02/05/2025 - Edición Nº3326

Politica

Contrapoder

El pánico sexual por libros en las escuelas de Kicillof

16/11/2024 | El gobierno de Axel Kicillof cada tanto genera escándalos sexuales. Primero fue el “Haceme tuyo” que instaló la polémica por la compra de gel lubricante íntimo por $500 millones para la provincia de Buenos Aires. Y ahora, los libros de Educación Sexual en las escuelas han desatado otra tormenta que terminó con una denuncia penal contra el director General de Escuelas, Alberto Sileoni.


por Jorge Joury*


El hecho generó un amplio debate en la opinión pública, poniendo en foco las responsabilidades del sistema educativo en la selección de materiales escolares.

El psicólogo Ezequiel Baigorria manifestó a Infobae que someter a los menores a descripciones de sexo explícito es una forma de abuso infantil, y que deja un trauma: “No es necesario que haya contacto físico para que haya abuso. Y un relato explícito es pornográfico aun sin imágenes”.

“Es un disparate esas ganas de querer sexualizar a los chicos detrás del paraguas de la Educación Sexual Integral. Estoy en contra de esta medida y espero que el gobierno provincial dé marcha atrás”, opinó el intendente de San Isidro, Ramón Lanús.

Hay que destacar que los textos son de alto voltaje. Por ejemplo: “Apoyó el hueco de su c… en la punta de la mía y empezó a moverse”; “...contó que sexo oral significa que el hombre le ponga el pito en la boca a la mujer y que ella chupe…”; “Se desnuda y se sube arriba mío. Me toca. Me penetra con el pene. A mi me duele”; “Sacó su p… por encima del bóxer y me la acercó a la boca…”

Estas son algunas de las frases incluidas en cuatro de los títulos que el gobierno de la provincia de Buenos Aires distribuye a las escuelas, y que han generado polémica y sobre todo mucha inquietud entre los padres.

Sileoni  es acusado por "promover la corrupción de menores" y "difundir pornografía". Todo tiene que ver con los contenidos de la colección "Identidades bonaerenses" que se distribuye en escuelas y bibliotecas. La editora del material dice que las críticas son "infundadas y vagas".

Los libros con contenido de sexo explícito que recomienda la provincia están sugeridos a partir del ciclo orientado, es decir 3°,4° y 5°, o sea niños desde los 14 ó 15.

La distribución de libros del catálogo “Identidades bonaerenses” ha llegado a 2.350 escuelas secundarias y 443 secundarias técnicas bonaerenses, desatando la indignación  de centenares de padres por el uso de estos textos para enseñar Educación Sexual Integral (ESI) dentro del aula.

Allí se observan escenas de sexo explícito de subido tono. El conflicto no solo llegó a la justicia, sino que también escaló a nivel nacional. La vicepresidenta, Victoria Villarruel, calificó al episodio de "degradación e inmoralidad", responsabilizando al gobernador Axel Kicillof y al titular de la cartera de Educación bonaerense, Alberto Sileoni.

"Esto no es pornografía, esto es literatura. Son herramientas para las bibliotecas y los docentes. No se obliga a nadie a leerlos y no son para niños”, sostuvo Sileoni ante los dichos de la titular del Senado de la Nación. “Me gustaría que hagan un esfuerzo de comprensión, es un apoyo docente que abre un mundo al que muchos chicos no tienen acceso", agregó.

Sileoni añadió que los libros no son para los estudiantes, sino para las bibliotecas, y que cada ejemplar lleva la instrucción de las edades a las que está destinado.

Además, señaló que la crítica evidencia una indignación selectiva que se inclina políticamente según el contexto. “Tenemos un presidente que dice que 'el Estado es un pedófilo en un jardín de infantes con niños encadenados y cubiertos de vaselina'. Eso proviene de una mente de profunda oscuridad”.

“Yo creo que van contra la ESI y, de paso, le pegan al gobernador, que ha demostrado un camino bien equidistante del Gobierno nacional”, afirmó en referencia a la gestión de Axel Kicillof.

El 31 de octubre pasado, el tema fue tratado en el Concejo Deliberante de La Plata. El bloque Pro Libertad presentó un proyecto, preocupado por los contenidos sexuales explícitos del material bibliográfico entregado. Numerosas voces sumaron fundadas críticas al lenguaje fuerte y directo utilizado, muy alejado del que debería llegar a un público juvenil en un ámbito escolar. “No todos los chicos están preparados para entender lo que es el coito”, advertía una madre ante pasajes enteros de más de un libro con descripciones vulgares que rozan lo pornográfico, tanto que evitamos reproducirlas en este espacio.

