
por Fabricio Moschettoni, editor de Impulso Baires. Twitter @FMoschettoni
Del editor en primera persona
Hoy será todo breve, porque la idea es estar y dejar una impresión, pero ser respetuoso de una veda electoral que es parte de la ley electoral que poco se cumple. En rigor, este país tiene leyes arcaicas, como toda la legislación electoral, pero mientras una norma esté vigente hay que cumplirla, o al menos hacer todo lo que de uno dependa para acatarla.
Un punto negro de la campaña que pasó fue la imprecisión de manejo de datos, entendiendo a estos como la disponibilidad de información suficiente para hacer un análisis proveniente de un trabajo de opinión pública cuantitativo. Desde esta columna se cuestionó largamente la utilización de algunos métodos, sobre todo de los sondeos telefónicos o mediante la (incorrecta) utilización de redes sociales. Dos conceptos bien marcados para definir esos errores: no probabilísticos y no aleatorios.
Párrafo aparte merece la elevadísima tasa de rechazo de las metodologías telefónicas, que en cierta forma superan en gran medida a los errores técnicos de la presencialidad, que más tienen que ver con nichos difíciles de entrevistar, como por ejemplo un barrio cerrado o algunos asentamientos.
Entonces, con el impreciso manejo de datos los diagnósticos pueden no ser del todo correcto, así que este domingo habrá una incertidumbre apreciable hasta el momento de la verdad noticiosa, o sea luego de las 21 cuando se puedan contar a ciencia cierta los votos reales. Habrá mesas testigos de las agrupaciones, pero si el método es incorrecto el resultado también lo será.
Hace largos años vengo leyendo algunos informes muy buenos en medios europeos sobre la necesidad de utilización de otras capacidades en la política, sobre todo en la necesaria incorporación de matemáticos, físicos, filósofos o historiadores en los equipos políticos de los partidos que aspiren al poder, y sobre todo luego, a la hora de gestionar.
Los matemáticos y físicos deben tener un rol fundamental, porque su formación los conecta sin intermediarios con la vida real, o sea todo lo que vemos a nuestro alrededor tiene matemática, y en gran medida encontramos en una interpretación de la física innumerables respuestas para la vida real.
Afortunadamente, hace unos años algunos físicos y matemáticos se plegaron al mundo de la divulgación, y allí encuentro dos ejemplos maravillosos: Javier Santaolalla, desde la física; y Eduardo Sáenz de Cabezón, desde la matemática. Pero también hay otros, y muy buenos.
Napeoleón Bonaparte tenía predilección por la matemática, y por la geometría particularmente, o sea una disciplina que en el territorio de esa época podía despejar incógnitas sobre la resolución en el campo de batallas. Actualmente también por Francia hay matemáticos convocados y abocados a la política, y por ahí está el caso de Cedric Villani, ganador de la Medalla Fields (Medalla Internacional para Descubrimientos Sobresalientes en Matemáticas) en 2010, y político de lo más disruptivo a la hora de la divulgación, además de la investigación de la propia ciencia.
Un matemático o un físico pueden aportar su conocimiento para ordenar los problemas, y a partir de allí empezar a ver las probables soluciones de manera lo más clara posible, y así tener una campana que se haga oír por fuera de los endulzados cantos de la obsecuencia que un referente tiene en su alrededor. Un número, una combinación de variables, una cuenta, un cálculo tienen un poder contundente a la hora de decidir. Su utilización no es objetiva, porque la utilización de la ciencia no lo es, pero seguramente podrá destacar una decisión que se adopte.
En un mundo incierto como el que tenemos planteado, en donde la planificación es relativa debido a los obstáculos que minuto a minuto surgen, tomar decisiones rápidas es el gran desafío. Hay quienes dicen, y me inscribo en esa corriente, que en el mundo actual es imposible que pensemos a mediano o largo plazo porque estamos inmersos en la incertidumbre y en el imperio de sistemas caóticos que mueven todo escenario una y mil veces.
Estados Unidos sigue invirtiendo en ciencia y tecnología cifras sumamente relevantes, China está incrementando su poder al punto tal que hoy es un protagonista contundente en el desarrollo científico, en nuevas tecnologías, y hasta en la carrera espacial. Algunas naciones europeas no se quieren quedar rezagadas antes esos liderazgos.
