
por Redacción
En 2015, Gonzalo García Guerrero tomó una decisión que transformó su trayectoria profesional y también el impacto ambiental de miles de comercios: vendió su fábrica de maquinaria metalúrgica para fundar Bolsas Ecológicas, una empresa que hoy fabrica cerca de un millón de bolsas reutilizables por mes y abastece a marcas como YPF, Ferrum y FB. Lo que comenzó como una búsqueda por mayor volumen y rotación, se convirtió rápidamente en un proyecto con un fuerte compromiso ambiental.
La idea nació casi por casualidad, tras una conversación con un amigo que le habló sobre el crecimiento de las bolsas reutilizables de friselina en Estados Unidos. “Ya había un par de fábricas en Argentina, pero vimos una oportunidad real para hacer algo distinto, con valor agregado y conciencia ecológica”, recuerda Gonzalo.
Tecnología propia y producción sustentable
Antes de importar maquinaria, el equipo desarrolló su primera máquina de producción de forma artesanal. “Fue un proceso largo, costoso y a pulmón, pero nos permitió empezar y entender a fondo cada etapa del proceso productivo”, cuenta el fundador. Desde entonces, el crecimiento fue constante, incorporando líneas con tecnología de ultrasonido y sistemas de impresión propios, lo que permitió reducir intermediarios, optimizar recursos y mejorar la trazabilidad.
Hoy, gran parte del proceso se realiza dentro de la planta, lo que también contribuye a reducir el impacto ambiental asociado al transporte y la logística. “Estamos por sumar una camioneta para tener reparto propio, y así seguir ganando eficiencia y reduciendo nuestra huella de carbono”, explica.
Reutilizar en vez de descartar
Detrás de cada bolsa producida hay una decisión consciente: reemplazar el uso de bolsas plásticas descartables por una alternativa duradera, reutilizable y personalizable. Las bolsas de friselina tienen una vida útil mucho mayor que las convencionales, y permiten a las empresas cumplir con normativas ambientales, reducir residuos y ofrecer una mejor experiencia a sus clientes.
“El objetivo no era solo vender un producto, sino ser parte de un cambio necesario en los hábitos de consumo. Hoy los consumidores valoran que las marcas usen empaques reutilizables, y muchas empresas eligen estas bolsas porque entienden que ya no se trata solo de marketing, sino de responsabilidad ambiental”, afirma Gonzalo.
Impacto local, compromiso global
Desde su planta en Argentina, Bolsas Ecológicas abastece a grandes marcas, supermercados, constructoras y negocios de todo el país. La producción nacional no solo genera empleo, sino que también fomenta una cadena de valor sustentable y de cercanía.
“Podríamos haber fabricado cualquier otro producto de volumen. Pero elegimos este porque, además de tener potencial comercial, contribuye a un modelo de consumo más responsable”, concluye su fundador.