
por Redacción
El diputado radical y titular del Comité Provincia, Maximiliano Abad, no pudo ser precandidato a vicepresidente de Patricia Bullrich porque al parecer a la jefa de los “halcones” no le convencían la falta de solidez en el armado y tampoco algunas vinculaciones políticas, pero sin embargo para mantener una línea radical en Provincia de Buenos Aires lo terminó aceptando como primer senador nacional.
Sin embargo, el “paquete” de Maxi habría sido puro humo ya que cuando aceptó integrar el armado de Bullrich terminó perdiendo al intendente radical de mayor peso del interior, como es el tandilense Miguel Lunghi quien no dudó en sumarse al equipo del presidencial Horacio Rodríguez Larreta y abrazar la fórmula a la Gobernación conformada por Diego Santilli y Gustavo Posse.
A Lunghi lo siguieron media docena de jefes comunales radicales y además un buen número de dirigentes distritales del centenario partido que pertenecen al espacio interno, Adelante, plataforma con la que Abad consiguió llegar a la conducción del Partido en Provincia.
Pero la bronca mayor se desató luego del cierre de lista sobre todo porque la encabeza un amigo de Abad que fue concejal en Mar del Plata, Diego Garciarena, que según varios portales de esa Ciudad tuvo en el pasado algunas posiciones políticas muy diferentes a las que enarbola Bullrich.
Otro problema, y tal vez el más ruidoso, fue la nominación del secretario general de la Municipalidad de La Plata, Raúl “El Turco” Cadaá, como tercer postulante a diputado provincial por la Quinta Sección Electoral.
Algunas fuentes dicen: “el tema de Garciarena fue hace mucho en realidad y el Partido (Radical) tenía en esos momentos distintas posturas, pero lo de Cadaá es complejo porque es de La Plata, funcionario y además pretende ser postulante por la Quinta Sección”, y agregan: “imaginen que ahora haya un conflicto de intereses entre el Puerto de La Plata y la actividad de los Puertos de Quequén o Mar del Plata, de qué lado podría estar?”.
En el armado de Bullrich están desparramando humo del enojo, y por estas horas algunos referentes que aún no se pasaron a las filas de Larreta lo están evaluando, mientras otros aseguran que están afilando tijeras.