
por Jorge Joury*
Cuando "acuerdo”, “justicia social”, “igualdad” son estigmatizadas y reemplazadas por "ensobrados" soretes" “motosierra”, “rata”, “degenerado”, “ataúd”, vivas insultantes y muertes merecidas, se crean las condiciones propicias para convertir al mensaje político en un revólver que puede llegar a empuñar cualquier loco suelto que quiera ganar notoriedad.
Mucho no se entiende hacia dónde se va: Milei fustiga al peronismo por la creación de la Triple A, pero por otro lado quiere matar a sus adversarios. Inexplicablemente, se están dinamitando los puentes de la convivencia.
Por el lado de Cristina, después de la muerte de Néstor su sueño era ponerles una lápida a los “viejos carcamales” del PJ, así los llamaba. Los detestaba y pensaba a través de La Cámpora construir una formación política superadora, pero le falló la receta.
El peronismo es carnívoro. La lucha por el poder y la lapicera es insaciable y cada vez aviva más el fuego. Máximo Kirchner dice por lo bajo que :" Kicillof es un enano maldito". Y el gobernador le replica a sus espaldas: "Que Máximo se meta el dedo en el cu...".Cristina y Axel ahora se odian. Ni se miraron durante las dos horas que duró el homenaje a las Madres de Plaza de Mayo en el Teatro Argentino de La Plata. Y ella lo ignoró cuando habló. Están visiblemente distanciados, aunque muchos sostienen que tarde o temprano terminarán juntos porque se necesitan mutuamente.
Lo que Kicillof teme es que la interna termine dinamitando el gabinete, regado generosamente con jugadores de La Cámpora.
Aprovechando este clima bélico, Milei salió a la cancha a alimentar la cizaña: “Me encantaría meterle el último clavo al cajón del kirchnerismo con Cristina adentro”. Con esta violenta descripción, el Presidente arrojó una bomba personal en la interna justicialista.
"¿Así que ahora también me querés matar?", rápida de reflejos le respondió la ex presidenta, y agregó: "¿Sabés una cosa, Javier Gerardo Milei? Aunque me maten y de mí no queden ni la cenizas… tu Gobierno es un fracaso y vos como Presidente das vergüenza ajena".
El repudio a la violencia del jefe de Estado se hizo escuchar desde distintos sectores del arco político y también de parte de los organismos de Derechos Humanos y la CGT, que aclaró que "la muerte no puede formar parte de la disputa política".
También hay otro ejemplo que conecta con esa pregunta y tiene que ver con Milei y la referencia a Ginés González García. Todos los argumentos críticos a la gestión del ex ministro durante la pandemia y la condena social por su papel en el Vacunatorio Vip son atendibles. ¿Pero hay algún ciudadano común que en su vida cotidiana esté dispuesto a putear públicamente a un muerto que ya no puede defenderse? El Presidente lo hizo: “Parece que los muertos se vuelven buenos pero no, este era un hijo de re mil puta y va a ser recordado como un hijo de puta”, dijo en una presentación en el Tech Forum, en el Hotel Libertador.
El revoltijo en el PJ a Milei le viene como anillo al dedo. Por eso trajo a colación la guerra de los cajones, para tratar de dar en el clavo, como cuando el 28 de octubre de 1983, dos días antes de las elecciones, Herminio Iglesias quemó el cajón. Fue cuando el Partido Justicialista hizo un acto multitudinario en el Obelisco porteño, donde la noche anterior había hablado Raúl Alfonsín. Azuzado por su mano derecha, Norberto Imbelloni, el entonces candidato a gobernador bonaerense encendió un cajón y una corona con las iniciales UCR y el nombre del postulante radical a la presidencia.
Fue un error estratégico monumental y Milei quiere que se repita, creyendo que el peronismo huele a naftalina y da pruebas de un naufragio.
En este contexto, muchos descreen que la interna entre Cristina y Quintela se haga realidad. Hay razones de peso. Cristina sigue siendo la líder y Quintela es un gobernador devaluado, de una provincia en default y saturada con cuasimoneda. El resultado sería 10 a 1, reflexiona un veterano dirigente. Cristina tiene mucho más estructura y recursos económicos y sigue conservando su piso histórico en materia electoral.
Hay quienes reflexionan que lo que busca Quintela es chapa y que terminen tirándole un hueso en las futuras presidenciales. Lo que creen muchos dirigentes es que seguramente a último momento terminará encontrando una excusa y es probable que se baje de una jugada que cuesta muchísima plata, más aún después de que la Casa Rosada anunciara que no aportará los fondos.
Se trata de comicios sobre los que hay un gran interrogante respecto de cómo se van a pagar los costos de la logística y fiscalización de un sello con un padrón de más de 3 millones de afiliados.
