
por Jorge Joury *
Esto tiene su explicación: Las últimas encuestas lo han puesto nervioso, porque muestran que el Presidente necesita renovar su relato, para no seguir cayendo en la aceptación de la gente. Por eso Santiago Caputo fijó las reglas de la campaña libertaria con un latiguillo atemorizante: "La nueva casta es el periodismo".
Este delirio de querer matar al mensajero, entusiasma al Presidente. "Empresarios prebendarios, políticos corruptos, periodistas ensobrados, los sindigarcas o los profesionales funcionales a este conjunto de hijos de puta que cagaron al país", bramó el mandatario ante la platea de la Expo EFI, un encuentro del sector financiero bancario que convocó a más de 1200 empresarios, economistas y dirigentes de empresas en el Centro de Convenciones lindante a la Facultad de Derecho.
Y como si fuera poco, el influencer libertario Daniel Parisini, conocido como "Gordo Dan", llamó en sus redes sociales a "meter en cana a algún periodista". El tuit causó revuelo pero, lejos de retroceder, el libertario redobló la apuesta y pidió cárcel para un periodista con nombre y apellido.
"¿Javo podés meter en cana a algún periodista por decreto como hizo Alfonsín, por favor?", escribió el tuitero libertario en respuesta a un extenso posteo del Presidente, agraviando nuevamente a la prensa.
En ese contexto, el periodista Gabriel Levinas intervino en la publicación al señalar a Dan que "nunca fue periodista el detenido por decreto, era un analista político a quien se lo vinculó con un golpe de estado, hijo de un militar, Rosendo Fraga". Sin reconocer su presunto error, por lo que el tuitero, retrucó con una afilada propuesta para el presidente: "¿Javo podés meter en cana a Gabriel Levinas?", lanzó.
Es que, si bien el ex presidente Raúl Alfonsín firmó el decreto 2049 en el que ordenó la detención de 12 personas por su supuesta participación en un complot golpista, no se trató de una medida orientada contra periodistas por su actividad profesional. Fue una acción de emergencia en el marco de un estado de sitio decretado tras una serie de atentados y amenazas contra las autoridades.
🔴 Legislatura porteña: presentan varios proyectos de repudio por la intimidación de Caputo al fotógrafo de Tiempo.https://t.co/1LJfKWcMBl pic.twitter.com/1HyWOdJCUJ
— Tiempo Argentino (@tiempoarg) April 30, 2025
El Foro de Periodismo Argentino (FOPEA) también alertó por 179 agresiones contra la prensa en 2024, un 53% de crecimiento en relación con el año anterior. La segunda peor marca desde que se realiza el relevamiento, sólo superada en 2013, durante el gobierno de Cristina Kirchner.
Caputo va al frente de las agresiones. Por ejemplo, el martes pasado protagonizó una nueva polémica, al tener un gesto intimidante con un reportero gráfico que lo retrataba al llegar al Canal de la Ciudad, donde se desarrolló el debate entre los candidatos a legisladores porteños. En esas circunstancias, el asesor presidencial notó que estaba siendo fotografiado, levantó la mano para taparle la lente, tomó el carnet del fotógrafo Antonio Becerra, de Tiempo Argentino, para leer sus datos, y luego le sacó una foto con su celular. El joven, de 26 años, quedó aterrorizado por temor a represalias.
Esta reacción se suma a otros episodios en los que el estratega comunicacional de La Libertad Avanza fue protagonista. La noche anterior, durante una cena de la Fundación Libertad en el salón Golden Center, Caputo también había evitado el contacto con la prensa. Al ser consultado por su encuentro con Mauricio Macri, respondió: "No me pongan la cámara en la cara, muchachos".
Conviene recordar otro episodio intimidante que se produjo durante la Apertura de Sesiones Ordinarias en marzo, cuando Caputo increpó al diputado radical Facundo Manes en un pasillo del Congreso, tras un cruce del neurocientífico con el presidente Milei.
Ante ese episodio, el diputado Manes denunció a Caputo, pero la causa fue archivada por la jueza federal María Eugenia Capuchetti, que determinó que los hechos no constituyen delito, clasificándolos como una disputa política. El ataque a golpes en la calle por parte de un desconocido al periodista Roberto Navarro de El Destape, es otro antecedente inquietante.
