mosquito".

*Jorge Joury es licenciado en Ciencias de la Información, graduado en la Universidad Nacional de La Plata. El 22 de noviembre de 2017, el Concejo Deliberante de La Plata lo declaró "personalidad destacada en el periodismo".