20/04/2024 - Edición Nº2949

Politica

Contrapoder

El platense que cuida la salud presidencial y la pesadilla que no deja dormir a Cristina

26/11/2022 | Los recientes sustos que se vivieron en el exterior con la salud de Alberto Fernández, deben ser observados con una lupa por la unidad médica que lo asiste. Su estado físico y anímico, a partir de ahora deben ser considerados una cuestión de Estado. Lo exige su investidura. Hay que extremar todos los cuidados y de eso se encarga un médico platense que lo cuida hace muchos años. La realidad argentina, producto de una interna feroz en el oficialismo, conspira para lograr el marco adecuado de tranquilidad que necesita el jefe de Estado.


por Jorge Joury *


La presión permanente de las espadas más filosas del kirchnerismo lo lastiman constantemente con sus estocadas. ¿No sería apropiado que Cristina dé la orden de bajar la guardia y se establezca una tregua?

 El escenario de pirotecnia verbal que se vive el Frente de Todos (FdT) hace que el clima se torne insoportable para un hombre visiblemente debilitado, que lleva sobre sus hombros semejante carga de responsabilidades y que encima sufre el poder por su falta de cintura política, con el riesgo de quedar a mitad de camino bajo la figura del "pato rengo".

El núcleo duro K está demasiado desquiciado para que Fernández desista públicamente de la posibilidad de pelear por la reelección. Esto debilita sus defensas anímicas. Hay que estar en los zapatos del principal inquilino de la Casa Rosada, que permanentemente camina al borde del precipicio, entre la resistencia a la avanzada cristinista, las presiones del poder económico y otros sectores del peronismo que le tiran de la manga, además de una inflación que no cede y cada vez le inyecta más angustia en la población.

Está claro que Alberto Fernández no está bien.Se lo ve hace tiempo excedido de peso y padece una “gastritis erosiva, producto de los nervios” y el estrés, según confirmaron fuentes oficiales. No es este el primer episodio que sufre en los últimos años. Recordemos que en la campaña presidencial, en junio de 2019, fue internado en el Sanatorio Otamendi por un cuadro de “inflamación pleural”, que podía deberse a “una obstrucción arterial subsegmentaria”, se informó por aquella época.

Ya como jefe de Estado en funciones, en abril de 2021, Fernández fue diagnosticado con Covid-19 positivo. El contagio fue reportado el día que cumplía 62 años. 

“El cuadro clínico es leve debido en gran parte al efecto protector de la vacuna recibida", se informó entonces desde la Casa Rosada. "Quería contarles que al terminar el día de hoy, luego de presentar un registro de fiebre de 37.3 y un leve dolor de cabeza, me realice un test de antígeno cuyo resultado fue positivo", contó el propio mandatario.

El susto que se vivió recientemente en la isla de Bali por la salud de Alberto llevó a la Casa Rosada a acelerarla compra de un avión presidencial en cuotas para reemplazar el Tango 01 y trabaja por estas horas con el ministro de Economía para desembolsar una suma cercana a los 22,3 millones de dólares.

La compra se haría a la compañía C&L Aviation Group e incluiría la entrega del Tango 01 como parte del pago. Lo que se está definiendo ahora es si es conveniente que el pago se realice en cuotas.

Pocos saben que el platense Federico Saavedra es el médico de confianza con el que el jefe de Estado se atiende desde hace más de una década. Está casado con la también médica Irene Ennis.

En 1994 obtuvo su título en la Universidad Nacional de La Plata, desde principios de 2001 se desempeñaba en el Sanatorio Otamendi, y este año llegó formalmente a la Casa Rosada para dirigir la Unidad Médica Presidencial (UMP).

Su nombre adquirió protagonismo un tiempo antes de ser designado al frente de la UMP –lo que implica ser responsable de acompañar al Presidente y a su equipo–, ya que a principios de junio del 2019 atendió a Fernández por una inflamación en la pleura que lo obligó a interrumpir su campaña presidencial para realizarse unos chequeos.

Además, en noviembre de 2014, Saavedra integró el equipo que recibió a la por entonces mandataria Cristina Fernández de Kirchner, quien había quedado internada en el Sanatorio Otamendi a raíz de un cuadro febril infeccioso.

