
por Redacción
El analista añadió que: "Los primeros datos de junio reflejan que se frenó la incipiente recuperación económica de los meses anteriores. El mes pasado marcó no sólo el agotamiento de la primera fase del plan económico sino también un quiebre en la tendencia bajista de la inflación y el resultado positivo de las cuentas fiscales.
Por lo que se ve, es el momento más crítico del plan económico y tal vez el gobierno deba apelar a una suba de tasas de interés para evitar que la gente deje de irse al dólar. Hay que decir que esta vez la mala praxis fue del gobierno. La conferencia de prensa del ministro de Economía Luis Caputo y el presidente del Banco Central, Santiago Bausili fue el disparador de falsas expectativas. Los grupos de poder concentrados esperaban ese viernes en el cierre de semana un gran anuncio. Pero todo se diluyó en cuestiones técnicas que hacen a la relación del BCRA con los bancos, que pocos entendimos y que tal vez se podían haber resuelto en una reunión a puertas cerradas y sin tanto bombo.
Lo que los mercados esperaban ese día de manera concreta, es que el gobierno pusiera sobre la mesa una hoja de ruta para salir del cepo y definiera claramente un régimen monetario y cambiario. Es decir, dar previsibilidad.
Es evidente que a medida que pasa el tiempo y se demoran definiciones importantes, la fiebre de los mercados por obtener precisiones irá en aumento.
La conferencia de Caputo y Santiago Bausili fue una foto perdedora. Desde el viernes negro los dólares financieros y el blue se dispararon, la brecha cambiaria ya está cerca del 60%, el Central no logra sumar reservas y el riesgo país coquetea con los 1600 puntos. Esta situación aleja en lugar de acercar el momento de levantar el cepo y normalizar el frente cambiario. Pero Caputo se empeña en sostener una devaluación mensual del 2%, que hasta el FMI considera inconsistente.
Es por eso que la aprobación de la Ley Bases y el paquete fiscal no tuvo el efecto balsámico que el Gobierno esperaba. La alta temperatura con el dólar y los activos argentinos, es la muestra más clara de que los mercados pueden hacer que los tiempos se aceleren drásticamente y entren en una dinámica imprevisible. Basta con ir a los archivos, para que la historia lo demuestre. Hoy estamos frente a preocupantes presiones por devaluar, pero el gobierno se niega. Hay demasiados millones de pobres como para agregar más.
El jefe de Gabinete Guillermo Francos cree que hubo una mano negra que operó en el mercado y culpó a Sergio Massa de trabajar para generar inestabilidad en el gobierno.
La cuestión política es evidente que también metió la cola. Todos pensábamos que el gobierno había aprendido a negociar sin hacer olas, pero Milei volvió a sembrar rispideces y empezó a disparar contra legisladores y particularmente le apuntó a periodistas a los que tilda de “delincuentes” y “ensobrados”.
La tentación de echarle la culpa al mensajero es vieja y de todas las épocas y gobiernos. Hay que entender que los medios no hacen más que reflejar las dudas y diagnósticos del mercado, los economistas, los empresarios y el Fondo Monetario Internacional. Es lo que habitualmente se llama el “círculo rojo”.
Aunque sean de parecido tenor, a Milei no le irritan tanto los comentarios del exterior, sino los locales
Por ejemplo, The Economist instó a Milei a definir qué hará con el Banco Central y el peso. “En la campaña prometía dolarizar la economía; ahora él y su equipo hablan de una competencia de monedas en la que el peso coexistiría con otras divisas. Esta incertidumbre tiene un costo. Los inversores no quieren hundir dinero en un país donde el sistema monetario y cambiario está en el aire”, advirtió el semanario inglés que mejor refleja el pensamiento del establishment internacional.
Lo que los mercados le vienen pidiendo al Gobierno es que diseñe con mayores precisiones el camino para salir del cepo, que defina claramente qué régimen monetario y cambiario tendrá, y advierten sobre el atraso del dólar y la creciente dificultad para sumar reservas.
Hasta ahora los funcionarios se habían limitado mayormente a pedir un voto de confianza, porque “saben lo que hay que hacer”, antes que dar detalles.
Milei esta vez apretó el acelerador para mostrar resultados rápidamente, cuando antes de llegar al poder decía que bajar la inflación llevaría un año y medio.
Pero no es todo. Los funcionarios ratificaron que seguirá la tablita de devaluaciones del 2% mensual y el dólar blend para exportadores, al tiempo que fueron imprecisos sobre la salida del cepo, la rebaja del impuesto PAIS y el nuevo acuerdo con el Fondo. El mercado esperaba otra cosa, tal como quedó a la vista. La calma financiera de la que el Gobierno disfrutaba hasta acá parece haber quedado atrás.
Hay negocios que dependen del cepo. Es uno de los temas que más incomoda la actividad económica, porque las empresas tienen que generar dividendos, girar divisas al exterior y atrás viene la posibilidad de hacer negocios.
Los exportadores se niegan a liquidar, y el Fondo a prestar más plata, mientras el gobierno no cambie de enfoque en la materia, será porque no ven ningún motivo para esperar que esta vez la disputa en cuestión pueda terminar de forma muy distinta que la infinidad de veces en el pasado que sacudió de sus ensoñaciones a los predecesores de Milei y de Caputo: con una rendición más o menos rápida y más o menos desprolija y costosa ante lo inevitable.
"La ansiedad va a ir creciendo”, pronostica el economista y asesor del Gobierno, Fausto Spotorno, quien responsabilizó a Caputo por la crisis cambiaria. Sostuvo que la presentación de la segunda etapa del programa económico que encabezó el ministro fue un “mal anuncio” y que “los errores –del ministro– se los van a facturar al Gobierno”.
"El mercado esperaba algo más”, aseguró el economista y remarcó que se generó demasiada expectativa para algo que podría haber comunicado el Banco Central. Asimismo, admitió que hay una “tensión” respecto a la salida del cepo y que el aumento de la brecha cambiaria (se ubica en el 52 por ciento con el informal) y el lento engrosamiento de las reservas no generan expectativas de eliminación de las restricciones.“Me parece que, con la conferencia, el Gobierno quiso explicar un poco mejor cómo imagina la salida del cepo; no será un evento, sino un proceso y para poder hacerlo además tiene que acumular reservas y cerrar la brecha cambiaria”, agrega. Para Spotorno, es una tarea que no debería esperar a 2025 y tendría que estar resuelta en los próximos tres o cuatro meses para hacer posible la recuperación económica.Justamente, el mercado está viendo que la acumulación necesaria de reservas será muy dificultosa", finalizó el analista.