
por Redacción
En síntesis, se pergeñó un jujeñazo a través de infiltrados que vinieron desde bolivia y que responden a Evo Morales, sumados a la Tupac que conduce aún Milagros Salas, además de piqueteros armados que llegaron del conurbano, armados con bombas molotov y que arrasaron con todo a su paso, en una suerte de ejercicio pre revolucionario".
El analista añadió que: "lo más insólito es que el Gobierno nacional se puso del lado de los violentos, liberó rutas y dejó que crezca el escenario de caos. Es evidente, que el argumento de campaña del oficialismo es que si gana Juntos por el Cambio, el país se incendia. Con lo sucedido en Jujuy, están generando la escena que ratifica ese discurso.
Lo que pasó en la provincia norteña, fue también instrumentado para sacar de foco el cachetazo que sufrió Jorge Capitanich en el Chaco por el caso Emerenciano Sena. Es un anticipo de lo que puede suceder después del 10 de diciembre si el kirchnerismo pierde las elecciones. Los disturbios en la capital jujeña tuvieron la expresión máxima cuando manifestantes que responden a Milagro Sala atacaron la legislatura y la quisieron incendiar para evitar que se vote la reforma a la constitución provincial. También, destrozaron negocios y quemaron autos en la vía pública. Después de estos episodios cabe preguntarse: ¿Las escenas que se vieron por la televisión, con manifestantes a los piedrazos y prendiendo fuego la Legislatura jujeña, se volverán a repetir cuando el Congreso Nacional se disponga a debatir el paquete de medidas que prepara Juntos por el Cambio para poner en marcha si llega al Gobierno?
Gerardo Morales era el blanco ideal. No sólo es gobernador, jefe político de la provincia, sino el enemigo perfecto del gobierno. Lo es por ser precandidato a presidente por la UCR y potencial compañero de fórmula de Horacio Rodríguez Larreta. Al mismo tiempo, es el dirigente que denunció y logró que Milagro Sala, la jefa de la Tupac Amaru, esté detenida por varias causas de corrupción y violencia política.
Pero así como la resistencia a la reforma de la Constitución logró unificar al kirchnerismo, también le dio unidad e ímpetu a Juntos por el Cambio, que cerró filas detrás de Gerardo Morales. Entienden que se juegan en estas horas no sólo la estabilidad del gobernador de Jujuy, sino la de un potencial futuro gobierno.
Morales responsabilizó al presidente Alberto Fernández y a Cristina de haberle dado orden a la Gendarmería para que no interviniera frente a los graves incidentes y los calificó de golpistas y tomadores de legislaturas.
Quedó demostrado a todas luces, que el kirchnerismo alimenta la protesta adueñándose de la calle, pone el foco en la represión y no condena la violencia.
Como corolario de la jornada violenta, Juntos por el Cambio expuso una imagen de unidad en respaldo de Gerardo Morales, después de asomarse al abismo por su interna. Y el oficialismo mostró a Alberto Fernández y Cristina Fernández de Kirchner, y hasta a Daniel Scioli, rechazando la reforma y apuntando a la represión policial. En ningún caso hicieron referencia a la necesidad de marcar los límites sobre la respuesta del Estado y sin condena alguna al ataque contra la Legislatura.
En síntesis, lo ocurrido en Jujuy es una violencia que anticipa más violencia, el caldo de cultivo que promoverá el kirchnerismo ante una política económica ortodoxa si ganara las presidenciales cualquier fuerza política racional.
Y un dato político para tener en cuenta: por primera vez en 40 años de democracia, el país se acerca a comicios cruciales para elegir a un presidente sin que la sociedad conozca, a cuatro días de que venza el plazo para inscribir candidatos, una sola fórmula presidencial integrada con el precandidato a vicepresidente. Tampoco, nadie sabe todavía quién será el candidato presidencial de Cristina Kirchner. ¿ Será Massa, Wado de Pedro o Axel Kicillof? Ni mucho menos quién será el candidato vicepresidencial. Es probable que esos nombres se conozcan durante la jornada, si es que ya están definidos.
Por el lado de Juntos por el Cambio, ni Patricia Bullrich ni Horacio Rodríguez Larreta ni Gerardo Morales ni Facundo Manes ni Miguel Ángel Pichetto ni Elisa Carrio, todos ellos precandidatos presidenciales, anunciaron quiénes serán sus candidatos a vicepresidente.
Tampoco se conocen los nombres de las cabezas de listas a senadores y diputados nacionales en los principales distritos del país, sobre todo en la provincia de Buenos Aires. Esto justifica el peligroso ausentismo o anulación del voto que se viene observando en las elecciones provinciales. Es evidente que tiene su razón de ser en la indolencia que está mostrando la propia dirigencia política", finalizó el analista.