
por Jorge Joury *
Aunque arrase en octubre, la LLA no logrará mayoría en ambas cámaras y necesitará la ayuda de la oposición para lograr las leyes que pretende para la transformación. Lo que se ve en materia de pirotecnia verbal, no hace otra cosa que anticipar el tono que tendrá la campaña electoral.
Hasta aquí es cierto que las encuestas pronostican que a los candidatos de La Libertad Avanza (LLA) les irá bien en las elecciones nacionales. Pero el problema es de otra naturaleza. Si no mejora y reorganiza los recursos para gestionar la administración y la política, al Presidente se le multiplicarán las dificultades antes y, sobre todo, después de los comicios. Porque los votantes suelen agradecer los servicios prestados concediendo una victoria, pero después reformulan sus exigencias con nuevos desafíos.
El Presidente debe tener cuidado, porque la realidad está dando señales que el modelo está en baja y el desempleo volvió a ser la principal preocupación de los argentinos. La gente además no llega a fin de mes, tiene las tarjetas de crédito detonadas y en mora por las compras de alimentos, sino no come. Los sueldos están flacos y no resisten más motosierra. Además, la suba del dólar empezó a inquietar y se perdió el superávit. Los logros macroeconómicos también están bajo la lupa. La economía real está golpeada, con quiebras agropecuarias, empresas industriales y comercios. Muy pocas actividades son rentables, no hay inversión externa porque el riesgo país está alto y cada semana alguna multinacional anuncia que se va de la Argentina.
Con lo que ocurrió en la semana, quedó en claro que el Presidente nuevamente se fue al pasto por jugar al límite. Acusó al Senado exageradamente de dar un "golpe institucional". Además, volvió a poner al descubierto de manera inequívoca, la fractura sin retorno que existe con su vice, Victoria Villarruel, a la que acusó de "traidora". En concreto, convirtieron una derrota parlamentaria en una severa crisis en la cúpula del Ejecutivo.
Frente a este panorama, salieron a relucir otros trapos sucios. Se habla que Santiago Caputo ha sido sentenciado por Karina Milei y ya no tiene peso para decidir estrategias políticas.
El pibe de siempre, con el faso en la boca, también se convirtió en otra víctima resentida, lo corrieron de la mesa política, de la relación con los gobernadores y del armado de las listas. Con el poder que le quedó dicen que hoy conspira contra el Gobierno, para que Karina entienda que lo necesitan.
También se da cuenta de que Luis "Toto" Caputo, el ministro de Economía, muestra signos de agotamiento. Y otro rumor que suena fuerte por los pasillos de la Casa Rosada da cuenta que Lule Menem podría reemplazar al jefe de Gabinete, Guillermo Francos, a quien llaman "El viejo" y lo acusan de escasa cintura política. En este contexto, muchos aseguran que después de las elecciones se viene un inexorable cambio de gabinete, una limpieza forzada del gobierno para la etapa que viene.
De esta manera, por unanimidad, la oposición resucitó y convirtió en ley el aumento a las jubilaciones, junto con la actualización del bono y la emergencia en discapacidad. También sancionó la prórroga de la moratoria previsional e insistió con la creación del Fondo de Emergencia por las inundaciones en Bahía Blanca, que el propio Milei había vetado. Además, el Senado avanzó con los proyectos impulsados por los gobernadores para modificar el reparto de los Adelantos del Tesoro Nacional (ATN) y hacer coparticipable el Impuesto a los Combustibles Líquidos, que ahora deberán ser tratados en Diputados.
Acorralado y con la mayoría de los gobernadores en pie de guerra, el oficialismo intentó desconocer la validez de la convocatoria y luego, la de los dictámenes.
La Casa Rosada aseguró que vetará las leyes sancionadas. No obstante, hay que advertir que si luego del veto presidencial, el Congreso logra los dos tercios de ambas cámaras, los proyectos se convertirán en ley y Javier Milei no podrá judicializar, según coincidieron los constitucionalistas más encumbrados.
Mientras tanto, el Senado y las redes sociales se convirtieron en una cloaca que expuso la interna libertaria a cielo abierto y en donde alocadamente se pidieron "tanques en las calles y dinamitar el Congreso". En un episodio de singular gravedad institucional, Patricia Bullrich además salió con dardos envenenados contra Victoria Villarruel, le exigió que levante la sesión y la acusó de ser "cómplice del kirchnerismo destructor". La titular del Senado respondió también con munición gruesa y acusó a la ministra de Seguridad de haber sido integrante de "orgas terroristas" y la mandó a "repasar la Constitución Nacional". A las horas, Bullrich retrucó: "queda de manifiesto que le importa más su ego que el país". Pero las agresiones siguieron escalando, a la noche, Milei calificó de "traidora" a Villarruel durante un discurso en la Bolsa de Comercio.
Otra patada en la cabeza para los gobernadores fue cuando el martes pasado el Gobierno decretó la muerte de Vialidad Nacional, el organismo encargado de la construcción y preservación de rutas nacionales, que son muy importantes porque este es un país con vastos territorios que requieren de urgente mantenimiento porque sino no vendrán las inversiones.
A todo esto, no hay ninguna posibilidad de que el Gobierno tenga a partir del 11 de diciembre mayoría absoluta en las cámaras. Va a seguir necesitando el apoyo de los gobernadores y de los aliados históricos si es que quiere que le apoyen sus iniciativas. Eso en un país democrático se hace con acuerdos políticos, algo necesario pero que Milei a la casta. Hay que buscar a alguien que lo convenza.
El Presidente que más insulta al periodismo vive obsesionado por lo que sale en los medios y descuida la política. Así no va...
*Jorge Joury es licenciado en Ciencias de la Información y analista político. El 22 de noviembre de 2017, el Concejo Deliberante de La Plata lo declaró "personalidad destacada en el periodismo".