15/05/2025 - Edición Nº3339

Sociedad

Tips para insonorizar tu casa sin hacer grandes obras

14/05/2025 19:31 | Vivir en la ciudad implica convivir con una sinfonía de sonidos que no siempre son bienvenidos. Autos, bocinas, vecinos, obras en construcción, ascensores, perros que ladran, colectivos que frenan de golpe. A veces el ruido no es intenso, pero es constante. Y eso basta para afectar la concentración, el descanso o la sensación de intimidad. Insonorizar el hogar se vuelve entonces un acto de cuidado personal, aunque no todos están dispuestos (ni pueden) hacer reformas profundas.


por Redacción


La buena noticia es que existen maneras de reducir significativamente el ruido sin romper paredes ni hacer inversiones desmedidas. El confort acústico es un derecho más del habitar urbano, y hoy se puede alcanzar con soluciones accesibles y estratégicas, pensadas para quienes quieren un poco de silencio sin entrar en obra.

Entender por dónde entra el sonido

Antes de aplicar cualquier medida, conviene observar cómo se comporta el sonido en el espacio. El ruido se transmite principalmente por aire (voces, bocinas, música) o por vibración (pisadas, maquinaria, martillazos). También puede rebotar dentro de la vivienda, generando eco o resonancia.
Identificar la fuente principal —¿viene de la calle?, ¿de los vecinos?, ¿del propio ambiente?— permite actuar con mayor precisión. A veces, una ventana mal sellada deja pasar todo. O una puerta hueca se convierte en canal de amplificación. La clave es detectar esos puntos vulnerables.

Sellado de puertas y ventanas: el primer paso silencioso

Las aberturas suelen ser el punto más débil en materia acústica. El sonido se cuela por las rendijas, los marcos mal ajustados o los materiales livianos. Por eso, una de las primeras medidas que se pueden tomar es mejorar el sellado de puertas y ventanas.

Existen burletes autoadhesivos de goma, silicona o felpa que se colocan fácilmente y bloquean tanto el ingreso de aire como el de ruido. También se pueden agregar cortinas gruesas o de tipo blackout, que, además de controlar la luz, aportan una barrera sonora importante.

En el caso de las ventanas, si el presupuesto lo permite, incorporar una segunda hoja de vidrio (doble ventana) es altamente efectivo. Pero incluso sin cambiar la estructura, se puede mejorar mucho con persianas exteriores o vidrios más gruesos.

Cortinas, alfombras y tapices: aliados invisibles

Los textiles son grandes aliados a la hora de amortiguar el sonido, especialmente dentro del hogar. Una alfombra gruesa puede disminuir el eco en ambientes con mucho piso descubierto, y las cortinas pesadas actúan como absorbentes acústicos frente a ventanas expuestas.

También pueden usarse paneles tapizados, cuadros con bastidor de tela o incluso bibliotecas cargadas de libros. Todos estos elementos funcionan como superficies irregulares que dispersan y absorben el sonido, reduciendo su rebote y haciendo que los ambientes suenen más “blandos”.

Muebles bien ubicados que aíslan

La disposición del mobiliario puede jugar a favor del silencio. Una biblioteca colocada contra la pared que da al vecino ruidoso funciona como barrera. Un placard empotrado también. Incluso un sillón grande o un respaldo acolchonado en la cama puede contribuir a amortiguar vibraciones.

No se trata de llenar de muebles cada rincón, sino de aprovecharlos como elementos acústicos. En vez de dejar las paredes vacías, se pueden cubrir con soluciones que, además de decorativas, aporten absorción.

Puertas macizas o reforzadas

En muchas viviendas, las puertas internas son huecas, livianas, casi decorativas. Eso hace que cualquier sonido traspase fácilmente de un ambiente a otro. Si no se puede reemplazarlas por otras macizas, una opción es reforzarlas.

Se puede agregar una lámina de MDF por dentro, colocar burletes perimetrales y un cepillo barral en la parte inferior. Otra opción más casera pero útil es colgar una manta gruesa en el lado interior, a modo de cortina, que amortigüe ruidos puntuales como timbres, charlas o música exterior.

Paneles acústicos decorativos

Hoy existen en el mercado paneles acústicos que, además de cumplir una función técnica, tienen diseño. Se pueden colgar como cuadros o colocar como revestimiento parcial. Algunos son de espuma fonoabsorbente, otros de lana de roca con tela y madera. Incluso hay versiones en fieltro reciclado con patrones geométricos.

Estos paneles ayudan a reducir la reverberación interna, haciendo que las voces suenen más claras, que la música no retumbe y que los sonidos externos no se amplifiquen. Son ideales para salas de estar, dormitorios o espacios de trabajo dentro de casa.

Insonorizar sin aislarse

Uno de los miedos frecuentes al hablar de insonorización es “quedar aislado del entorno”. Pero no se trata de construir un búnker. Se trata de crear zonas donde el sonido no invada todo el espacio. Donde se pueda trabajar, leer o descansar sin interferencias constantes.

También es posible modular la acústica por sectores: mejorar un dormitorio sin intervenir el resto de la casa; trabajar sobre una pared específica en vez de todo el ambiente. El silencio no tiene que ser total: basta con que los ruidos no dominen la escena.

Adaptaciones que no alteran la estructura

Una ventaja de estas estrategias es que no requieren romper ni construir. Se trata de sumar capas, ajustar sellos, distribuir mejor los elementos. Incluso en propiedades alquiladas, donde no se puede hacer obra, estas soluciones son completamente viables.

Algunas son incluso reversibles: burletes que se despegan, paneles que se cuelgan como cuadros, alfombras que se retiran. Esto hace que mejorar la acústica ya no sea un privilegio de quienes hacen reformas profundas, sino una posibilidad al alcance de muchos.

Diseño y confort acústico van de la mano

La tendencia actual en interiorismo no deja de lado la acústica. Muchos arquitectos y diseñadores ya integran materiales absorbentes, estructuras que dispersan el sonido y elementos decorativos con función técnica. En proyectos nuevos, incluso en zonas densamente urbanizadas, se piensa el silencio como parte del confort.

Un ejemplo de esto se ve en algunos emprendimientos en Belgrano, donde las unidades no solo priorizan la estética, sino también la calidad acústica. Materiales nobles, muros dobles, sellos eficientes y ambientaciones que reducen la reverberación forman parte de un nuevo estándar de vivienda urbana.

Respirar sin ruido también es bienestar

El sonido —o su ausencia— tiene un impacto directo en el cuerpo. Mejora el descanso, reduce el estrés, permite concentrarse mejor. Y no hace falta vivir en un campo silencioso para disfrutarlo. Basta con encontrar formas inteligentes de protegerse del ruido más agresivo o persistente.
Insonorizar sin obras es posible. Y a menudo, mucho más simple de lo que se cree. Se trata de prestar atención, hacer pequeños ajustes y darle al hogar algo que la ciudad suele negar: un espacio donde, al cerrar la puerta, se escuche lo más valioso de todo: nada.
 

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