
por Jorge Joury
Máximo Kirchner, hoy distanciado de Espinoza, fue uno de los primeros en llamar a dirigentes del Evita para solidarizarse. Cristina, que había bajado línea para sacarle el manejo de los planes a los movimientos sociales y dárselos a los intendentes, desistió de la medida. La idea ahora es sumar todo lo que se pueda para garantizar un triunfo del FdT en la Provincia, donde CFK promete refugiarse si las cuentas no le dan buenos augurios a nivel nacional.
Pérsico es un dirigente multifacético, hombre pesado si los hay, con pasado en la organización Montoneros y fundador de Quebracho. En una función poco común, lidera un movimiento social y es funcionario nacional manejando una caja multimillonaria de recursos. El Movimiento Evita es la organización popular más numerosa y se identificaba hasta hace poco con el "albertismo". Sus militantes son beneficiarios del Programa Potenciar Trabajo. Pérsico, como secretario de Economía Social, integrada al ministerio de Desarrollo Social, Pérsico coordina la distribución de ese programa, el más importante después de la Tarjeta Alimentar. Su secretaría tiene asignado un presupuesto de más de 270 mil millones de pesos, casi la mitad de los recursos con que cuenta el ministerio a cargo de Victoria Tolosa Paz, que es de 584.680.260.281 pesos. Esas razones lo convierten en el hombre más influyente dentro de los movimientos sociales.
A través de su pareja, la diputada provincial Patricia Cubría, con residencia en La Matanza, pretende disputarle en 2023 la intendencia a Fernando Espinoza, uno de los “barones” del conurbano, ex presidente del PJ de la provincia de Buenos Aires y actual titular de la poderosa Federación Argentina de Municipios (FAM). Una tarea que se presenta como titánica y que ya comenzó en las paredes de los barrios.
Pérsico de buena cintura política, sabe que necesita de la estructura del PJ si Cubría quiere disputar el bastión kirchnerista que todos quieren ganar. Con la bendición de Cristina a Pérsico, ahora esperan que Alberto tire la toalla en sus aspiraciones reeleccionistas.
El próximo paso es que la vice le siga sacando los pocos soldados que le quedan para reagrupar al peronismo detrás de su figura. "Alberto va a quedar cada día más desdibujado", reconocen en su propio entorno.
Es evidente que Cristina se puso el traje de armadora política y busca ampliar sus bases en la Provincia. De allí que su próximo paso sea seducir a los intendentes que se venían reuniendo con Alberto. Ella los conoce y sabe que por sobre todas las cosas, lo que buscan esos jugadores para direccionar sus apoyos con lograr mayores recursos económicos. Y ella les dará de esas mieles, porque sus espadas manejan las cajas más importantes del Gobierno.
El Presidente quiere evitar caer bajo la figura del "pato rengo", por eso se reúne con referentes del Frente de Todos, entre ellos los poderosos alcaldes de la primera y tercera sección electoral.En diferentes encuentros, la semana pasada mantuvo encuentros con los intendentes de Ituzaingó, Alberto Descalzo, y de Berazategui, Juan José Mussi; el diputado y referente político de Florencio Varela Julio Pereyra; el gobernador de Formosa, Gildo Insfrán; y Héctor Daer, líder de la CGT.
Poco después recibió a Insfrán, gobernador de una de las provincias en las que el kirchnerismo también busca reforzar el liderazgo, de la mano de un fuerte trabajo que viene realizando el jefe de Gabinete, Juan Manzur, con los gobernadores del norte grande. Elogiado por el Presidente durante la pandemia, el formoseño es uno de los que mantiene diálogo fluido, pero tampoco se alinea con el albertismo porque en cada elección, siempre juega con dos caballos.
El caso de Daer es distinto. El líder del sindicato de Sanidad es uno de los pocos dirigentes peronistas que habló sobre una posible reelección de Alberto Fernández y es la pata gremial más sólida que tiene el Presidente para contener reclamos de la central obrera, especialmente cuando algunos se empiezan a desmarcar, como Hugo y Pablo Moyano.
En su luna de miel con Sergio Massa, Cristina quiere intentar garantizar cierta estabilidad en el tema inflacionario y con el pedido de la Gendarmería en el conurbano para atender la inseguridad, puso otra pata fuerte para recaudar votos, dejando a Alberto Fernández cada vez más relegado en el armado electoral.
El Presidente cada vez está más acotado en términos de apoyos. Solo mantiene el aporte incondicional del canciller, Santiago Cafiero, y de la ministra de Desarrollo Social, Victoria Tolosa Paz, que no encuentra el camino para distender la creciente conflictividad de los sectores piqueteros.
Aunque Tolosa Paz se hizo cargo de la cartera social en el momento donde las papas más quemaban, su poder de fuego está condicionado por las decisiones económicas de Massa y cerca del Presidente saben que eso afecta cualquier poder territorial que la ministra haya detentado en la provincia de Buenos Aires.
Otros incondicionales son los líderes bonaerenses de ParTe, Manuel Luaces, presidente local, y Juan Ignacio Álvarez, del sindicato de Aeronavegantes. Aunque las directivas de Alberto Fernández fue que salgan al territorio a militar y disputar espacios de poder, el avance de La Cámpora y su alianza con el massismo mantienen relegados también a los referentes provinciales del albertismo. En definitiva, las cuentas de Alberto no dan. Son pocos soldados para disputar la madre de todas las batallas.
*Jorge Joury es licenciado en Ciencias de la Información, graduado en la Universidad Nacional de La Plata. El 22 de noviembre de 2017, el Concejo Deliberante de La Plata lo declaró "personalidad destacada en el periodismo".