Aunque no hay cifras exactas, se estima que el costo de las elecciones ronda entre los $500 y $1200 millones y hay dudas sobre si el PJ tiene capacidad financiera para hacer frente a estas erogaciones que contemplan los padrones, urnas y autoridades de mesa.
En La Plata también ponen en duda que haya elección interna en el PJ, no porque el riojano Ricardo Quintela termine bajándose, sino porque no creen que le aprueben los avales o la documentación necesaria para que “el gitano” compita. Sí tienen en claro lo que se viene: una disputa de Kicillof con Cristina para ver quién se para como el verdadero rival de Javier Milei.
Encima, desde el Instituto Patria denunciaron la aparición de avales truchos en las listas del riojano. Según trascendió, militantes y dirigentes que las revisaron encontraron planillas donde las firmas de todos los afiliados eran iguales o en las que había dirigentes que pertenecían a La Cámpora. Aseguran que en esos casos los padrones “fueron volcados” a las planillas con el objetivo de generar volumen. Es decir, que anotaron afiliados sin su consentimiento solo lograr la cantidad requerida, que era de un mínimo de 60.000 avales.
El Partido Justicialista (PJ) le pidió al Ejecutivo 6000 urnas para su elección interna del 17 de noviembre, pero la Dirección Nacional Electoral (DINE) respondió que sólo entregarán 3200, que son las que hay en stock. En Balcarce 50 sostienen que “no hay tiempo para hacer una licitación”.
En la letra fina de la disputa, aunque estén distanciados, Cristina necesita de Kicillof y el gobernador de ella para la elección legislativa. Ambos suman el 40% del electorado, sobre todo en el conurbano bonaerense. Y solos, son perdedores.
El deseo de la Casa Rosada es confrontar con CFK para el 2025 porque cree que “atomiza la discusión política”. El objetivo es polarizar con el kirchnerismo y dejar afuera del debate a los partidos que considera de centro como Encuentro Federal, la Coalición Cívica y el ala de la UCR que lidera el senador Martín Lousteau. La idea además es elevar las fricciones internas dentro de esas fuerzas, como en las votaciones sobre los vetos a las leyes jubilatorias y de financiamiento universitario.
El Gobierno quiere además profundizar la disputa con el peronismo en la provincia de Buenos Aires. La mesa electoral trabaja para impulsar la figura de Karina Milei, y prepara actos para presentar La Libertad Avanza a nivel nacional en todas las secciones bonaerenses.
En Nación pretenden que el diputado de La Libertad Avanza José Luis Espert encabece la lista, pero sostienen que lo negociarán con el PRO, con el que ya fusionaron los bloques en la Legislatura. El armado bonaerense está a cargo del subsecretario de Integración Socio Urbana, Sebastián Pareja.
“En la provincia queremos ir con todos para disputar las bancas y luego la gobernación. La idea es cerrar una alianza con el PRO, con un sector de la UCR y con todos los que estén dispuestos a acompañar”, comentó una de las espadas de Milei.
A nadie escapa que Milei ya comenzó a formalizar una alianza estratégica con Mauricio Macri, que se efectivizó con las designaciones de los nuevos secretarios María Tettamanti (Energía) y Eduardo Bustamante (Relaciones Exteriores). En Balcarce 50 esperan que el acuerdo se traslade a otras áreas dentro de Capital Humano, como las subsecretarías de Legal y de Trabajo.
Y como golpe de gracia, el Gobierno apunta además a profundizar los contactos con los gobernadores que fueron aliados del peronismo. Se trata de Osvaldo Jaldo (Tucumán), Raúl Jalil (Catamarca), Hugo Passalacqua (Misiones) y Gerardo Zamora (Santiago del Estero), entre otros.
El jefe de gabinete, Guillermo Francos, y el subsecretario de Gestión Institucional, Eduardo “Lule” Menem, disputan las alianzas en el interior con el kirchnerismo. Hubo negociaciones con algunos mandatarios -como Jalil- para que rompan el bloque de Unión por la Patria. Jaldo lo hizo en febrero.
El Gobierno aspira a sacar más del 40% a nivel nacional y hacer una buena elección en CABA y la provincia de Buenos Aires. También sueña un año electoral con una inflación domada. Medio centenar de diputados y una docena de senadores propios más. Pasar del bloqueo defensivo de casi 90 héroes a una guardia ofensiva de 110 diputados y unos 30 senadores libertarios. El PRO arriesga 22 bancas en Diputados, La Libertad Avanza, dos. Todo está por verse.
*Jorge Joury es licenciado en Ciencias de la Información y analista político. El 22 de noviembre de 2017, el Concejo Deliberante de La Plata lo declaró "personalidad destacada en el periodismo".