23/04/2024 - Edición Nº2952

Politica

Contrapoder

Los mil días con la letra fina de un fracaso

17/09/2022 | Aunque Cristina Kirchner le pidió que usara la lapicera, Alberto Fernández nunca se abrazó al poder de la tinta para imponer una ruta propia. Los mil días de su gestión, serán recordados como una de las páginas más negras de la historia. Hasta aquí ha sido solo la representación de una cadena de dislates y escándalos propios de un novato en la ruleta del poder. Un mandatario que ni siquiera hizo honor a su condición de profesor de la UBA y hombre del derecho. Entre sus desaciertos, lo que más le duele a la ciudadanía que lo votó, es haber creído que con él, el kirchnerismo iba a volver mejor, para mostrar la cara de la moderación y la recuperación del país. Sin embargo, su fracaso en el plano económico, al duplicarse la inflación que dejó el gobierno de Mauricio Macri, hoy deja a la coalición gobernante con muy pocas perspectivas electorales para el 2023.


por Jorge Joury *


Hasta ahora, nunca se ha dado en la historia argentina que un gobierno con más del 50% de inflación anual, haya ganado una elección.En campaña, Alberto había prometido mejorar desde el vamos un 20% las jubilaciones y no solo tampoco cumplió, sino que junto a los salarios, hoy representan los guarismos más bajos del continente. Esto ocurre, mientras la vicepresidenta gana la obscena suma de casi 6 millones de pesos por mes. 

La primera traición presidencial fue suspender la ley de movilidad jubilatoria sancionada bajo una lluvia de 14 toneladas de piedras en el Congreso dos años antes, argumentando que la misma era “impagable”. No se dijo que el monto resultante era bajo, sino que más bien se reconoció lo contrario: la fórmula otorgaba aumentos tan altos, que el nuevo Presidente juzgó que los mismos eran impagables. 

Entre otras páginas oscuras de gestión, la nación ostenta el triste récord de casi 20 millones de personas en la pobreza, después de que se oficializara la Mesa del Hambre, otra de las promesas de campaña, que terminó siendo un sello con nombres de famosos que nunca se comprometieron a nada.

El Presidente, entre otras cuestiones, se encargó de bajar la categoría diplomática de la nación y se alió con las peores dictaduras del continente, como Venezuela, Cuba y Nicaragua. Y como si fuera poco, besó las manos del tirano Vladimir Putin y le puso el país a sus pies. Lo hizo a escasos días antes de que Rusia iniciara la invasión a Ucrania. En su momento, también suspendió su agenda para ir a visitar a Jujuy a Milagro Sala, una condenada por corrupción, generando un repudio en todos los frentes.

Alberto se arrogó la potestad de protector en plena pandemia y nos encerró de manera prolongada, mandando a la quiebra a miles de comercios. Fue el confinamiento más largo de que se tenga memoria. Cerró las escuelas y provocó un retroceso en la enseñanza, además de condenar a los niños pobres que no tenían computadoras. Mientras tanto, nos retaba por TV y amenazaba con aplicarnos las penas más duras por violar el aislamiento, cuando él hacía fiestas en Olivos. Después que se le cayera la careta y quedara al descubierto ante la opinión pública, terminó culpando a su esposa del festejo, pronunciando aquella frase en modo piadoso y de falsedad: "Mi querida Fabiola"

AF puso en marcha el vacunatorio vip para sus amigos y manifestó con enorme caradurismo ante el presidente de México que adelantarse en la cola no era delito. Compró las vacunas más caras del mundo y llegaron tarde, pudiéndose haber salvado miles de vidas. No nos dejó despedir a nuestros muertos. Y lo más degradante, es que ahora apaña la corrupción kirchnerista, luego de haberla criticado durante años. 
También acompaña con énfasis, una peligrosa ofensiva que intenta avasallar al Poder Judicial, ignorando  que el artículo 109 de la Constitución Nacional dispone que “en ningún caso el presidente de la Nación puede ejercer funciones judiciales, arrogarse el conocimiento de causas pendientes o restablecer las fenecidas”.Y además,  se permitió trazar un macabro paralelismo entre los fiscales Alberto Nisman y Diego Luciani y fortaleció el discurso del odio acusando a la oposición  y los medios de haber instalado un marco apropiado para el fallido intento de magnicidio hacia Cristina Kirchner. 

Fue el primero en ir de frente al ataque para agrandar la grieta  y usó la cadena nacional para decretar un insólito feriado apenas dos horas después del fallido intento de disparo contra Cristina. Todo eso lo hizo cuando el país en crisis necesitaba ir a trabajar.

Eduardo Duhalde acertó cuando en el comienzo de su mandato dijo que Alberto Fernández era un "Presidente groggy'', comparándolo con un boxeador al que le flamean las piernas sobre el ring, casi al borde del nocaut.

Alberto tampoco dudó  para preservar su pellejo, cuando tuvo que desprenderse de los amigos de la vida que lo acompañaron durante sus primeros pasos en la Casa Rosada, como Felipe Solá y Marcela Losardo, socia de su estudio. También le tocó partir hacia la Cancillería a Santiago Cafiero y otros más que integraban el Grupo Callao, tuvieron que abandonar sus sillones por pedido de Cristina. No pudo sostener a Martín Guzmán como ministro de Economía, dejó que sus socios le hicieran la vida imposible y Silvina Bastakis apenas le duró un suspiro. La llegada de Sergio Massa le da aire, pero solo le sirve para estirar la mecha de la bomba y llegar al 2023.

Alberto se olvidó que la Argentina es un país eminentemente presidencialista y resignó el mando ante la verdadera jefa del FdT. Despreció la verticalidad que se le confiere a los líderes desde su propio espacio, uno de los preceptos básicos de la biblia peronista.

Prometió que se volvería a generar consumo para que la economía se ponga en marcha y ni siquiera propuso un plan. Dijo  que iba a ayudar a que las exportaciones crezcan e instaló un cepo. Agregó que una de sus prioridades era cuidar nuestros bosques y tuvimos los peores incendios en décadas.

Otro de sus actos fallidos, fue afirmar que  se necesitaba darles a los argentinos una vivienda y nunca cumplió. Macri le dejó un dólar de $62,90 y lo llevó a $300. Se comprometió a acumular reservas y hoy el Banco Central agoniza. Y lo más grave, es que en estos mil días de gobierno no solo hemos perdido el tiempo en la recuperación del país, sino que hasta la clase media ha descendido de categoría. Como si fuera poco, el respeto por nuestra moneda nacional, también sucumbió en su manual de traiciones. Si me olvido de algo, sepan disculpar, se cometieron demasiados errores y la lista sería interminable. Ya es suficiente, con que su archivo personal lo condene.

*Jorge Joury es licenciado en Ciencias de la Información, graduado en la Universidad Nacional de La Plata. El 22 de noviembre de 2017, el Concejo Deliberante de La Plata lo declaró "personalidad destacada en el periodismo".

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