14/06/2025 - Edición Nº3369

Politica

Contrapoder

El último grito K, en busca de un 17 de octubre

08:24 | El fallo condenatorio contra Cristina Kirchner ha desatado tempestades políticas en todos los frentes. La calle se recalentó y la sociedad amplió su grieta. Las brújulas también tiemblan, sobre todo en el peronismo, que no encuentra su rumbo en medio de una interna feroz.


por Jorge Joury *


Una primera encuesta confirma que el tema polariza a la mayoría de los ciudadanos. Por ejemplo, un estudio de Zuban-Córdoba muestra que el 53% considera culpable a la expresidenta, pero el 46,5% de los encuestados cree que la Justicia actuó de manera deshonesta.

Por estas horas, no hay forma de esconderlo: la debilidad se hizo presente en el kirchnerismo y en una dimensión que ninguno de sus integrantes había vivido hasta ahora. Por más que la propia Cristina en persona quiera mostrar fortaleza y rebeldía saludando desde el balcón ante el fallo de la Corte Suprema, en Argentina, rige el Estado de derecho y una condena firme tiene sus consecuencias ineludibles, como el confinamiento político. 

Mientras tanto, se profundiza el enfrentamiento con Axell Kicillof y se aleja la posibilidad de la unidad por reproches desde ambas veredas.

En el entorno del gobernador aseguran que desde el kirchnerismo "le hacen el vacío". Una muestra es que no participó de la reunión de emergencia del jueves. "No hay unidad ni voluntad", replicaron. En las filas del cristinismo están al borde de un ataque de nervios y lo responsabilizan por desafiar la conducción de la expresidenta.

¿Hacia dónde va el peronismo en medio de este naufragio? Nadie lo sabe. El PJ es hoy un barco a la deriva, sin capitán y con la tripulación amotinada, que padece el mal del verticalismo buscando un líder que la conduzca. El mayor conflicto está entre el kirchnerismo y Kicillof, por la decisión del mandatario de conducir esta etapa del peronismo. El lanzamiento de su propio espacio político y el hecho de desafiar el liderazgo de la expresidenta terminaron de romper el vínculo. Y en estos días de máxima tensión, el enfrentamiento se profundizó.

"No hay unidad ni voluntad", remarcaron las primeras espadas de la residencia de la calle 6, que además sostienen: "no hay acuerdo posible, si no te invitan a las reuniones, la tienen secuestrada a Cristina y pretenden digitar todo".

En las filas del mandatario bonaerense toman este gesto de no invitarlo al PJ como un desaire, más en una relación que está rota hace tiempo. Esto se reflejó en el clima hostil con el que fue recibido Kicilllof en la última reunión a la que asistió. Fue muy cuestionado por solo pasar 15 minutos, pero entre sus filas sostienen que además fue muy maltratado. "No lo dejaban entrar y luego una legisladora le hizo fuck you. Ese es el nivel de diálogo que proponen". También le cantaron "cuánto le falta para entender que nos conduce una mujer".

En este marco, la jugada que prepara Cristina para poder ser candidata y seguir libre pese al fallo de la Corte, es pedir una cautelar en la Comisión Interamericana de Derechos Humanos. 

Citará una medida cautelar que la Comisión concedió en favor de Gustavo Petro, el actual presidente de Colombia, y que confirmó la Corte Interamericana. Petro, a pesar de haber sido inhabilitado, pudo ser candidato.

La expresidenta dirá que la Justicia argentina violó su derecho de defensa y que nadie puede privarla de ser elegida en comicios libres, ni siquiera la Justicia. Además, le solicitará a la Comisión Interamericana que suspenda el fallo de la Corte argentina que la inhabilitó y que, para ser candidata, debe permanecer en libertad.

La mayoría de los juristas creen que este recurso no prosperará porque Cristina tuvo todas las garantías constitucionales, porque el fallo también pasó por los filtros de la Cámara de Casación. Ahora la exmandataria tendrá que devolver por lo menos 500 millones de dólares al fisco.
Toda esa plata que falta en el Estado, coincide con lo que no se hizo en gran parte en el conurbano, donde faltan viviendas, pavimento, agua y cloacas y paradójicamente es el lugar donde el kirchnerismo tiene su mayor músculo político a través de su vena más pródiga: El populismo.
Ahora lo que se supone judicialmente es que, por efecto cascada, se despertarán contra Cristina otras causas, como la de los Cuadernos de las Coimas, que empezará el 6 de noviembre, en la que decenas de empresarios admitieron haber pagado sobornos para conseguir contratos de obras públicas. La de Hotesur-Los Sauces, imputada con su hijo Máximo por haber lavado dinero que le devolvía Lázaro Báez y Cristóbal López. Y el de la firma del memorándum con Irán, la causa que denunció el fiscal Alberto Nisman días antes de aparecer con un tiro en la cabeza, donde se la acusa de encubrimiento.

En este contexto, no solo Cristina Kirchner se terminó por la condena definitiva que la aparta de la vida pública. Algunos dicen que podría seguir teniendo una influencia lejana e impersonal en el peronismo. Pero sería muy raro que el peronismo aceptará un liderazgo que carece definitivamente de atractivo electoral.

No obstante, el Consejo Nacional del PJ y los principales dirigentes del peronismo resolvieron organizar una multitudinaria marcha para acompañar a Cristina desde su casa a los tribunales federales de Comodoro Py, el próximo miércoles, cuando la ex presidenta se presente para entregarse y quedar detenida. Apunta que sea otro 17 de octubre y que miles de almas salgan a las calles. Pero Cristina no es Perón, tiene el 70% de imagen negativa en la sociedad.

Todas las señales que surgen del cristinismo parecen indicar que, además del intento de construcción de una épica de la resistencia y de un plan de victimización efectiva, van en busca de una gesta destinada a lograr un apoyo de la mayor parte de la dirigencia que responde a la jefa condenada. Eso incluye la búsqueda de la rendición de Axel Kicillof o la culpabilización por una ruptura para encarar el intento de reconquista del panperonismo.

Así interpretan en el kicillofismo todos los mensajes y señales emitidos por la propia Cristina Kirchner, el hijo Máximo y otros dirigentes.

Cristina Kirchner  es hoy una condenada a 6 años de prisión, con inhabilitación perpetua para ejercer funciones en el Estado. En síntesis, lo que sufre es una muerte política a la que el peronismo solo acompañará hasta la puerta del cementerio porque históricamente ese es su método.  
Además, la expresidenta tiene otro problema de bolsillo: tendrá que devolver 500 millones de dólares solo por la causa Vialidad, que el gobierno piensa destinar a instituciones de bien público. También se estudia que restituya lo que cobró hasta el momento de su jubilación de privilegio.

El último clavo al cajón de Cristina no se lo puso Milei, sino la Corte Suprema. El 11 de junio, un día que la historia recordará como el final de la impunidad, los magistrados le dieron a CFK el golpe de gracia, para evitar tirar la honra del Poder Judicial a los perros. Lo que viene, aún es impredecible.

*Jorge Joury es licenciado en Ciencias de la Información y analista político. El 22 de noviembre de 2017, el Concejo Deliberante de La Plata lo declaró "personalidad destacada en el periodismo".