Frente a este escenario de guardapolvos blancosa, el kirchnerismo inesperadamente empezó a preocuparse por el eventual deterioro de la salud del presidente. Cristina llamó a Alberto por teléfono para interiorizarse sobre su salud. Muchos se preguntan si tras este episodio: ¿Llegará la tan ansiada tregua? Pero simultáneamente hay luces rojas en el horizonte y muchas preguntas por hacerse: ¿Qué ocurriría si Alberto vuelve a tener un percance en su salud? ¿Qué haría Cristina si los médicos le recomendaran al paciente un tiempo extenso de descanso? Si se registrara el pedido de licencia, la vicepresidenta tendría que hacerse cargo del comando de un país en llamas y atrás quedaría su proyecto de querer convertirse en jefa de la oposición a un gobierno desfalleciente que ella misma concibió y hasta lo vendió a la opinión pública con un envoltorio coqueto y el moño de la moderación en su caja de sorpresas.

El propio presidente admitió a su acotado entorno que lo irrita el feroz internismo en el FDT. Además, le quedan pocos defensores. Por ejemplo, Luis D'Elía tuvo que salir nuevamente a ponerle el pecho a las balas y le respondió en duros términos a Andrés 'Cuervo' Larroque, quien había dicho que en el gobierno, refiriéndose a Alberto en especial, que “hubo una pérdida de tiempo y un desperdicio de poder”.

En este sentido, el dirigente matancero acusó a La Cámpora de ser “una orga de amigos” de Máximo Kirchner cuya característica es la carencia de curriculum. Al kirchnerismo le salió un tumor maligno que es La Cámpora”, lanzó D'Elía. 

El mensaje de  Larroque, a la manera de dardo envenenado, no se limita a un repaso con cristal K de lo ocurrido en el interior del oficialismo a partir del triunfo del 2019. Se proyecta hacia el futuro inmediato. Mantiene abierta la alternativa de CFK candidata y, antes, ratifica que lo que no está en discusión es su jefatura política y el futuro armado de las listas. Es egoísmo puro, bastardeando la figura presidencial que además tiene la chapa de ser presidente del PJ Nacional.

Redes sociales de prensa del gobierno argentinoLos previsibles descuidos presidenciales hacen fruncir el ceño al kirchnerismo. Remontan además a situaciones que no son lejanas. Cristina también temió el abismo cuando en agosto detonó la renuncia del exministro Martín Guzmán y colocó al Gobierno casi fuera de control. Con la estampida del dólar. La debilidad objetiva de Alberto la colocó por momentos en la escena imaginaria de tener que hacerse cargo del Poder Ejecutivo. Pareciera que los estados de fragilidad, al menos en la salvaje interna oficialista, habrían pasado a ser un activo político presidencial.

Contrariamente al pensamiento de su socia mayoritaria, Alberto quiere darle garantías al FMI. Kristalina Georgieva remarcó que “es muy importante” que la Argentina mantenga el rumbo “como lo ha hecho exitosamente durante los últimos meses”. Mencionó “la disciplina” que el ministro Sergio Massa y su equipo han demostrado, después del irresponsable portazo de Máximo Kirchner.

El presidente afirmó que “no es el propósito modificar el programa” y que nuestro país “debe ordenarse”. Los destinatarios fueron, sin duda, sus adversarios internos. De nuevo la fortaleza de su debilidad y la pregunta obligada es: ¿qué haría Cristina con esa realidad si, por algún imprevisto, debiera asumir el Poder Ejecutivo? ¿Cómo haría para desprenderse de ese corsé con el discurso crítico y cómodo que suele hacer flamear en sus actos con el pensamiento colocado en 2023? 
Las complejidades para el kirchnerismo son mayores a las que expresa aquella descripción. ¿Y si se termina la luna de miel entre Cristina y Massa? El oficialismo se quedaría sin candidato potable y el naufragio sería inevitable.

Otro dato que le hace temblar la pera al equipo económico es que se viene hablando con insistencia que Cristina planea frenar el ajuste para el año próximo y abriría las compuertas del "Plan Platita ". Si eso ocurre, todos los esfuerzos hechos para acomodar la economía volverían a rodar cuesta abajo y el FMI nos bajaría el pulgar.

No olvidemos que en este último viaje Massa quedó más comprometido que nunca con el Fondo, el mismo organismo que repudia a Máximo y a Cristina, que paradójicamente son los protectores políticos del ministro. Si Massa y Alberto se desbarrancan, a Cristina se le cae el relato y el fin de ciclo podría convertirse en un fantasma de capa negra acechando a la vuelta de la esquina. Es una pesadilla que no la deja dormir.

*Jorge Joury es licenciado en Ciencias de la Información, graduado en la Universidad Nacional de La Plata. El 22 de noviembre de 2017, el Concejo Deliberante de La Plata lo declaró "personalidad destacada en el periodismo".