
por Jorge Joury *
Si bien el presidente advirtió que llevará entre 18 y 24 meses revertir el fenómeno inflacionario, evitó precisar a cuánto puede escalar el nivel de los aumentos, aunque algunos economistas pronostican que podría llegar al 400%.
Lo que hará Milei en el arranque, es patear los enormes hormigueros que abundan en el Estado, cargados de corrupción, sobreprecios y ñoquis. El ajuste en todos los frentes será largo y doloroso. Es la consecuencia de la fiesta del kirchnerismo, donde el plan platita fue una de las principales vedettes. Un dato a tener en cuenta, el nuevo mandatario no podrá apagar la máquina de imprimir billetes por lo menos durante los primeros tres meses de gobierno, por el enorme déficit que le deja, una suerte de tierra arrasada y para asegurar el pago de salarios y jubilaciones.
En cuanto a la estética del traspaso del mando tendrá una variante. Milei dará su primer discurso como presidente desde las escalinatas del Congreso, tal como lo hacen los mandatarios en Estados Unidos a las puertas del Capitolio.
La decisión de Milei es una manera de agradecer al soberano, es decir al pueblo que lo votó. Al respecto, se entusiasman que podrían lograr una convocatoria de casi un millón de asistentes agitando banderas argentinas. Milei lo que pretende es una demostración de fuerza desde el primer minuto de gestión: "Traé tu bandera argentina", le pidió a sus seguidores en el flyer que publicó en sus redes sociales. La decisión, es una manera de marcarle la cancha a los movimientos sociales que evaluaron en los últimos días plantarse en las calles durante la ceremonia de asunción.
El banderazo está citado a las 11 y la militancia libertaria podría llegar a ser la principal custodia ante alguna eventual movilización opositora. Será Alberto Fernández quien entregue la banda y el bastón presidencial a Milei para cerrar la transición.
Lo que Milei seguramente revelará en su discurso, es la pesada herencia que recibe, donde el gasto del sector público en su conjunto (nacional, provincial y municipal) pasó de 34,9% del PBI al fin de la presidencia de Néstor Kirchner, a un récord de 49,7% del PBI al concluir la segunda presidencia de Cristina, y atenuarse a 45,4% del PBI en el gobierno de Mauricio Macri, y a 43,8% del PBI, aproximadamente en el de Alberto Fernández.
Semejante aumento de más de 9% del PBI entre extremos en el período bajo análisis, sin que se advierta una mejora en la calidad y eficiencia de los servicios básicos a cargo del Estado, explicaría por qué prendió en gran parte de la sociedad, en particular el electorado, la campaña de “la motosierra” que proyecta ejecutar el presidente electo Javier Milei.
Para dar una señal de austeridad, Milei eliminará la pauta publicitaria para los medios y además buscará reducir el 60% de la estructura del Estado. Cree que los ministerios pueden funcionar con dos de cada cinco secretarías, subsecretarías y jefaturas.
Estos cambios forman parte de la denominada reforma del Estado, uno de sus principales pilares de su plan económico, aunque no integran el paquete económico de leyes que enviará al Congreso. La reforma legislativa incluye la Ley de Ministerios y las privatizaciones de empresas públicas. Los otros dos son la desregulación económica y el Presupuesto. Las empresas estatales y organismos descentralizados, como ANSeS y PAMI, pueden funcionar con el 40% de su estructura. Hoy, según datos oficiales, la administración central alberga 307 organismos, incluyendo la jefatura de Gabinete, 18 ministerios, 106 secretarías y 182 subsecretarías.Los equipos de la Libertad Avanza y Juntos por el Cambio estimaron en su momento que hay unos 3.000 cargos "políticos" o designados por las autoridades en el sector público nacional de una plantilla total de 342.000 empleados. "Hay mucho gasto discrecional, que se puede achicar sin aprobación del Congreso porque no tiene que pasar por el Presupuesto", aseguran cerca de Milei.
La secuencia de política económica inicial incluirá tres pasos: desarme rápido de los pasivos remunerados del Banco Central (Leliq y pases pasivos), un shock fiscal que implique un sendero al equilibrio fiscal en su primer año de gobierno, lo que haría necesario un ajuste que el libertario ubicó en 5% del PBI, y un paquete de reformas de desregulación económica que enviaría al Congreso a ser tratado en sesiones extraordinarias.
