02/08/2025 - Edición Nº3418

Politica

El auge de los edificios sustentables: causas y tendencias

21/07/2025 10:02 | Algo empezó a cambiar en las decisiones inmobiliarias. Lo que hace una década era percibido como una moda pasajera o una característica “para militantes verdes”, hoy aparece como un criterio recurrente en la elección de dónde vivir o dónde invertir: la sustentabilidad.


por Redacción


Ya no se trata solamente de reducir el impacto ambiental, aunque eso sigue estando en el centro. Lo que cada vez más personas advierten es que un edificio sustentable también puede ser más eficiente, más saludable, más económico a largo plazo y más adaptable al contexto urbano del futuro.

Más allá de lo visible

La sustentabilidad en el ámbito inmobiliario muchas veces se asocia a lo evidente: paneles solares, terrazas verdes o sistemas de reciclaje. Pero lo cierto es que su impacto se juega en múltiples dimensiones, muchas de las cuales no se ven, pero se sienten.

Un buen diseño bioclimático, por ejemplo, puede reducir de forma notable el consumo de energía sin necesidad de tecnología. Orientar bien las ventanas, permitir ventilación cruzada, evitar materiales que sobrecalientan en verano o pierden calor en invierno son decisiones que parecen menores, pero que transforman el confort y el gasto mensual de una unidad.

Y aunque no siempre figuran en la ficha técnica, esos elementos tienen un efecto directo en la vida diaria y, sobre todo, en el bolsillo. Porque la sustentabilidad, bien entendida, también es una estrategia de eficiencia.
Menos consumo, más autonomía

La crisis energética global, sumada a los aumentos constantes en servicios públicos, está empujando a muchos a reconsiderar qué tan dependientes quieren ser del gas, la electricidad o el agua. En ese sentido, los edificios que integran soluciones sustentables desde su diseño permiten un grado mayor de autonomía.

Desde calentamiento solar de agua hasta sistemas de captación de agua de lluvia, pasando por sensores de iluminación o ascensores de bajo consumo, cada detalle suma. Y esa suma se traduce en números concretos, tanto para quienes viven como para quienes administran o alquilan.

No es casualidad que en algunos barrios porteños comiencen a multiplicarse desarrollos que incorporan este tipo de tecnología como parte estructural de su propuesta. Tal es el caso de algunos emprendimientos en Belgrano, donde ya se observan edificios que combinan certificaciones ambientales con diseño funcional y una propuesta estética contemporánea.

Un nuevo tipo de plusvalía

Invertir en sustentabilidad ya no se piensa solo en términos éticos o ecológicos. Empieza a entenderse también como una forma de proteger el valor de la inversión en el tiempo. ¿Por qué? Porque la demanda se está corriendo.

Cada vez más personas —sobre todo en segmentos jóvenes o profesionales informados— incorporan la variable ambiental en sus decisiones. Ya sea por convicción, por salud o por ahorro, buscan espacios más coherentes con una lógica de cuidado y eficiencia.

Eso significa que las propiedades con atributos sustentables tienden a tener mejor aceptación, menos rotación y una valorización más sostenida en el mediano plazo. Incluso si al inicio representan una inversión un poco más elevada, la ecuación cambia cuando se proyecta a cinco o diez años.

Además, en mercados donde las regulaciones empiezan a endurecerse en torno al consumo energético o al impacto urbano, estar un paso adelante puede marcar la diferencia entre un activo adaptable y uno obsoleto.

Sustentabilidad urbana, no solo edilicia
 
Hablar de edificios sustentables es también hablar del vínculo entre ese proyecto y el entorno que lo rodea. ¿Tiene acceso a medios de transporte? ¿Se encuentra en una zona caminable o ciclable? ¿Promueve una relación más amable con el espacio público?

Muchas veces, los desarrollos más conscientes no solo optimizan recursos dentro de su perímetro, sino que también se insertan de forma más coherente en la trama urbana. Reducen la presión sobre los servicios existentes, suman espacios verdes, mejoran la calidad ambiental del barrio.

Este tipo de enfoque integral genera una cadena de beneficios que va más allá de los metros cuadrados y toca cuestiones de salud, movilidad y bienestar colectivo.

¿Una moda o un nuevo estándar?

Durante mucho tiempo, la sustentabilidad fue percibida como un diferencial. Hoy, cada vez más actores del sector coinciden en que se está convirtiendo en un estándar. Lo que antes era opcional, ahora empieza a ser esperado. Y eso cambia las reglas del juego.

Tanto los consumidores como los organismos públicos, los estudios de arquitectura y las propias desarrolladoras están redefiniendo sus criterios de calidad. No solo se evalúa la estética o la funcionalidad, sino también el impacto ambiental, el ciclo de vida de los materiales, la huella energética del edificio.

Incluso algunas entidades financieras están empezando a ofrecer condiciones especiales para quienes compran propiedades sustentables, reconociendo que estos activos son menos riesgosos, más resilientes y con mejores perspectivas a largo plazo.

Y cuando un número creciente de personas elige en función de esos criterios, el mercado responde. La sustentabilidad deja de ser un plus y se convierte en una demanda básica. Lo interesante es que, en ese proceso, lo que mejora no es solo el edificio, sino la forma de habitar.
 

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