19/04/2024 - Edición Nº2948

Politica

Contrapoder

Los trapos sucios no se lavan un 17 de octubre

27/08/2022 | El operativo "armar quilombo si la tocan a Cristina", puede llegar a convertirse en una amenaza para la paz social y derivar en graves enfrentamientos en razón del clima imperante. Simultáneamente, programar un 17 de octubre disfrazado de presunta proscripción para tener al peronismo en un puño, resulta casi obsceno, para la gesta histórica de 1945, cuando los militares metieron preso al líder emblemático del justicialismo. Todo forma parte de una estrategia de apriete para los jueces que tienen que dictar sentencia en la causa Vialidad, presumiblemente antes de fin de año.


por Jorge Joury *


También se suman a la estrategia cristinista, carpetazos para disciplinar a su tropa, una suerte de advertencia para llevarse puestos a quienes no la acompañen en su última batalla.

Dentro de este escenario preocupante de histeria colectiva, el Presidente sumó más incertidumbre, cruzando todos los límites. Fue al comparar al fallecido fiscal Alberto Nisman con la figura de Diego Luciani. "Espero que no se suicide", dijo en temeraria reflexión, lo que hizo florecer los temores por la vida del hombre que puso contra las cuerdas a CFK. Estas señales, son de una irresponsabilidad nunca vista en un mandatario, hecho que llevó a la oposición a impulsar el juicio político.

Un veterano dirigente de la oposición que reconoce que la embestida de CFK fue decisiva para recuperar hacia adentro el clima de unidad, reflexiona : "El peronismo va a acompañar a Cristina Kirchner, pero los gobernadores tienen sus reparos. Saben que los puede perjudicar en el voto blando, que es sensible -y más en este contexto de crisis- a las cuestiones de corrupción”.

Para entender la geografía intrincada del actual momento, podríamos comenzar preguntándonos: ¿Qué significa la palabra quilombo? La Real Academia Española la define como: “Lio, barullo, gresca, desorden”. El argentino "arma quilombo" cuando se siente agraviado, desatendido, humillado o cuando siente ser víctima de una injusticia. La Cámpora se toma de la palabra "injusticia y persecución ideológica", para empezar a cultivar ese menú. Lo hacen desde la vereda del fanatismo, un mecanismo antidemocrático para meterle miedo a los jueces antes de que dicten sentencia. 

Todo es muy loco, en un país donde el universo kirchnerista se adueñó de la gestión de una manera omnipotente, sin  respetar la independencia de poderes. Después de casi 20 años de gobierno, han demolido todo lo que encontraron a su paso y se llenaron los bolsillos con recursos del Estado. 

En su cadena nacional de una hora y media de duración, Cristina logró el objetivo de involucrar a todo el peronismo en su discurso de victimización. Instaló el relato descolorido de una "persecución política" que no existe. Cristina tuvo la oportunidad de desincriminarse. Pudo haber aportado pruebas, pero no lo hizo porque no las tenía. En su arenga, solo apuntó a despersonalizar la catarata de cargos que le formuló el fiscal Luciani, dándole el tinte político de: “Un juicio al peronismo”. 

Además, prometió carpetazos para los hombres más pesados del FdT que no la acompañen. Dio a entender que todo su espectro partidario también tiene sus Lázaros Báez debajo de las alfombras. No respetó siquiera la memoria de su marido,  cuando dejó picando la duda de que hizo un pacto oscuro con el ceo de Clarín, Héctor Magnetto, al otorgarle al final de su mandato la fusión de Multicanal y Cablevisión. Y coronó, señalando que aquella vez no hubo fiscales que investigaran esa operación. 

Desde el balcón del histórico edificio del Congreso, en un hecho inédito, llamó a la concurrencia partidaria a cantar la marcha peronista. Tarde se acordó "la jefa" de enarbolar las banderas del justicialismo. El fallecido Manuel Quindimil, cacique de Lanús y decano de los intendentes, cuando los K llegaron a la Casa Rosada me dijo con un dejo de nostalgia y evidente indignación: "estos no son peronistas.Nos prohibieron cantar la marchita en los actos". 

Por aquellos días, todos los barones del conurbano coincidían en que "Cristina le daba la espalda al PJ. De hablar con ellos se encarga Néstor", solía decir. 