Nuestros países de la América pobre están con inversiones relacionadas con sus problemas presupuestarios, pero además por la falta de decisión de los gobiernos en hacer las inversiones imprescindibles para no quedar tan lejos en la carrera.
Son tiempos de big data, de inteligencia artificial, de nuevas interpretaciones de datos, pero además son tiempos en donde los gobiernos que surgen de las supuestas democracias deben pulsear todo el tiempo con corporaciones globales de gran poder tecnológico. Es decir, los sistemas de gobierno actuales están a punto de ser parte de un anticuario.
O sea, nos estamos involucrando en un nuevo tiempo mundial en donde la representación de los gobernantes se va a rediscutir, es decir las formas de gobierno que hace tiempo imperan en el mundo occidental es probable que encuentren nuevas variantes, que vayan más allá de sistemas representativos que han sido una desviación bastante marcada, pero aceptable, de la verdadera democracia parida en la antigüedad ateniense.
Un matemático, un físico pueden ayudar a mejorar la toma de decisiones, y la combinación con un filósofo y un historiador conseguirían el estado perfecto para reinterpretar la realidad a cada paso y tener el pulso adecuado de cómo se fueron dando determinados acontecimientos históricos, de cómo las civilizaciones fueron subsistiendo hasta llegar a la actualidad, y sobre todo no equivocar tanto al estar motivados por falsas corrientes de opinión.
En la vida política y en la toma de decisiones deben quedar de lado los entornos que crean un microclima inadecuado y que llevan a errores fatales, y también el contexto mediático que en su mayoría genera una atmósfera demasiada contaminada, sin conocimiento técnico de interpretación de datos ni selección de los más adecuados, insuficiencia en el manejo e interpretación de esos datos, pero que generan una presión insoportable que pueden torcer el curso natural de cualquier definición política.
¿En qué se gastan los recursos de la política?, ¿se invierte en aparatos o en conocimiento?, ¿qué pasa con los parlamentos y las legislaturas que en lugar de ser cajas de resonancia social en muchos casos son cajas, pero de financiamiento discutible y gris?. Mejor con más calidad y transparencia.
Para reflexionar en la previa.
Desafíos en la Ciudad
En la campaña hubo poco espacio para el debate de propuestas. No se puede decir que ellas estuvieron ausentes porque en algunas candidaturas hubo un buen planteamiento, aunque los escenarios no se generaron para que puedan confrontarse.
La campaña en general fue más tranquila que lo que se podía prever, aunque sobre el final algunas denuncias cruzadas volvieron a esa vieja política de la rotura de cartelería o cuestiones similares.
En cuanto a la ocupación de la vía pública existió una mejor presentación que en campañas anteriores, se notó por parte de casi todas las propuestas un mejor trato de los frentes públicos y privados, aunque hay que seguir mejorando.
El dato negativo sigue estando con cuestiones que no se pueden manejar desde lo local como por ejemplo esas odiosas listas en papel, que son interminables y además de consagrar un gasto millonario que a esta altura es inútil desvían en cierta medida la voluntad real de un elector.
Está pendiente una verdadera reforma política que contenga temas como voto electrónico, suspensión de todo tipo de vedas y que se pueda hacer campaña hasta el mismo día de la elección, voto optativo, debates constantes de ideas y menos requisitos para poder inscribir a una agrupación política para participar de una elección o a un grupo de vecinos deseosos de hacerlo en un determinado momento. Y además la suspensión de las elecciones PASO porque no sirven para nada, son una erogación presupuestaria inadecuada y buscan que la ciudanía resuelva los problemas que los políticos no pueden resolver para su convivencia.
En La Plata todos los que se presentan tienen mucho para jugarse. Algunos nada más y nada menos que el gobierno municipal, otros tener la oportunidad de acceder al Concejo Deliberante o al Senado de la Provincia, y en otras opciones dejar plantada la semilla para el crecimiento a futuro y constituirse en una voz más en la Ciudad.
Sin embargo, este domingo se largará una carrera más que interesante hacia octubre, y el frente que mejor salga parado en cuanto a unidad y convocatoria plural será el más ganancioso. A estar atentos a ese detalle para saber quién nos podrá gobernar desde el próximo 10 de diciembre.
Que la elección sea en paz, como corresponde.
Hasta el próximo fin de semana.