05/05/2025 - Edición Nº3329

Politica

Contrapoder

De este golpe no se vuelve, señor Presidente

10/08/2024 | Hasta aquí, mi experiencia periodística marcaba que Fernando de la Rúa, que se tuvo que ir en helicóptero, había sido el peor presidente del retorno de la democracia. Pero Alberto Fernández lo superó. De la Rúa nunca le pegó a su esposa. Después de la denuncia de Fabiola Yáñez y las fotos que se hicieron públicas en las últimas horas, con su rostro desfigurado y los moretones en el cuerpo, ya no quedan dudas que AF se ha ganado el título más humillante: es y será el más cínico y el peor jefe de Estado de la historia.


por Jorge Joury*


No hay antecedentes a nivel mundial de mandatarios denunciados por haber descargado semejante nivel de violencia sobre sus parejas. Cualquier ciudadano común en esa situación, ya estaría preso. Políticamente, el caso daña al peronismo, que difícilmente se pueda recomponer después de semejante escarnio.

Alberto Fernández es una sumatoria de fracasos: vacunatorio clandestino, destrozó la economía, hizo una fiesta en el medio de la cuarentena, festejó en la Casa Rosada con la mediática Tamara Pettinato bebiendo cerveza y encima grabó un video, mientras todos estábamos encerrados en nuestros hogares, fundió al Banco Central, le hizo juicio político a la Corte Suprema, se alió con Putin en el medio de la guerra a Ucrania, invitó a Maduro a la Argentina, cerró las escuelas un año y medio, y encima, su mujer lo denuncia por maltrato. Alberto Fernández también dejará de dar clases en la Facultad de Derecho de la UBA porque lo repudian hasta sus propios alumnos.

Su curso sobre Teoría del delito y sistemática de la pena fue dado de baja por falta de inscriptos, ya que no logró reunir al mínimo de 10 alumnos que estipula la facultad. El cinismo es la única materia con la cual podrá dictar cátedra.

Al finalizar su gestión presidencial, el 10 de diciembre de 2023, dije desde esta columna editorial que lo único para celebrar era el fin de un mandato oscuro. 

En el final del gobierno, Fernández ya no tenía absolutamente nada de poder. Cristina Kirchner se corrió de la campaña electoral y Sergio Massa se transformó en una suerte de presidente virtual, luego de encolumnar a todo el peronismo detrás de su candidatura. Pero la derrota frente a Javier Milei hizo volar por los aires esa dinámica. Una vez culminado el gobierno, el expresidente no tuvo más injerencia en la vida política del peronismo. Su voz perdió valor y hoy es el dirigente más repudiado.

Ahora en el peronismo la preocupación es sobre el tiempo que viene. El desafío es salvar lo que queda. Las preguntas abundan sin respuesta: ¿Cuánto le afecta la denuncia contra Alberto Fernández? ¿Le quita credibilidad a la fuerza política? ¿Hasta dónde llegará el daño real del impacto? ¿Absorbe el expresidente el costo absoluto de la denuncia? 

Mientras tanto, hoy ya no sorprende que el hombre que se golpeaba el pecho cuando decía ser un defensor acérrimo del feminismo y estar limpio de cualquier hecho de corrupción, se encuentre cada vez más acorralado ante la Justicia por escándalos como el de los costosos seguros del Estado que supuestamente habrían beneficiado a él y a amigos del poder y donde se manejaron durante 4 años comisiones por más de 3 mil millones de pesos. 

Cualquier ciudadano de a pie tendrá el derecho entonces a desconfiar de la devaluada palabra de quien, siendo Presidente, tuvo también el descaro de desmentir la recordada fiesta de Olivos en medio de la pandemia.

La realidad viene demostrando que Alberto Fernández no solo se lleva el degradante título de haber sido un pésimo funcionario, sino que además ahora está seriamente comprometido de actos de violencia de género contra su expareja, Fabiola Yañez, cuando ambos vivían en la quinta presidencial de Olivos. 

