
por Redacción
En diálogo con Fabricio Moschettoni en su podcast "En Efecto Mariposa", en Impulso Baires Podcasts, Rafael Guedez, calificó a la situación actual de Venezuela como “un hecho sin precedentes en la historia de mi país y creo que en Latinoamérica”.
Haciendo un repaso de su vida luego de arribar a nuestro país, dijo: “llegué a Argentina en 2016 por una decisión impulsada en Venezuela en donde ya veníamos con represión política y desabastecimiento; y una pobreza cada vez mayor que alcanzaba a mucha más gente. Hace ocho años que estoy acá. No fue una migración casual, sino que fue masiva, con desesperanza y dejando cosas atrás como lo que se trabajó y dejando todo lo que uno tenía”.
“Hubo gentes mayores que yo que dejaron todo para salir y buscar una mejor calidad de vida”, reflexionó.
Acerca de las diferencias culturales entre países, dijo: "Por suerte, a nivel de oportunidades de trabajo y recibimiento no tengo nada para quejarme porque siempre estuvieron con puertas abiertas. En lo cultural, este es un país más abierto culturalmente para recibir inmigrantes y con mucha cultura de otros países de Latinoamérica. Pero sí hay una forma diferente de vivir todos los días, acá a veces la gente se extraña de que uno encare todos los días con otra actitud, y a pesar de todo lo que hubo que dejar atrás se vive con menos quejas”.
“Hay diferencias culturales propias de cada país, pero tenemos mucho en común como lo familiar, o lo amiguero”, por ejemplo.
Un proceso acumulativo de situaciones
Acerca de la salida de Venezuela, dijo que fue un proceso, y que no constituyó una cuestión abrupta: “fue acumulativo, porque la decisión se tomó también con mi pareja. Es como la historia de la rana que colocan en agua hirviendo en donde le aumentan la temperatura y no aguanta más. Había, por ejemplo, situaciones en donde no se podían comprar productos en supermercados, o incluso en mi familia en donde había cultura de trabajo, profesionales que, en caso de mi mamá, cumplió sus años de servicio en la docencia y tenía que hacer filas hasta las doce de la noche en una farmacia o en un supermercado para ver qué podía conseguir, y si lo que se buscaba no lo conseguías, compraban alguna otra cosa para luego cambiarla. Era como en la Edad Media". Además, subrayó “la falta de libertad, la represión. Así que fue acumulativo todo el proceso”.
“Fue un proceso de salida gradual, que empeoró (la situación). Me vine en un momento clave. Dejé el país en mayo de 2016 y un par de meses después hubo una hiperdevaluación en donde se agregaron tres ceros a la moneda. Fue muy chocante incluso viéndolo desde afuera. Acá había mucha gente que no entendía ese proceso devaluatorio", indicó.
Sobre cómo cambió su visión del mundo cuando llegó en un mes de mayo de hace ocho años, dijo: "Fue muy chocante. Cuando llego me recibe una amiga que hacía dos años que vivía en La Plata. Salimos de la pensión de ese momento, fuimos a hacer compras a una línea de supermercados ubicada en Camino Centenario, y hacía años que no podía ir a un lugar y poder elegir la pasta de dientes, o el papel higiénico, o la marca de aceite”.
“Empecé a trabajar rápido por suerte, y cuando salía del trabajo a la noche caminaba diez cuadras hacia mi casa y tenía la tranquilidad de que no me pasaba nada”, contó, y agregó que “me hizo recordar todo eso, sobre todo cuánto se nos arrebató (en Venezuela)”.
Luego resaltó la meritocracia: "Trabajamos para disfrutar después de la retribución de lo que estamos haciendo, y ahí se vuelve a disfrutar de las cosas que tenía cuando Venezuela era otra, porque mi familia era de trabajo. En mi país se me impidió ese derecho. Lo hicieron ver como un privilegio y no un derecho", sostuvo.
Acerca de lo que más extraña de Venezuela, dijo que “evidentemente la familiar porque no tiene comparación. Pero también los amigos porque soy muy amiguero y extraño a los amigos de la Secundaria. También extraño a los paisajes hermosos de mi país en donde tenemos montañas, desiertos, playas y un clima tropical espectacular. Además, la sonrisa del desconocido en la calle, la cercanía y la calidez humana más allá de los vínculos cercanos que la niñez o de momentos importantes de la vida”.
Perspectiva política y social
Luego, al ser consultado sobre cómo observa la realidad política, dijo: “a diferencia de otros años, viví estas elecciones de una forma muy atípica. Era un domingo que estaba volviendo para La Plata y no estuve para nada pendiente porque cuando salimos, algunos tenemos una coraza para no estresarnos y no miramos tanta noticia. No así, al día siguiente y con esos resultados, se ve que detrás de cámara había algo que se estaba gestando y era la esperanza de que así sucediera con el resultado abrumador en votos”.
“Esto refleja que hay una importante cantidad de personas que estaban en ese lugar, pero ahora se dieron cuenta que la ideología no era más fuerte que la realidad. Cuando empiezo a ver las denuncias de fraude, se despertó una situación en segundo plano que empieza a estar latente", reflexionó.
Luego dijo: "Ahora lo veo con mucha tristeza porque hay más de 1500 presos, personas privadas de su libertad por manifestarse. Esas personas que están ahí son personas que son miembros de una familia, y capaz que esa persona presa era el sustento de la familia, y esa familia que antes la tenía difícil ahora la tiene peor porque además tiene que ir a visitar a cualquier cárcel a un familiar, a conseguir abogados para ver qué se puede lograr porque es pelear contra el Estado", indicó y sostuvo que “me genera mucha pena porque la gente que ya estaba mal y ahora está peor".
Sobre la comunidad internacional, dijo: "Espero que sigan civilizando, espero algún tipo de medidas. La intervención directa no es viable porque es inconstitucional tanto en la Constitución de mi país como en la de otros, pero espero que haya otras vías”.
“Uno en momentos previos estaba motivado por el rencor y la ira, y quería que estos tipos paguen como sea, y veía a mi familiar expuesta al calor o al frío o en la calle y pensaba ´nadie se merece eso'". Ahora quiero que se vayan, que se lleven lo que se robaron, pero que se vayan, que haya una oportunidad para empezar de nuevo y que mi país vuelva a ser lo que era”, dijo.
Sostuvo que “me esperanza que haya otras personas que tengan la posibilidad que yo no tuve de vivir”, y agregó que “quiero que otras personas después de mí tengan la posibilidad de disfrutar de sus familias y de crecer”.
El futuro y la nostalgia
Al ser preguntado sobre cómo se imagina un futuro no muy lejano, dijo: "Tengo ocho años acá y no volví a mi país desde que vine. Decir, que volvería a mi país no lo sé, porque, afortunadamente o lamentablemente, como se mire, hice una vida de adulto aquí. Me vine como un joven de 26 años y aprendí lo que es la independencia y las responsabilidades de vida de adulto. Pero sí me veo regresando a mi país de visita, aunque sea, y reencontrarme con los míos que tengan salud y estén vivos. Quiero tener la libertad de volver cuando se pueda y cuando el trabajo lo permita".
"Hay un video del aeropuerto de Maiquetía, que es bastante particular porque tiene una obra de arte en su suelo, y dice una voz de parlante ´Bienvenidos a Venezuela', y me imagino eso dentro de cinco años, poder volver, ver a la gente en la calle haciendo vida normal y volviendo al país que fue", cerró.