por Jorge Joury
Quiere que Florencio Randazzo se convierta en el caballo de Troya del peronismo histórico para sacarle puntos clave al gobernador. La movida, según fuentes confiables, contaría con el acuerdo de Mauricio Macri, Horacio Rodríguez Larreta y se busca sumar a algunos gobernadores peronistas, distanciados de la Casa Rosada. La idea es colgar de una candidatura presidencial de Schiaretti un candidato a gobernador peronista en la provincia que le saque al Frente de Todos alrededor de cinco puntos, claves en el escenario de paridad que hoy se observa en el principal distrito electoral del país.
El diseño, que debe ser acompañado por la realidad, supone que Schiaretti primero logre retener el gobierno de su provincia y montado sobre ese triunfo constituir una opción peronista de centro que atraiga a gobernadores como el sanjuanino Sergio Uñac y el santafesino Omar Perotti. No está para nada claro que estos mandatarios quieran aún dar ese salto, más allá de algún que otro guiño que han cruzado con el cordobés.
En esa dirección, Schiaretti está barajando anunciar como posibles candidatos bonaerenses a Florencio Randazzo -que ya cumplió ese rol en la elección de senador que resultó electa Cristina Kirchner- y al rebelde intendente de Esteban Echeverría, Fernando Gray que cuestionó en su momento la candidatura de Máximo Kirchner al frente del PJ bonaerense. Ya hay varios dirigentes bonaerenses que están trabajando por la candidatura de Randazzo, como el referente platense y especialista en seguridad, Osvaldo Dameno.
En las pasadas elecciones legislativas, Dameno fue candidato a diputado provincial por el espacio Vamos con Vos, que encabezó a nivel provincial Florencio Randazzo y sacó el 5 % de los votos. De dicho frente también participaron Libres del Sur y el vecinalismo referenciado con Gerardo Jazmín.
Florencio Randazzo en un encuentro con Juan Schiaretti
Mientras tanto, fracasado el operativo clamor, que no pudo tomar la fisonomía de un 17 de octubre histórico, Cristina también cambia su estrategia y del sueño presidencial, ahora pergeña que los suyos le pidan que encabece la lista a senadora por la provincia de Buenos Aires. Los intendentes son la carta de triunfo, los dueños de los votos y la quieren en el papel, porque tiene un piso del 25% de intención de voto y eso les permite un arranque con viento a favor. Si bien el techo también es del 25%, un probable triunfo de Axel Kicillof, como marcan las encuestas, le posibilitará a CFK encontrar un refugio futuro en el principal bastión electoral del país, para ir preparando la oposición al próximo gobierno. Para sobrevivir políticamente, el kirchnerismo necesita las cajas bonaerenses por eso quiere alambrar la Provincia. Cristina sabe que si presenta su candidatura a Presidente sería una derrota segura y el fin de su espacio.
La interna peronista está al palo. Luego del acto del kirchnerismo en Avellaneda, en el que Máximo criticó al presidente, Alberto Fernández, porque “le interesa más ganarle a Cristina que sacar el país adelante”, el ministro de Seguridad, Aníbal Fernández, volvió a salir en su defensa con fuertes críticas contra uno de los líderes de La Cámpora.
“Yo llego a las 8 de la mañana, viviendo en Lomas de Zamora, para trabajar como un perro durante todo el día. Yo no sé cuántas horas trabaja él ni que hace, porque nunca lo supe”, disparó el ministro de Seguridad en una entrevista con Cadena 3.
En la Casa Rosada están convencidos de que el “operativo clamor es la zanahoria que tiene el kirchnerismo para mostrarle a la militancia y mantener la esperanza en base a la figura de CFK”. No es otra cosa que sostener a flote la idea de que la ex mandataria es la principal líder del espacio político y que no habrá decisión en la que ella no talle con absoluta influencia.
En la Casa Rosada sostienen que no faltan tampoco los que aseguran que el plan K después del acto del último sábado, es “ordenar y conducir”, por lo que sienten que “si ordenan al Presidente, son ellos los que mandan”. Según expresan, no podrán lograr ese cometido por más presión que ejerzan sobre la figura del primer mandatario, al que ya parece no afectarlo los ataques de los dirigentes camporistas.
Alberto Fernández está acostumbrado al destrato sistemático de su compañera de fórmula y de la fuerza política que ella lidera, motivo por el cual ningún discurso le hará cambiar de parecer. La Cámpora quiere que el Presidente confirme cuanto antes que no competirá por la reelección e intenta encerrarlo con duros mensajes que desgastan su autoridad. Pero Fernández no va a exponer en público esa decisión hasta fines de mayo o principios de junio.
No obstante, tanto la vicepresidente, como el gobernador Kicillof abrigan sospechas en torno a las movidas en el tablero electoral. Temen jugadas por debajo de las napas partidarias por parte de los intendentes en la recta final. La experiencia Aníbal Fernández 2015 en la que muchos jefes comunales y dirigentes territoriales llamaron a cortar boleta para darle el triunfo a María Eugenia Vidal supone un enorme desafío para que no vuelva a ocurrir.
