
por Redacción
Una nota fimada por Horacio Mizrahi, en Postenergético destaca la expectativa de que Vaca Muerta sea la solución a la escasez de divisas contrasta con una semana crítica: cortes generalizados de gas en plena ola polar reactivaron el fantasma de la crisis energética. El sistema mostró vulnerabilidades profundas: miles de hogares sin suministro en Mar del Plata, suspensión de clases, y medidas extremas como restringir el servicio a industrias con contratos “firmes”. La falta de inversión en infraestructura, la cancelación de obras clave, y el retiro de Bolivia como proveedor acentuaron el escenario, mientras el Estado trasladó la responsabilidad al sector privado sin garantías de ejecución.
A esto se sumó una preocupante falta de reacción oficial. Con organismos especializados como CAMMESA y ENARGAS ausentes hasta el colapso del sistema, y sin declaraciones claras por parte de autoridades, el desmanejo quedó en evidencia. La caída en la producción de gas durante un momento de máxima demanda reveló no solo debilidades estructurales sino también fallas en la previsión operativa. Aunque avanzan proyectos ambiciosos para exportar gas natural licuado, el país enfrenta la paradoja de no poder abastecer su propio consumo invernal.
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