30/04/2025 - Edición Nº3324

Politica

Elecciones 2023

El “miedo” y el “hartazgo” ya jugaron y rindieron, pero el que haga entrar a la “esperanza” define el partido

14/11/2023 | Si hoy se realizara el balotaje llegamos con una incertidumbre total, pero faltan tres días para que la veda cierre las campañas y es posible que el gol del desempate alguien lo anote, y como se dice en la canchita ´mete gol…gana´. Si en el tiempo que resta, uno de los dos equipos hace entrar a la “esperanza”, es posible que sea el campeón. Pero puede haber un triunfo pírrico, y el surgimiento de un mito que sea el fantasma para los próximos tiempos.


por Fabricio Moschettoni, editor de Impulso Baires. Twitter @FMoschettoni


Los encuestadores están más cautos que otras veces, los analistas políticos y periodistas especializados en su mayoría ven un partido, pero se desconciertan cuando las redes sociales observan otros movimientos.

Al debate del domingo, la patria periodística y de la ComPol lo evaluó de una manera en donde encontró a Sergio Massa como sólido ganador, pero las redes sociales, las votaciones online y la opinión generalizada de los ciudadanos que opinan vieron que Javier Milei se imponían con comodidad y los resultados estaban en 70 – 30 o incluso en 80 – 20. Es decir, Massa ganó absolutamente en la tapa de todos los diarios, y Milei ganó con comodidad en las redes.

Hace un tiempo que en mis análisis dominicales insisto con que las encuestas tienen un factor que no se coloca en títulos de molde y es la tasa de rechazo, o sea la negativa de casos seleccionados para una primera instancia de una muestra que se niegan a responder. Un experimentado encuestador presencial el sábado me dijo: “a la tasa de rechazo la tuve hasta la semana pasada en 40%”, y otro que utiliza métodos telefónicos me aportó que tanto con esa metodología como la utilizada por redes sociales es aún mayor.

Es decir, que con una tasa de rechazo tan alta los datos que surgen de una encuesta los tenemos que analizar con demasiados entrecomillados, porque puede ser que terminen opinando aquellas personas que ya tenían un interés o una idea general, pero no se sabe qué pasa con los que se niegan a responder. Posiblemente el cansancio, la falta de tiempo para contestar una entrevista, o tal vez diferentes factores que no los vamos a conocer sean los causantes de esa situación, pero claramente la cuestión va a influir en la elección.

Lo mismo ocurre con el balotaje y sus repercusiones. Tuvo 48 puntos de rating, o sea casi lo mismo que el partido de fútbol más competitivo de la Selección Nacional, pero sin embargo hay una enorme cantidad de personas que optaron por hacer otra cosa en lugar de seguir ese evento. Por lo tanto, hay que ver qué reacción tiene toda esa enorme masa de gente que no le dio importancia, pero que después posiblemente lo consume peligrosamente recortado y tendencioso para un lado u otro en los videos o publicaciones en redes que hacen los distintos equipos de campaña o algunos usuarios. Con eso quiero significar que por un lado puede ser correcto el análisis técnico del debate que hicieron la enorme mayoría de los periodistas o analistas políticos, pero también la cuestión puede ir por el lado de la opinión de la gente en redes, o más probablemente la vedette sea la masa silenciosa que no intervino públicamente.

Siguiendo atentamente algunas entrevistas que le hacen medios como Crónica TV o algunas transmisiones de canales en YouTube a la gente común en la calle, encontré respuestas de diferente calibre, pero vale la pena analizar. Una, a favor de Massa, diciendo: “estos hace mucho que están, las cosas están mal, pero tiran bonos, aumentos o siempre hay algo que termina siendo un alivio para los que estamos al día. Si llega el otro terminamos sin derechos”; y otra, muy original, a favor de Milei: “este puede estar loco, pero más loco estamos nosotros si votamos a los que están desde hace más de veinte años y no resolvieron nada”.

Da la sensación de que a esta campaña la jugaron dos estrellas de peso como son “el miedo” y “el hartazgo”, pero ya hicieron todo su aporte y es posiblemente que la definición aún no esté planteada, por lo que si en estos tres días de proselitismo alguno de los dos bunkers consigue que “la esperanza” entre en escena posiblemente anote el gol del triunfo.

Con las cosas como están, también da la sensación de que puede existir empate, pero es posible que haya resto para el gol del último minuto, y hay quienes dicen que, si aparece ese tanto clave, luego en el tiempo adicional la ventaja se pueda estirar aún más para uno u otro equipo.

El último fin de semana se vio a Massa mostrar toda una enorme artillería compuesta por Unión por la Patria, pero también por un colectivo de dirigentes radicales, socialistas y hasta algún que otro vecinalista. Esos colectivos pueden ser definitorios porque es parte de lo que se denomina “el aparato”, pero también pueden ser un collar de melones, y en esa línea en las PASO lo vimos con una táctica similar a Horacio Rodríguez Larreta, y en la última semana anterior a la primera vuelta, a Patricia Bullrich. En este caso los dirigentes están cuestionados, así que posiblemente no sean los mejores jugadores para apostar.

Por último, quiero hacer una reflexión que no encontré hasta el momento en ningún lado, y es que el domingo próximo hay una muy alta probabilidad que la política tradicional triunfe, o la “casta” como llama Milei, o el profesionalismo como me gusta denominarlo a mí, pero cuidado que puede ser una victoria a lo Pirro (el rey de Epiro del siglo III a.C. en su invasión a Roma cuyo triunfo le costó un ejército), y esa situación además contemple el intento de destrucción política de un adversario, no encarnado por una persona específicamente, sino por una idea mayor, en este caso “las ideas de las libertad” a las que una amplia parte de la sociedad que seguirá harta puede convertirlas en mito, y los mitos no se matan porque tienen una forma de operar fantasmal, y como dejó planteado Karl Marx en 1848, terminan instalándose, aunque en su caso era el fantasma del comunismo por Europa derribando al viejo régimen, aunque adaptado a nuestros tiempos, puede ser un libertario suelto entrando y saliendo de los lugares en donde la elite es aborrecida.

Si Massa gana, además de la idea de unidad nacional tiene que empoderar a la “esperanza” y convocar a esa masa subterránea de los desamparados y marginados del sistema, y si no lo hace un fantasma recorrerá cada barriada, cada hogar desposeído hasta ser una fuerza abstracta difícil de vencer.

Y si Milei es el ganador, tendrá que ver como esos sectores que le dieron una fuerza increíble encuentran la respuesta para empezar a sentirse parte de un proyecto y considerarse protagonistas recuperando sobre todo la dignidad, aunque el camino hacia una mejor calidad de vida sea empinado y espinoso.