Por esta cuestión, el peronismo ha sufrido un nuevo sopapo. Si quiere volver a ser protagonista, deberá apostar a una renovación como un espíritu de época, para limpiar manchas de dirigentes que se suceden y avergüenzan con sus historias. Sobre todo, después de una sucesión de hechos muy frescos en la memoria, vinculados a agresiones sexuales, violaciones y abusos, como el del ex gobernador de Tucumán José Alperovich hoy condenado por abusar de su sobrina y el del intendente de La Matanza, Fernando Espinoza, que se encuentra procesado y pronto irá a juicio por acoso contra una secretaria.

En cuanto a AF, hay que decir que se encontraron cientos de conversaciones telefónicas entre su exsecretaria, María Cantero; su esposo, el broker de seguros Héctor Martínez Sosa, y el propio ex jefe del Estado, que analiza la Justicia. Hay allí pruebas contundentes de supuestas gestiones y maniobras para favorecer al citado agente asegurador, quien mantiene con Fernández una vieja relación personal.

Los diálogos tornan aún más fundadas las serias sospechas sobre la existencia de negociaciones incompatibles con la función pública por parte del entonces presidente de la República, quien al menos aparecería interesándose por acercar al esposo de su secretaria privada a importantes dependencias del Estado nacional, como la Cancillería y Fabricaciones Militares con la finalidad de hacer negocios oscuros.

La Justicia deberá determinar si, además de ser responsable de un posible incumplimiento de sus deberes de funcionario y supuesta malversación de fondos, Fernández habría integrado una asociación ilícita.

Las sospechas acerca de un gigantesco negociado surgieron tras conocerse que, luego de que el entonces primer mandatario ordenó mediante un decreto que todos los seguros estatales debían pasar por la empresa Nación Seguros, en las contrataciones de esas pólizas por distintas dependencias oficiales aparecían innecesarios gestores con fuertes vínculos con el poder político, quienes se habrían beneficiado con multimillonarias comisiones. Entre ellos, descollaba Martínez Sosa, cuya esposa, desde la estratégica secretaría privada de la Presidencia, supuestamente se encargaría de favorecer sus relaciones comerciales con la ayuda del propio jefe del Estado, según se desprende de las conversaciones de WhatsApp en poder de la Justicia. Como dato adicional, Martínez Sosa aparece como prestamista de Fernández en las propias declaraciones juradas que este presentó como funcionario público, por un monto original que, allá por 2008, alcanzaba los 20 mil dólares y que no habría sido devuelto.

La dimensión económica del escándalo la da el hecho de que, durante la gestión presidencial de Fernández, se habrían dilapidado unos 3500 millones de pesos en comisiones de seguros, una cifra que se multiplicaría si fuese actualizada por la inflación. Pero lo notable es que, de las conversaciones entre la secretaria presidencial y su marido surgen nombres de otros brokers que se podrían beneficiar de este negocio con el Estado, y de funcionarios y sectores políticos, como Sergio Massa o La Cámpora, que supuestamente habrían intervenido en gestiones parecidas tendientes a favorecer a determinados gestores de seguros, y que la Justicia tendrá que investigar a fondo.

Los chats de María Cantero son reveladores asimismo de un mensaje de Fabiola Yañez sobre eventuales actos de violencia que habría sufrido de su esposo y que esta última se encargó de denunciar ante la Justicia. Fernández asegura que “jamás ocurrió” lo que se le imputa. Habrá que dejar que la Justicia actúe, aunque cualquier ciudadano de a pie tendrá todo el derecho a desconfiar de la devaluada palabra de quien, siendo Presidente, llegó a jactarse de su transparencia y de haber terminado con “los sótanos de la democracia”, y hasta tuvo el descaro de desmentir la tristemente recordada fiesta en Olivos en medio de la pandemia y el aislamiento obligatorio que él mismo había dictado. Los resultados están a la vista y las pruebas abundan. Alberto también pisó el palito y apeló al viejo truco de la casta: utilizar el poder del Estado para beneficiarse. De esto no se vuelve. Y pronto, Alberto se convertirá en la sombra más oscura de la política. Nunca hay que olvidar que quien lo propuso para la primera magistratura fue Cristina Fernández de Kirchner. Ella también direccionó a Amado Boudou como vice.

*Jorge Joury es licenciado en Ciencias de la Información y analista político. El 22 de noviembre de 2017, el Concejo Deliberante de La Plata lo declaró "personalidad destacada en el periodismo".
 

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