
por Fabricio Moschettoni, editor de ImpulsoBaires / Twitter @FMoschettoni
En La Plata los vecinos conocen al intendente de turno, a su antecesor, y a algunos políticos que han trabajo por nichos o lograron trascendencia nacional. El problema de estos días es que, con el cambio de sistema electoral, la mayoría está al borde del colapso y sin tiempo de reacción.
El intendente Julio Alak y el exintendente Julio Garro corren en un escenario privilegiado de conocimiento público. Luego, escalones más abajo, hay un puñado pequeño de dirigentes que, por diferentes razones, tienen cierta injerencia en la opinión pública.
Entre los que están en el selecto equipo de los conocidos luego de Alak y Garro, se encuentra la diputada nacional de Unión por la Patria, Victoria Tolosa Paz, por su fuerte presencia nacional como exministra de Desarrollo y líder de la campaña nacional de diputados en provincia de Buenos Aires hace cuatro años; también es conocida la titular del Instituto Cultural, Florencia Saintout, por su constante posicionamiento liderando boletas y por ser la candidata natural de la expresidenta Cristina Kirchner; también aparece el titular de AUBASA y ex concejal del Frente Renovador, José Arteaga, en especial por un trabajo de largos años con instituciones intermedias de la ciudad, además de haber sido candidato a intendente y a concejal en reiteradas oportunidades liderando un espacio importante. En tanto, otra sobreviviente es la diputada nacional por LLA, Carolina Píparo, por su irrupción en la política llegando de sectores no tradicionales.
Entre esos nombres se cierra la lista. No hay más. El resto puede tener apariciones pasajeras por encabezar alguna campaña, pero no se sostuvieron en el tiempo, por lo tanto, no crearon una huella.
Hacer una huella justamente es el dato clave, luego de que los bonaerenses vamos a tener que ir al cuarto oscuro, el año próximo, de diferente manera. Ayer, el jefe de Gabinete provincial, Carlos Bianco, dijo que el gobernador Axel Kicillof aún no definió como se votará, pero maneja varias opciones tras oponerse a replicar en territorio provincial la Boleta Única de Papel.
Entre las posibilidades serán elecciones concurrentes con los dos sistemas electorales, la BUP para diputados nacionales y la boleta sábana tradicional para diputados provinciales y concejales (en el caso de La Plata), otra es desdoblar las elecciones, o sea que se vote en la fecha que establezca el gobierno nacional para legisladores nacionales y antes o después de ese momento, la Provincia llamará a su contienda; también puede ser que se vote de manera simultánea con dos boletas y dos urnas distintas, y no mucho más.
En ese marco es como los espacios políticos de La Plata y sus dirigentes deben plantear su futuro electoral, y las cartas juegan en favor de los que son conocidos entre la ciudadanía.
Por ejemplo, entre los 24 concejales que tiene el Concejo Deliberante, ninguno pasaría el punto porcentual según diferentes trabajos de opinión pública que se han realizado por algunos consultores con los que tiene diálogo este portal; y lo mismo ocurre con los seis diputados provinciales de La Plata, cargo que se deberá elegir nuevamente el año próximo.
El PRO tiene resuelta la ecuación, porque Garro está demasiado fortalecido y si decide encabezar una boleta marcará la diferencia; la Libertad Avanza tiene a Píparo con buenas chances; Unión por la Patria tiene sus cartas para jugar con algunos nombres instalados; pero sin embargo, la Unión Cívica Radical, el socialismo, la Coalición Cívica o partidos similares están en problemas serios y con cualquier forma de votación del año próximo difícilmente pueden llegar al 8.33%, cifra con la que se accede a un concejal, y ni hablar al 16.66% que se necesita para ingresar a la Cámara de Diputados provincial.
Los radicales, por caso, ponen en juego tres de sus cuatro bancas, como son Javier Mor Roig, Diego Rovella y Manuela Forneris. Si no llegan al 8.33% quedarán reducidos a un escaño, el que ocupa hasta 2027 Gustavo Staffolani.
El tema, además, es que esta forma de votar llegó para quedarse un buen tiempo, por lo tanto no solo el año próximo será un problema para la política, sino que el 2027, en donde se elige intendente, la cuestión estará muy reducida a un grupo demasiado selecto de dirigentes; tan selecto que podrían ocupar una mesa de café con cuatro sillas, y no mucho más.
La ciudadanía puede estar satisfecha con esta situación, porque podrá conocer mejor a quien votan, ya que no estará colgado de una lista nacional, y tendrá que hablar de cara al vecino; y los partidos nacionales tienen menos peso en digitar candidaturas, porque empieza a valer más el candidato que el Partido.
Es decir, el dirigente que logre mantenerse instalado, y además que se rodee de buenos cuadros políticos, de técnicos y de personalidades locales que le aporten ideas para ser disruptivos y renovarse constantemente tendrá futuro en la política local; por el contrario, aquellos que eligieron el camino de la política viciada de rosca y hablar para su “clase” y no para la gente, además de no aprender a ser receptivos, estarán en problemas. La soberbia, la falta de preparación, y la ausencia de conocer demandas reales ciudadanas, a la gran mayoría el voto popular los va a hacer dormir afuera: gran noticia.