El mandatario provincial logró despegarse de la discusión nacional bajando su perfil y enfocándose en recorrer la provincia con señales muy claras de reelección, incluso acercándose al campo e intendentes opositores.
Con la promesa de mayor financiamiento para obra pública e insumos a partir de estas inversiones, además de lugares claves en los ministerios, desde el entorno de Kicillof intentan ahora convencer a los intendentes con encuestas. Mientras algunos coquetean con un sector de Juntos por el Cambio y otros con Javier Milei - con todos los que aseguren un lugar en las listas para su gente-, se difunden mediciones clave. La última fue de Proyección Consultores en el territorio bonaerense durante los primeros días de marzo. Allí, quedó primero el Frente de Todos con un 38,8% y segundo a Juntos por el Cambio con 26%, pero el dato que intentan instalar es el porcentaje para los principales referentes de esos espacios a gobernador. Kicillof alcanzaría los 31,1 puntos mientras que Santilli apenas sumaría 14,5 en un derrumbe de votos constante desde noviembre, su mejor mes en el que rozó el 19% pero desde el que fue perdiendo electores en cada uno de los relevamientos. A su vez, advierte que sin Kicillof, Juntos por el Cambio se acercaría mucho y podrían perder no solo la Gobernación sino también la intendencia.
Otro jugador clave que le sumará votos al gobernador en un distrito adverso al oficialismo, es el ministro de Justicia, Julio Alak que ya logró centralidad en los barrios platenses. Con perfil bajo, transmite que sólo trabajará por el triunfo del gobernador, pero admite por lo bajo que si se lo piden será candidato a intendente de La Plata. Hoy por hoy es el único que podría derrotar a Julio Garro, ya que ha gestionado la ciudad durante cuatro períodos, tiene cintura política y como valor agregado le suma que ha desempeñado cargos clave a nivel nacional, como ministro de Justicia y presidente de Aerolíneas Argentinas. Alak prefiere no confrontar con la guardia pretoriana camporista y se maneja con cuidado para no despertar celos.
Cristina, y también Máximo Kirchner, mantienen una buena relación con Sergio Massa, a quien la Vicepresidenta evalúa como el único dirigente del Frente de Todos que podría darle batalla a los candidatos opositores y pelear por la Presidencia. Massa por estas horas está elaborando nuevas medidas antiinflacionarias y para contener el dólar, que fueron consensuadas con el FMI y que serían anunciadas en los próximos días.
El candidato alternativo a Massa que Cristina podría usar de muleto es Daniel Scioli, que salió a caminar por el Gran Buenos Aires. No hay que olvidar que el embajador argentino en Brasilia, tuvo una derrota muy decorosa en 2015 (perdió en el ballotage por 2,5% ante Mauricio Macri), sino porque contaría también con el aval del propio Alberto Fernández.
Pero el Presidente también tiene sus fantasías. Así como Cristina imagina fórmulas en las que puedan intentar una oportunidad presidencial Sergio Massa o Daniel Scioli, también él cree que puede presentarse a la reelección en octubre. “Con Alberto candidato, corremos el riesgo de que Milei crezca demasiado y termine sacándonos del ballotage”, le confesó Cristina a su núcleo íntimo. Por eso hará lo imposible para obligar a que Alberto se baje de las PASO. “Me bajo cuando tengan uno mejor que yo”, es el mensaje desafiante que vuelve desde la Casa Rosada.
En el sciolismo evitan dar definiciones concretas y aseguran que “falta mucho tiempo” para el momento en que se cierren los candidatos.
También hay que dar cuenta que en las últimas horas, comenzó a circular la versión de que Cristina, Massa y Kicillof analizan un plan terminal contra los sueños reeleccionistas de Alberto. En esa dirección, en el corto plazo habría un encuentro para empezar a definir cuestiones centrales de la campaña oficialista. La gran ausencia de Alberto Fernández tendría que ver con la premisa de correrlo de la disputa electoral pese a sus aspiraciones de ser reelecto.
Desde el kirchnerismo confían en que no va a haber internas ya que el Presidente se terminará bajando aunque, en caso de que continúe con la idea de postularse, buscarán impulsar un aparato de gobernadores e intendentes que presionarán para que Alberto se corra de la discusión electoral, a pesar de que son conscientes de que el albertismo tendrá un lugar en el armado de listas.
Los sectores de paladar negro del kirchnerismo, con La Cámpora como máximo exponente, insisten con las encuestas para que el Presidente dé un paso al costado y proponen “aplastarlo” desde lo discursivo antes de la reunión con Massa y Kicillof. Fue el propio “Cuervo” Larroque quien lo chicaneó con el 5% que sacaría en caso de presentarse por su cuenta.
*Jorge Joury es licenciado en Ciencias de la Información, graduado en la Universidad Nacional de La Plata. El 22 de noviembre de 2017, el Concejo Deliberante de La Plata lo declaró "personalidad destacada en el periodismo".