El destrato en la Sala de Periodistas de la Casa Rosada también es total por parte del vocero Manuel Adorni, un hombre que viene de ese palo pero que ahora se puso el traje de censor.
En esa dirección, en los próximos días se publicaría una resolución de la secretaría que conduce Manuel Adorni para modificar la forma en que se acreditan los medios en Casa Rosada, con un carácter restrictivo y abriéndole la puerta a los trolls de la "batalla cultural".
Lo que se propone el oficialismo, es enviar un mensaje disuasorio a toda la prensa crítica: "Cuidado con lo que publicás, porque te estamos mirando y controlando".
A Milei esto le cae simpático, porque odia a determinados colegas que lo incomodan con sus preguntas. Por ejemplo, cuando el presidente concurre al canal A24 tienen que hacer desaparecer de la escena a Luis Novaresio porque está en su grilla de "despreciados".
Caputo que fuma bajo el agua y que conoce las debilidades de su amo, rápido de cintura sacó otro as de la manga y le declaró la guerra a los medios. Bajó la orden de atacar a los periodistas para que la sociedad descargue su bronca sobre ellos.
"Hay una segunda instancia de control político, que es Santiago Caputo. Y el que mete el gancho final soy yo". La frase salió del presidente Javier Milei durante una entrevista televisiva y sirvió para confirmar el nivel de poder e influencia que tiene Caputo -el asesor sin cargo que masca chicle- en las decisiones del Gobierno Nacional. Se trata del integrante del llamado "triángulo de hierro", cuyo accionar parece, hasta el momento, estar amparado bajo un halo de impunidad.
Hay quienes sostienen en el entorno presidencial que Caputo cada día afianza más su figura de Maquiavelo. Basta con ir a su pasado para descubrir sus controvertidas dotes. Antes de estudiar y abandonar Ciencia Política, Caputo quería ser espía. Pero se frustró cuando el agente que lo reclutaba le confesó que ese universo "era una mierda" y que "no había laburo real, sino alcahuetería".
Hoy, además de manejar la comunicación del gobierno, controla la SIDE y una caja de cien mil millones de pesos para gastos reservados. Este hombre figura como monotributista, pero tiene un poder inmenso. No tiene oficina, pero controla un ala en la Casa Rosada y muchos funcionarios temen entrar en ese territorio. El vocero Manuel Adorni, es otro que lo sigue en recursos. Parece que la motosierra no pasa por su barrio, ya que gasta 30 mil millones y tiene 250 empleados en su plantilla.
En su círculo más íntimo, revelan que Caputo admira en secreto a Cristina. Este personaje oscuro, se ganó la confianza de Javier Milei y maneja una gran caja y acumula poder en áreas clave sin tener un cargo formal.
En esta nueva etapa libertaria, Caputo cree que hay debilidades del gobierno que hay que corregir. Tiene sus motivos: Las encuestas señalan que el gobierno de Javier Milei precisa hacer un ajuste en su relato. El último sondeo de D’Alessio IROL Berensztein sobre el nuevo paquete de medidas económicas muestra cómo cayó la confianza del público en que el plan económico sea exitoso. Casi el 80 por ciento está viendo más inflación en su futuro. Para el 13 por ciento, seguirá igual, cuando el IPC de marzo se acercó al 4 por ciento. Apenas el 7 por ciento cree que los precios subirán menos: datos que deberían encender luces amarillas en el equipo de comunicación de Milei.
En la campaña de 2023, el tema de la casta le sirvió al libertario para captar votos de todos los espectros. Desde los Rappi hasta los millonarios se sintieron cautivados por el discurso. Pero al gobierno no parece funcionarle más esa martingala porque Milei se metió en el pantano de la política de todas las formas posibles y agotó su discurso en el barro.
En ese derrotero, Milei sumó a los Menem como sus principales operadores políticos, incorporó funcionarios como Daniel Scioli y Patricia Bullrich que viven de la política desde hace décadas y llegó a negociar con la familia judicial con un exhibicionismo que no tuvo casi ningún otro gobierno.