Otro dato contado por la periodista Laura Di Marco y que tuvo como protagonista al legendario dirigente Antonio Cafiero, le agrega mayor condimento a la historia."No cuentes conmigo; yo para ese viejo de mierda no pongo mi firma", le respondió enojada Cristina al veterano dirigente, quien a fines de los noventa cuando era su colega en el Senado, la fue a ver para pedir su apoyo para construir una estatua de Perón. La díscola legisladora por Santa Cruz saldó la discusión cerrándole la puerta en las narices, cuenta Di Marco. 

Quindimil y Cafiero fueron dos adelantados. Vieron que detrás de los Kirchner, se escondían otros objetivos que nada tenían que ver con el peronismo. Con el paso del tiempo, entendieron que los K  aproximaban sus gustos más hacia el chavismo y a todo lo que tenía tufillo a populismo. Me pregunto: ¿Qué dirían hoy esos hombres nacidos de la matriz justicialista, ante el llamado de Cristina de armar un 17 de octubre en su defensa?.

Ni qué pensar si Perón se levantara de la tumba, viendo que se apropian con otros fines de su fecha emblemática Cristina está sin luz propia. Tiene delante un sol negro. Aquella gesta de 1945, no fue para tapar la corrupción del Estado. Fue el día en que la historia argentina cambió definitivamente y los descamisados salieron a las calles a pedir la libertad de su líder. 

Raúl Scalabrini Ortiz, contemporáneo de los hechos, describió aquel fenómeno de masas como "el subsuelo de la Patria sublevado". Era la "reivindicación de los hombres que estaban solos", que veían en Perón el hombre que venía a reconocerles sus derechos. No tiene nada que ver con lo que busca Cristina, para lograr impunidad.

Los Kirchner nunca se miraron en el espejo de Perón. Usaron el sello del partido para ganar elecciones, hacer demagogia y construir su propio relato.

Néstor Kirchner fue siempre de la idea de que para llegar al sillón de Rivadavia, había que "hacer caja", pero también lo hizo en beneficio propio por su incontenible debilidad por el dinero. Recuerden el "extasis" que pronunció abrazado a una caja fuerte.

Cuentan que un día el ex presidente preguntó a una de sus espadas qué había que hacer para sentarse en la misma mesa con los empresarios más poderosos del país. Le recomendaron : "si tenés 5 mil millones de dólares en negro, sos Pablo Escobar Gaviria. En cambio, si blanqueas 1.200, ya estás en condiciones de sentarte a discutir con ellos", le respondieron.

La fortuna de los Kirchner siempre le hizo ruido a la justicia y a gran parte de los argentinos. Pero siempre primó, el "roban pero hacen". Esta vez ya no queda más por repartir, que no sea pobreza e inflación. Solo los fanáticos, los ñoquis parados en la vereda K y los obligados rehenes de los planes sociales, se niegan a admitir la mayor maniobra de corrupción de la historia, con recursos que hoy podrían estar materializados en viviendas, cloacas, agua potable, pavimento, escuelas y hospitales.

En síntesis, el relato que esgrimió la familia presidencial para mostrar un país que solo existía en su imaginario, fue mentiroso. La verdadera historia tuvo su correlato en las paredes de cientos o miles de viviendas a lo largo y a lo ancho del país con graffitis que señalaban: "no fue magia, fue choreo" .

Una encuesta muy fresca de la Universidad de Buenos Aires, representa por estas horas una pésadilla para Cristina. Señala que el 80% de la población cree que es culpable. Ella lo sabe y hoy  le está hablando al 20% de fanáticos que suscriben su fantasioso relato.

Hay una pregunta letal, que disparó el periodista Luis Novaresio ante el arrepentido Leo Fariña que sirve como mascarón de proa hacia la verdad: “¿Cristina afanó?” Sin dudar, este respondió: “Claramente, sin dudas''. El arrepentido de los negocios de Lázaro Báez, que estuvo en la cocina de la corrupción durante mucho tiempo, remató: “El kirchnerismo tiene la familiaridad de encontrar su inocencia en el delito ajeno”. Tal vez aquí esté la explicación del mensaje subliminal que manda Cristina a sus seguidores. 

¿Por qué entonces no ir planificando la marcha de la decencia? Podría convertirse en día emblemático, para que vuelva a cambiar la historia y  a partir de aquí, ningún político, sea del color que fuere, no se atreva nunca más a robar descaradamente la plata de todos los argentinos.

*Jorge Joury es licenciado en Ciencias de la Información, graduado en la Universidad Nacional de La Plata. El 22 de noviembre de 2017, el Concejo Deliberante de La Plata lo declaró "personalidad destacada en el periodismo".