
por Fabricio Moschettoni, editor de ImpulsoBaires / Twitter @FMoschettoni
“Ninoy” fue muy influyente el proceso revolucionario de 1986, que terminaría con Corazón como presidente, debido a que representaba a una oposición unida.
El día de las elecciones hubo irregularidades y fraudes de todo tipo. A pesar de que las autoridades declararon a Marcos ganador, la oposición y los observadores internacionales denunciaron el proceso por su elevado significado de corrupción, lo que derivó en protestas masivas y manifestaciones pacíficas, que se conocieron como la Revolución del Poder Popular.
Hubo una presión popular muy fuerte, apoyo de la Iglesia Católica y de las fuerzas armadas. Esa situación terminó con la retirada de Marcos y su familia al exilio en Hawái, y Corazón Aquino asumió la presidencia.
Así terminan dos décadas de dictadura y retornó la democracia plena a Filipinas.
Ayer, en medio de la tensión, el influencer argentino Carlos Maslatón, un referente liberal que conoce sobre elecciones venezolanas, decía en X: "el fraude consumado, una vez más, siempre igual pero exactamente igual. La oposición democrática diciendo que esta vez será diferente y que no podrán proceder. Debe asumirse cómo se dan vuelta los números. Nada de lo que pase en las mesas de votación importa, ni el escrutinio parcial al cierre. Simplemente se escribe el resultado a gusto del chavismo en una hoja y se proclama ese resultado inventado. Nuevamente, espero que esta vez los defraudados hagan a la Corazón Aquino de 1986 en las Filipinas y que combatan hasta la muerte, solo mostrando resistencia podrán lograr apoyo internacional suficiente y real para desplazar a la dictadura venezolana de Maduro y Cabello".
La historia nunca se repite, los hechos no son los mismos jamás, pero sin embargo la Venezuela mayoritaria que quiere la democracia y la libertad debe comprender que, a partir de la movilización popular pacífica, se puede revertir el fraude más escandaloso de las últimas décadas.
La comunidad internacional, en tanto, no puede permanecer pasiva, y debe exigir a organismos como por ejemplo la OEA, una sesión urgente.
f