#FOPEALibertadDeExpresión 👉🏻 FOPEA repudia la actitud intimidatoria del asesor presidencial Santiago Caputo hacia el reportero gráfico Antonio Becerra
— FOPEA (@FOPEA) April 30, 2025
📢 El Foro de Periodismo Argentino (FOPEA) repudia la actitud intimidatoria del asesor presidencial Santiago Caputo hacia 👇🏻 pic.twitter.com/dP4Ic0zzIU
Por eso ahora, el enemigo que Caputo eligió para el año electoral y el resto de su mandato es el periodismo. Los arrebatos diarios del presidente contra periodistas con nombre y apellido no son únicamente un impulso, sino una estrategia empujada por su asesor estrella.
La búsqueda de un enemigo para que la sociedad descargue la bronca es un arma usada por todos los gobiernos totalitarios pero debemos observar que esta búsqueda ya fue puesta en práctica por el ideólogo del Brexit, Dominic Cummings y fue copiada por Steve Bannon, el consejero de Donald Trump y de la ultraderecha contemporánea.
La orden de atacar a los periodistas llegó no sólo a los trolls, cuya razón de ser es la deslegitimación y la destrucción de quienes consideran un adversario. Ya los funcionarios copian los modos de las milicias digitales
El ensayista italiano-suizo Giuliano da Empoli lo resume en su libro "Los ingenieros del caos", en el que destaca el rol de los propagandistas y expertos en Big Data que tratan de reinventar las reglas del juego político. El propio Caputo se ha fotografiado con el otro libro célebre de Da Empoli, "El Mago del Kremlin".
"La nueva casta es el periodismo", es el mandato que hizo llegar Caputo a todo el gobierno. No es menor que lo diga el hombre que en las últimas horas el propio presidente se encargó de explicar que está por encima del jefe de gabinete, Guillermo Francos.
La orden de atacar a los periodistas llegó no sólo a los trolls, cuya razón de ser es la deslegitimación y la destrucción de quienes consideran un adversario. Ya los funcionarios copian los modos de las milicias digitales. Hombres grises de traje y de una vida alejada de las trincheras ahora se animan a atacar periodistas públicamente y tratarlos de "zurdos" como en las épocas más oscuras de la Argentina.
"La gente no odia lo suficiente a los 'periodistas'", repitió Milei el domingo pasado, luego de volver a atacar a Marcelo Bonelli y sumar en su lista de agredidos a Paulino Rodrigues.
El diputado Germán Martínez denunció en la Comisión de Libertad de Expresión que "hay una hipótesis de que se están utilizando 105 millones de dólares para apretar periodistas".
La eliminación total de la pauta publicitaria a los medios se convirtió en su momento en una de las grandes banderas fundacionales del Gobierno. Y cada vez que recibe una crítica de un periodista, o se ve afectado por una investigación, el Presidente alude a este recorte como la razón espuria que se oculta detrás.
Sin embargo, ese slogan de campaña tiene mucho más de marketing político que de realidad. Basta con ver de cerca el rol de Guillermo Garat, el socio que tenía Santiago Caputo antes de llegar al poder y que hoy es Vicepresidente de Relaciones Institucionales, Comunicación y Marketing de YPF.
La petrolera bajo control estatal se convirtió en la principal caja del oficialismo. Una herramienta para premiar o castigar a periodistas y empresas de medios, como lo hizo en su momento el kirchnerismo, que por antagónico que lo plantee Milei, es un espejo de muchas malas praxis compartidas. Hay quienes aseguran que periodistas amigos del poder reciben mensualmente entre 10 y 12 mil dólares para edulcorar la gestión libertaria. Y todo saldría del generoso surtidor de YPF.
Pero lo más grave, es decir: "la gente no odia lo suficiente a los periodistas". Es jugar con fuego, señor presidente, justo en el país donde asesinaron al fotógrafo José Luis Cabezas. ¡No se olvide cómo terminó esa historia!.
*Jorge Joury es licenciado en Ciencias de la Información y analista político. El 22 de noviembre de 2017, el Concejo Deliberante de La Plata lo declaró "personalidad destacada en el periodismo".