por Redacción
El analista añadió que : "En la debacle peronista, solo quedó en pie Axel Kicillof y Cristina Kirchner entró en shock por la derrota tan abultada. Y ahora, Sergio Massa amaga con pedir licencia al frente del ministerio de Economía. En este contexto, Kicillof queda como punta de lanza de la resistencia y deberá rearmar su gabinete, sin una figura de peso como Sergio Berni que dejará la cartera de Seguridad, para asumir como senador.
También fue muy buena además la performance electoral de Milei en el interior del país -especialmente en las provincias de Mendoza , donde logró el 71% de los votos y en Córdoba 74,14%. Massa solo ganó de manera insuficiente en la provincia de Buenos Aires.
Ahora se inicia una transición política y económica en medio de un escenario delicado, donde el país se encuentra al borde de una hiperinflación.
Milei en su primer discurso como presidente, pronosticó cambios drásticos, sin gradualismo, así que lo que viene seguramente será sin anestesia. Todo indica, que entramos en un cambio de época, en una geografía desconocida, con un candidato sin estructura y que está obligado a construir poder. Lo que quedó en claro, es que la gente fue a las urnas harta de un gobierno que no le acercó soluciones, ni esperanza y eligió otra cosa. La bronca por el presente, le ganó al miedo que quiso instalar el gobierno.
Frente a este escenario, existe incertidumbre por la continuidad de Massa al frente del ministerio de Economía. El ministro le pidió a Milei que tome las riendas cuanto antes, pero del otro lado le respondieron que se quede hasta el final y se haga cargo del desastre.
Otra versión circulante es que en el Palacio de Hacienda analizan decretar feriado cambiario para mañana martes. La idea es darse el margen mínimo para acordar algunas medidas con Milei. Intentarían demorar así una disparada del dólar.
Por ahora, entre lo poco que se sabe en el gobierno es que Massa designaría como sus encargados para la transición a Miguel Pesce y Raúl Rigo.
En búsqueda de gobernabilidad, Milei deberá renegociar con Mauricio Macri el pacto de Acassuso, sobre todo frente a un Congreso que tendrá mayoría K. El triunfo de Milei también representa un balde de agua fría para los empresarios habituados a moverse en una Argentina corporativa.
Ahora el nuevo presidente tiene la obligación de darse un baño de realidad. Todavía estamos a ciegas y no sabemos cuál será el rumbo económico . Lo que podemos asegurar, que lo que viene ahora no es grato. Tarde o temprano, habrá que poner bisturí a fondo. Algo va a tener que pasar, ya no hay espacio para el gradualismo. La falta de reservas en el Banco Central, la bomba de las leliqs, una inflación interanual superior al 150%, casi medio país en la pobreza y una renegociación pendiente con el FMI, entre otros fantasmas, además de una devaluación cuyas características se ignoran, son los grandes desafíos a resolver para poder enderezar el barco.
Según los últimos datos oficiales la deuda del Estado argentino asciende hasta los 419.291 millones de dólares. De esta deuda apenas 43.298 millones de dólares corresponden a las obligaciones que tenemos con el FMI (apenas algo más del 10% del total). Solo en el gobierno de Alberto Fernández la deuda del Tesoro Nacional se incrementó en 103.702 millones de dólares, lo que más que duplica la contraída por el FMI. Si a esto le sumamos la deuda cuasi-fiscal que muestran los pasivos remunerados del BCRA, a esta deuda generada por la actual gestión se le debe adicionar unos 60.168 millones de dólares adicionales lo que implica que el actual gobierno se ha endeudado el equivalente a cuatro préstamos con el Fondo Monetario internacional.
La realidad obligará también a empezar a acomodar la política económica para que los precios no se sigan escapando y dañando los bolsillos de los argentinos.
Por poner un ejemplo, por el impacto de la inflación, un trabajador formal puede comprar hoy 50 kilos menos de asado que hace cuatro años.
Desde la devaluación de agosto, algunos alimentos aumentaron más de 70% en el Gran Buenos Aires.
En los primeros 15 días del mes, los precios subieron un 11,9% con respecto al mismo periodo de octubre pasado, según el IPC GBA de Ecolatina. En la consultora esperan, además, un registro más elevado para la segunda mitad de noviembre y estiman una suba del 12,5% del IPC mensual y que el año cerrará con una inflación del 185%.
Otro de los primeros ítems de la lista, casi con seguridad, será la política cambiaria.
Habrá que ver si se sincera más rápidamente el precio del dólar oficial, para encaminarlo más con la realidad.
La otra cuestión que habrá que encarar con urgencia es la de retomar las negociaciones con el FMI. En este momento el acuerdo con dicho organismo está caído, dado el incumplimiento de las políticas en materia fiscal y cambiaria, verificado a partir del último desembolso.
En diciembre la primera luz roja que se enciende es un nuevo desembolso que urge ingresar.
Se supone, que el staff y el Directorio del Fondo serán más pacientes con una nueva administración, aunque tenga un serio problema reputacional.
Pero revivir el acuerdo con el FMI requerirá establecer nuevas metas, en materia fiscal y de acumulación de reservas.
Por lo tanto, no sólo habrá que definir el régimen cambiario, también será necesario establecer otro marco de impuestos y gastos, con el agravante de que los dos candidatos del balotaje acaban de votar en el Congreso una reforma impositiva insostenible y a contramano de las mejores prácticas internacionales, que incrementa aún más el déficit fiscal con el que cierra el 2023.
En este contexto, una negociación con el Fondo puede ser parte de la solución de transición para el nuevo gobierno, si se llega rápido a un nuevo acuerdo, o constituirse en un problema que agrave expectativas y desestabilice los inicios de un nuevo ciclo.
En síntesis, después de la fantasía de la campaña electoral, vendrá la realidad de una difícil transición, sin reservas en el Banco Central y con el acuerdo con el FMI caído.
En los primeros 13 meses de gestión del próximo gobierno los compromisos de pago de deuda de la nación, las provincias y corporativos alcanzan los US$ 11.000 millones entre los cuales, US$ 2.600 millones se concentran entre diciembre y marzo.
El que gane, si o si, deberá explicar cómo hará para pagar esos compromisos sin dólares en las reservas del Central y, presumiblemente, intentando generar algún grado de confianza para conseguir financiamiento.
Achicar el gasto público es otro de los grandes desafíos.Según los últimos datos del Ministerio de Trabajo, los empleados públicos totales, como ocupación que general el ingreso principal sumaban en las tres jurisdicciones: nación, provincias y municipios 3.490.056 personas (nación 740.677, provincias 2.297.491 y municipios 451.888 a diciembre de 2016).
El sector privado prácticamente no crea puestos de trabajo y el sector público, por el contrario, los multiplica a pasos agigantados.
Otro tema pendiente a resolver son los ingresos mensuales de los jubilados, que fueron entre un 25,9% y un 35,1% más bajos que cuatro años atrás, medidos según su poder de compra, y solo entre enero y octubre de este año tuvieron caídas de hasta el 26%. En el mes actual la situación se agravó, porque la suba de precios sigue su curso, mientras que los ingresos no variaron.
Es decir, el recorte a las jubilaciones aplicado por la gestión actual termina, con una altísima inflación mediante, superando por muchos puntos la caída de poder adquisitivo que se prometía compensar", finalizó el analista.