Sileoni aclaró que los libros tienen un respaldo orientativo para la correcta interpretación y acompañamiento docente, por lo que relativizó la presencia de escenas explícitas o lenguaje soez, y destacó que no son libros para niños de 11 años, sino que están destinados a alumnos de 16 y 17 años. Sin embargo, están sugeridos a partir del ciclo orientado, 3°, 4° y 5°, o sea, niños desde los 14 años. El funcionario además protagonizó un tenso debate radial con el periodista Eduardo Feinmann y se defendió argumentando que se trata de “materiales muy probados”, ejemplares para las bibliotecas, herramientas para docentes, y que los alumnos no están obligados a leerlos.

Luego de investigar el contenido de los libros, la Fundación Natalio Morelli denunció penalmente a Sileoni. “Es una degeneración que estos libros estén en las bibliotecas escolares”, afirmó su presidenta, calificándolos de “vulneración de los derechos de los menores”.

Hace unas semanas, en Mendoza, un profesor fue suspendido tras las denuncias penales presentadas por los padres de alumnos a quienes dio a leer "Cometierra" para comentarlo luego en clase. Ese libro, distribuido gratuitamente en la provincia de Buenos Aires, también despertó polémicas en Necochea y Neuquén.

“Esto no es pornografía, esto es literatura”, se defendió Sileoni, quien equiparó los libros cuestionados a clásicos de la literatura. Habría que aclararle al ministro que un texto, aun sin imágenes, puede ser pornográfico. Muchísimos chicos no están preparados para recibir información de sexo adulto, según apuntan psicólogos clínicos, entendiendo que al exigirles leer material inapropiado se incurre en una forma de corrupción de menores o de abuso infantil. 

Obligarlos luego a comentar grupalmente los contenidos en el aula es atentar también contra su pudor, lo cual parece más ligado a un perverso interés adulto que a las necesidades juveniles. Las acciones educativas deben tener en cuenta la maduración de los menores y respetar la intimidad de sus emociones, evitando además que deban exponerlas en un contexto público. No basta con proclamar el loable objetivo de prevenir abusos o embarazos precoces para justificar lecturas de este tipo.

Algunos de los títulos que levantaron olas en la comunidad educativa son “Cometierra” de Dolores Reyes, “Si no fueras tan niña” de Sol Fantin, “Las Primas” de Aurora Venturini. Según la Fundación Morelli, estas lecturas aceleran el período de latencia, “queriendo despertar deseos sexuales en niños que aún no poseen la madurez adecuada para tal efecto, o que quizás sus padres, como responsables, no desean que esto ocurra”.

En la denuncia también se solicitan medidas cautelares para detener la distribución y secuestrar los libros cuestionados y sugiere que realice un estudio por especialistas para determinar el impacto potencial de estos textos en menores de edad.

“Yo me tendí y abrí las piernas. Ezequiel besó mis tetas, que son del tamaño de un puño cerrado. Después, sin apartar su boca de mi pecho, bajó una de las manos hasta mi c... Me acarició. Sentí sus dedos hirviendo. Me fui mojando. Él siguió un poco más, después llevó la mano de nuevo a mis caderas. Una mano seca y la otra mojada me agarraban firmes. Quería verlo cuando entrara. Quería acariciar su espalda que estaba encima de mi cuerpo”. (Cometierra)

Otro fragmento de “Cometierra” señala: “Para que entendiera, le toqué la p... por sobre el pantalón y con la otra mano agarré una de las suyas y me la llevé al nacimiento del pelo. Recién en el comienzo de las caricias Ezequiel aflojó y pudo sonreír. Me abrazó, me apretó contra él. Olerlo me encantaba. Estábamos solos en la casa, como si no importase nada más que nosotros dos y los besos que nos dábamos. Me puse a besarle el cuello, besos que pronto se transformaron en lamidas que me dejaron la mente en blanco. Sus manos de repente me soltaron, para desprender el botón de su jean, bajar la bragueta y hacer asomar su p... dura. Chuparle la p... a Ezequiel era como un juego para mí. Pensaba en un helado mientras le pasaba la lengua y se la besaba. Ezequiel me dejó jugar un rato, hasta que me agarró de los pelos y me puso de pie. Sus manos desabrocharon mi pantalón y lo bajaron bruscamente, como si me lo arrancaran, y después él me dobló contra el sillón de la salita de atención. Boca abajo, su mano tocó lo que su p... iba a penetrar, me acarició un rato largo, con todo el tiempo del mundo. Más que nada, sentía su calor. Costó un poco cuando empezó a meterse, un momento mínimo de dolor, pero después Ezequiel se estaba moviendo en mí y yo enloquecía.”

La ley federal de educación, el Código Civil y las Convenciones Internacionales de las que nuestro país es signatario consagran el derecho de los padres a opinar sobre los contenidos de la educación de sus hijos. No puede un funcionario por sí solo establecer cuál es el interés superior de un niño, menos cuando están debidamente estudiados los nocivos efectos de una hiperestimulación o hipersexualización infantil.

*Jorge Joury es licenciado en Ciencias de la Información y analista político. El 22 de noviembre de 2017, el Concejo Deliberante de La Plata lo declaró "personalidad destacada en el periodismo".