por Redacción
El analista añadió que:" En el acto le conocimos la voz a Karina Milei, que le habló a la multitud con un discurso bastante precario. El plan de los hermanos Milei, según los observadores, es la alternancia, para perpetuarse en el poder, como en su momento lo quisieron hacer los Kirchner.
La gran ausente del evento, fue la vicepresidente, Victoria Villarruel, que según su entorno, no asistió al acto porque “todavía está afiliada al Partido Demócrata y lo correcto es que termine con el trámite de salida del mismo”, por lo que pretenden que tenga una salida decorosa y no dañe la relación entre distintas fuerzas políticas que pueden converger.
En Parque Lezama, el Presidente aprovechó la oportunidad, para prometer de aquí en más buenas noticias. Pero hay que aclarar que Milei ya no es el mismo, aunque quiera presentarse como un provocador con esa imagen de rockstar. Milei eligió el sábado y Parque Lezama para lanzar a La Libertad Avanza como partido nacional, con su hermana Karina como jefa de campaña y con un claro objetivo: ganar las elecciones del año próximo en los principales distritos del país para llenar el Congreso de legisladores.
Para eso, no solo necesita armar alianzas en todo el territorio, principalmente con el macrismo, sino mostrar una recuperación general de la economía que todavía no se siente en los hogares de millones de argentinos. A diferencia de otras veces, esta vez los libertarios rentaron micros para llevar gente al acto de diversos sectores de capital y Gran Buenos Aires.
Milei, volvió a usar un discurso duro y lleno de revanchismo, como para mantener viva la polarización con el kirchnerismo, que le dio muy buen resultado en la elección presidencial. Y de paso atacar, como lo viene haciendo, al periodismo.
Hoy Milei es un presidente que gobierna hace diez meses en medio de una realidad tumultuosa que empieza a marcarle límites muy claros.
Milei prometió en campaña que el ajuste lo iba a pagar la casta, pero en seis meses, el aumento de la pobreza es un dato que ni el relato más fuerte lo puede ocultar: 52,9% de la población la sufre. Casi 25 millones de argentinos, 11,2 puntos porcentuales más desde diciembre del año pasado.
La dura herencia del gobierno de Alberto Fernández y el fuerte ajuste libertario para llegar al déficit cero llevaron al país a la situación que estamos viviendo, aunque Milei asegura a quien quiera escucharlo que “la pobreza está y seguirá cayendo en la Argentina”.
En este contexto, hay que tener en cuenta que la paciencia social es limitada, y el ajuste económico en curso está empezando a erosionar la popularidad del Presidente. El aumento de las tarifas de servicios públicos ha golpeado duramente a la clase media y baja, especialmente en regiones como la provincia de Buenos Aires, donde la pobreza estructural es más evidente. La combinación de inflación, recesión y ajuste está generando un clima de tensión social que el gobierno debe abordar rápidamente si quiere evitar un colapso en su apoyo popular.
A pesar de todo esto, Milei aún tiene un as bajo la manga: la falta de una oposición fuerte y consolidada. El kirchnerismo, aunque retoma el discurso del odio y la polarización, se encuentra debilitado y fragmentado. No hay una figura opositora capaz de hacerle un contrapeso real al gobierno libertario, lo que le da a Milei un respiro temporal en el escenario político. Sin embargo, este respiro no durará para siempre, y la administración sabe que el tiempo es limitado.
Otro dato a tener en cuenta es que desde junio, Milei empezó a perder notoriedad en el ecosistema de las redes sociales, el territorio en el que mejor se mueve y que más rédito le dio durante la campaña y en los primeros meses de gobierno.
En septiembre, la tendencia a la baja en las menciones del Presidente continuó su senda. Según el relevamiento habitual que hace la consultora Ad hoc, el jefe de Estado había tenido en julio 10 millones de menciones, en agosto se desplomaron a 6.7 millones y el informe de este mes arrojaba una cifra similar, en torno a los 6.5 millones. El pico máximo, de febrero, fue del doble: 12.5 millones de menciones.
Para Milei, esa medición representa un problema porque significa que su figura empezó a perder interés. La disrupción ya no produce el mismo efecto. La relación entre la disrupción y la percepción de cambio es lineal.
En su discurso de asunción, el Presidente tuvo, en 24 horas, 1.6 millones de menciones en las redes. El 1 de marzo, en la inauguración de sesiones ordinarias, bajó a 750 mil. En la presentación del presupuesto, de hace dos domingos, solo 211 mil menciones. Si se compara su visita a Davos de enero con el sermón que dio en la ONU en la semana, Milei volvió a registrar en al conversación digital una baja muy marcada: de 1.1 millones de menciones a poco más de 340 mil.
El desgaste de la figura presidencial que se empieza a evidenciar en el ecosistema digital representa además un problema adicional para el gobierno porque todas las encuestas comienzan a exhibir en simultáneo un aumento del malhumor en parte de la sociedad, y una baja en la popularidad del mandatario. Un consultor que trabaja hace años en la provincia de Buenos Aires y que acaba de terminar un estudio focal en la primera y la tercera sección del conurbano, y en el interior, detectó entre los votantes “volátiles” que el año pasado se inclinaron por Milei, pero que en el pasado eligieron opciones opuestas al proyecto libertario, un sentimiento de “decepción”. Valoran positivamente que el gobierno haya cortado ciertos “curros” pero empezaron a perder la paciencia, tienen miedo de perder el trabajo y tuvieron que salir a buscar otro ingreso porque la plata ya no les alcanza.
Milei todavía mantiene, de todos modos, índices de aceptación altos. Más aún cuando se analiza la imagen presidencial en línea con el ajuste severo que ejecutó en estos primeros diez meses de gobierno, más allá de que, en septiembre, es la primera vez que el jefe de Estado tuvo niveles de rechazo en torno al 55%, mayores a la aprobación, por debajo del 45%, tal como publicó la consultora Opina.
En este contexto, en el gobierno sobrevuela una cautelosa preocupación por la marcha universitaria del miércoles próximo. El antecedente de la primera, de abril pasado, todavía es un recuerdo amargo con más de un millón de personas en las calles. El jueves, se ofreció de urgencia un aumento del 5.8% para el personal docente para intentar sacarle un argumento de protesta a las organizadores, convocados por el veto inminente a la ley de financiamiento, pero fue rechazado por los gremios. También trascendió, como un gesto de buena voluntad, que Milei podía avanzar con el veto recién después de la manifestación. Incluso hubo asesores que plantearon, sin éxito, puertas adentro si no convenía dar un giro sorpresivo, suspender esa decisión y promulgar la ley", finalizó el analista.