
por Fabricio Moschettoni, editor de ImpulsoBaires / Twitter @FMoschettoni
Varios integrantes del círculo político platense manifestaron críticas por la postura de esta columna, durante el día de ayer, mostrando el descreimiento de la ciudadanía en el sistema político. Otros, sin embargo, reaccionaron preocupados. De todos modos, los datos abundan para reafirmar que una buena parte de la ciudadanía descree en los políticos. En nuestra ciudad la situación podría manifestarse con fuerza si los espacios no postulan ciudadanos comprometidos con sus vecinos el próximo sábado.
La falta de ciudadanos “de bien” en las primeras líneas de la política local producen un malestar generalizado en la gente, que indefectiblemente se podrá verificar en los faltazos, el próximo 7 de septiembre, oportunidad en que se eligen, en La Plata, diputados provinciales, concejales y consejeros escolares. Hasta hace un mes, un sociólogo que realiza testeos sobre participación electoral llamó preocupado a este columnista para expresarle que aproximadamente el 65% de sus encuestados platenses no querían ir a votar. Sin embargo, aún falta bastante para la contienda del 7 de septiembre, y es posible que ese porcentaje baja considerablemente, aunque podría rondar en algo más del 50% del padrón, como ocurrió en Rosario.
El consultor Anibal Urios, director de DC Consultores, hizo declaraciones periodísticas que fueron publicadas por el portal “El Tribuna”, en donde indicó que “mientras no se defina nada importante y la oferta electoral sea baja calidad, lo que está esperando la gente, no va a ir. Vamos a tener un promedio de 50, como mucho, 60, en algunos lugares”. Urios, profesional platense, se refiere a una encuesta realizada a nivel nacional. De todos modos, sobre nuestra ciudad, hace algunas semanas en el streaming “Nosotros la vimos, disruptivamente platenses”, sostuvo que si bien no tenía datos locales actualizados, hay una constante de larga data que muestra el enorme grado de desconocimiento de la ciudadanía en los políticos de los tilos y diagonales.
Una visión parecida, en el mismo streaming, la tiene Sebastián Álvarez, quien realizó un trabajo cuantitativo mediante consultas en redes sociales alrededor de 400 casos del distrito. Notaba, entre otras cosas, que La Libertad Avanza lideraba y el PRO mantenía altos niveles de consideración pública, pero, en paralelo, observaba que esos liderazgos por espacios no se sostenían si los candidatos que se postulaban por ellos eran desconocidos o mal vistos. En tanto, consignaba altos niveles de rechazo para el intendente Julio Alak, aunque al no haber referentes opositores de proyección que salieran de la oposición, el Frente Unión por la Patria (Frente Patria) puede imponerse.
En ese contexto, Urios razonó, en la nota referida anteriormente, que la política no está entendiendo al ciudadano, y que la gente interpreta: “Cada vez que me hablan es como que no me llegan, no sé a quién le hablan”. Sin embargo, los políticos platenses, sobre todo los de las olas posteriores a los tradicionales que surgieron con fuerza en los Noventa, consideran que merecen lugares por determinada cercanía a dirigentes nacionales, o, incluso, por manejar enormes “chequeras”. En algunos casos, hasta hay prácticas muy cercanas a lo extorsivo en la guerra que se declaran entre pares con "carpetazos", escraches y pintadas callejeras mediante.
El sábado cierran las listas electorales y habrá que ver cuál es la oferta que los espacios colocan en las góndolas. La mayoría de los que vayan a votar lo harán resignados, y, al decir de Urios, tomarán lo que haya en góndola. La gran masa de indignados que no van a ir a votar, serán parte de una formidable revolución cívica para expresar, una vez más, descreimiento en un sistema político atrofiado, que no representa a los platenses de bien.
A esta situación la agravaron los manejos inescrupulosos sobre el sistema electoral que hizo el poder político, tanto oficialistas como opositores en la provincia de Buenos Aires. Eliminaron la selección de candidatos por primarias para este año electoral, y no inauguraron otra vía de resolución de candidaturas. Por lo tanto, pesan más los viejos vicios de llegar a una lista por peso económico aportado, por influencias políticas, o por ganar alguna guerra sucia. Por esa razón, la democracia es de cartón, y la legitimidad que los políticos buscan en las urnas podría afectarse.
La sociedad necesita una democracia plena y sana, con instituciones desprovistas de vicios. Necesita que en los años electorales no se toquen las reglamentaciones, y además precisa que haya una posibilidad de participación electoral amplia, fluida y abierta a la sociedad civil.
Los partidos políticos del siglo XX demostraron su fracaso. Los surgidos en el siglo XXI no pueden correr la misma suerte. Es hora de reaccionar. La rebelión ciudadana de los faltazos es el mejor síntoma de una sociedad que no se traga más sapos, y que está dispuesta a luchar contra la casta por sus propios medios.
En esta ciudad, los tilos y diagonales son fantásticos. Actúan como los verdaderos pulmones de la civilidad. Ellos saben todo de historia y de presente. Confían sus secretos a los ciudadanos de bien, y rechazan a los políticos viciosos, como lo haría el gran poeta Almafuerte.