01/08/2025 - Edición Nº3417

Politica

Análisis radial

"Los decepcionados del voto", según Jorge Joury por FM 98.9 y Pinamar TV

31/07/2025 09:42 | "De acuerdo a lo que viene marcando el radar de los encuestadores, el ausentismo electoral se perfila como el dato distintivo de las elecciones de este año. Todos los equipos de campaña lo estudian. Los opositores al gobierno necesitan revertirlo pero por ahora no lo logran". Así lo señaló el periodista Jorge Joury en el programa "A las cosas por su nombre" que conduce Hugo Manzo por la FM 98.9 y Pinamar TV.


por Redacción


El analista añadió que : "Tal vez haya que buscar explicaciones sobre este fenómeno en el deterioro que se observa en las prácticas políticas. Por ejemplo, lo ocurrido en el peronismo con el cierre de listas para las elecciones provinciales del 7 de septiembre cuando se cortó la luz misteriosamente. Las candidaturas testimoniales también muestran el rechazo de la gente.

Una vez más, asistimos al despliegue de un espectáculo vergonzante, en el que el apuro de último momento, la improvisación sistemática y la desesperación por retener poder dejaron al desnudo un sistema de partidos corroído e impermeable a las degradantes consecuencias que generan muchos de sus miembros con esos procederes.

Tanto en el oficialismo provincial peronista, ahora rebautizado con el artificioso nombre de Fuerza Patria, como en las principales agrupaciones opositoras, el resultado fue el mismo papelón: numerosos candidatos de cartulina es decir testimoniales, nombres de dirigentes repetidos que hubo que subsanar cuando la evidencia ya era patética y una coreografía de urgencias que amenaza la credibilidad de los comicios y la dignidad del proceso democrático.

En lo que tiene que ver con los misteriosos cortes de luz durante la inscripción de las listas ocurridos en momentos críticos de la carga digital, le brindaron al peronismo una prórroga decisiva, que fue concedida con sospechosa generosidad por la Justicia Electoral. Así, los arquitectos de las tropelías pudieron ganar varias horas vitales para cerrar una negociación interna desbordada de tensiones, amenazas de ruptura, pases de factura y una feroz competencia por la exclusividad de la lapicera electoral.

El beneficio fue tangible: más tiempo para que Fuerza Patria salvara un armado que estaba al borde del estallido.

En síntesis, lo que se terminó presentando ante la Justicia Electoral fue un rejuntado urticante de nombres reiterados, candidaturas testimoniales y dirigentes que o no asumirán si resultan elegidos o lo harán para eludir las restricciones que les impiden candidatearse para un nuevo mandato consecutivo en sus actuales cargos. Uno de los casos más escandalosos es el de Verónica Magario, vicegobernadora en funciones y postulante a diputada por la tercera sección. Pero la nómina es larga: competirán por distintos cargos la actual intendenta de Quilmes, Mayra Mendoza; el intendente de La Matanza, Fernando Espinoza, quien se encuentra al borde del juicio oral y público en la causa en la que se lo investiga por abuso sexual; Jorge Ferraresi (Avellaneda); Mario Secco (Ensenada); Juan José Mussi (Berazategui); Diego Nanni (Exaltación de la Cruz); Mario Ishii (José C. Paz); Mariano Cascallares (Almirante Brown), todos ellos intendentes en ejercicio con mandatos hasta 2027.

El fenómeno, sin embargo, no se agota en el peronismo. También en La Libertad Avanza y en la coalición Somos Buenos Aires se repite la receta. Diego Valenzuela (Tres de Febrero) y Guillermo Montenegro (General Pueyrredón) encabezarán listas libertarias, acaso más como plataforma hacia 2027 que como genuina voluntad de legislar. En Somos Buenos Aires, la tercera fuerza en disputa, Julio Zamora (Tigre), Pablo Petrecca (Junín) y Maximiliano Suescún (Rauch) siguen la misma lógica.

Todos nos preguntamos: ¿Cuántos asumirán sus cargos si resultan elegidos en septiembre? Nadie puede hoy garantizar a ciencia cierta que lo que voten los electores será respetado por esos dirigentes tres meses después.

¿Cuántos volverán a presentarse para gobernar sus distritos dentro de dos años, apelando al atajo legal de renunciar antes de mitad de mandato? Se estima que podrían ser varios, lo que configura otra estafa a quienes van a ir a las urnas de buena fe, anhelando que quienes se proponen como sus representantes realmente los representen.

Tal vez sea hora de que la dirigencia política abandone esta mezquindad cortoplacista y se haga cargo de una vez por todas de reconstruir el vínculo con una ciudadanía hastiada de promesas y mala praxis.

Si recurrimos al archivo, está más que claro que el kirchnerismo convirtió la candidatura testimonial en una herramienta siniestra en 2009. Allí fue cuando Néstor Kirchner impuso esta práctica nefasta como una forma de plebiscito político, habilitando a que los postulantes no cumplieran con el mandato para el que habían sido votados. Desde entonces, esa conducta se ha naturalizado, degradando aún más el vínculo ya resquebrajado entre representación y ciudadanía.

El cuadro se agrava todavía más este año por la inquietante variable de la falta de renovación generacional en las principales fuerzas políticas. Casi no hay dirigentes nuevos, no hay cuadros de recambio ni propuestas frescas en los partidos tradicionales, mientras que en las nuevas fuerzas, como La Libertad Avanza, por la necesidad de llenar listas para las que no se tienen suficientes insumos se terminan convirtiendo en un repositorio donde colocar familiares, amigos, conocidos y hasta a los propios funcionarios.

Los partidos, atrapados en su propia endogamia, se ven obligados a reciclar a sus referentes –muchos de ellos ya agotados, desgastados o, en algunos casos, directamente impresentables– como única vía para intentar sostener algo del menguante caudal político. En el análisis cuantitativo de los estudios sobre quienes no fueron a votar, lo que se ve es que el ausentismo afecta a todos, pero un poquito más a la sensibilidad peronista. Son los votantes que están más desanimados. Y hasta ahora la dinámica comunicacional de la campaña del peronismo no logró activar eso. Ahí el peronismo tiene un desafío.

Estos datos apuntan a matizar algunos pronósticos electorales. Entre ellos, el del JP Morgan, que diseñó en un informe para sus clientes en el que indicó que un mal resultado para el gobierno de Milei sería sacar menos del 30% de los votos, un escenario intermedio sería conseguir entre el 33 y el 39% y un resultado rotundo sería sacar el 45% o más. Si hay baja participación en las elecciones de octubre, tal vez al Gobierno le alcance con conseguir un porcentaje que en otros momentos hubiera sido leído negativamente", finalizó el analista.

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