El precio que tendrá el dólar oficial después del 10 de diciembre es una de las principales señales que esperan inversores, empresas y analistas en el comienzo del Gobierno de Javier Milei. El futuro ministro del Interior, Guillermo Francos, estimó que sería “razonable” un nivel de entre $600 y $650, la misma cifra que había adelantado, pero aclaró que no necesariamente ese será el valor que tome la divisa en el inicio de la gestión. Las consultoras anticipan que ese nivel implica mantener inicialmente el cepo, convivir con brecha cambiaria, aunque considerablemente más baja que la actual, y un freno para la acumulación de reservas del Banco Central de la República Argentina (BCRA).
Milei llega a la Presidencia impulsado por una avalancha de votos que le dieron crédito en contra de lo que era más de lo mismo. Ese es su enorme capital. Sin gobernador alguno que exprese a su fuerza política, con solo 37 diputados y 7 senadores propios está obligado a construir gobernabilidad en base a acuerdos con los heridos que quedaron en el camino.
Este panorama obliga a negociar, a encontrar acuerdos con los otros bloques parlamentarios. Solo para sesionar necesita un quórum de 129 legisladores en la cámara baja y 37 en el Senado. El peronismo seguirá siendo la primera minoría en ambas Cámaras. En el Senado a solo dos bancas del quórum y en Diputados a 21.
La tarea se presenta, al menos hasta aquí, compleja. La ambulancia de Guillermo Francos, el ministro del Interior, deberá transitar sobre un territorio político devastado y lleno de granadas.
Milei deberá lidiar contra la máquina de impedir, llámese kirchnerismo explícito, gremios, movimientos sociales, intelectuales K y hasta curas villeros. Son los que desean que le vaya mal y piden que el diablo meta la cola con una asamblea legislativa en el corto plazo.
Estos demonios que siempre se pasean cuando les cambia la suerte, van a tratar de aprovechar el malestar de todos aquellos que temen perder los privilegios que les han permitido prosperar en medio de la miseria generalizada. Darán a entender que hubiera sido bastante fácil salir de la gran crisis nacional que ellos mismos contribuyeron a provocar sin pedir tantos sacrificios a nadie.
Milei llamará a sesiones extraordinarias para tratar un paquete de reformas y leyes clave para el inicio de su gobierno, entre ellas la anulación de las PASO.
La reconfiguración del sistema político enfrenta una dificultad. Dónde debe ubicarse la oposición. Un tema para nada menor si se tiene en cuenta que Javier Milei anunciará el mismo días de su asunción un paquete de medidas que apuntan a una profunda transformación.
La herencia que recibe el nuevo gobierno es dramática: la deuda interna supera los 400 mil millones de dólares. Milei asegura que entramos en estanflación y Guillermo Francos deja en claro que “no hay plata” para nadie. Diana Mondino le aconseja a los industriales ir comprando equipos generadores para no quedar paralizados frente a los cortes de prestación de energía eléctrica.
Una de las cosas que deberá tener en cuenta Milei para atenuar el deterioro es recomponer el salario de los jubilados, que perdieron casi un tercio de su haber en los últimos 6 años.
Mientras desde diversos sectores se insta a encontrar la manera de salir de la grieta, los principales referentes de la polarización política que dominó la vida política del país insisten en permanecer en escena. Cristina y Macri no se quieren ir. Ambos aparecen complicando, obturando consensos. Se resisten a abandonar el escenario.
Ninguno de los dos ex mandatarios quiso poner el propio cuerpo en las elecciones. Sabían que los números no les daban. Lo de Massa no funcionó y lo de Patricia Bullrich, desgastada por la forzada lucha interna, tampoco. Macri, no obstante, se siente triunfador.
En este contexto, todavía hay mucho por definir. Resta saber cómo se va a acomodar en el tablero el escenario político. Este domingo, la historia marcará que se pasará de los dichos a los hechos. El presidente electo ha sido crudo y explícito: lo que viene es muy duro. No habrá espacio para vacilaciones.
Milei es consciente que con él no habrá luna de miel. Ni siquiera tendrá una sencilla noche de bodas. Los gestos amorosos para con la nueva gestión se agotaron en los abrazos y palmaditas en la escena de la proclamación de la fórmula. Se acabaron las palabras y se acerca el momento de la verdad, de poner manos a la obra en el momento más dramático de la Argentina con casi 45% de pobres y sin reservas en el Banco Central.
*Jorge Joury es licenciado en Ciencias de la Información y analista político. El 22 de noviembre de 2017, el Concejo Deliberante de La Plata lo declaró "personalidad destacada en el periodismo".