10/09/2025 - Edición Nº3457

Sociedad

Ambiente

La UBA promueve la recuperación de la flora y la fauna nativas

08:33 | La Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo cumple un rol relevante en el proyecto “Ruta verde”, una iniciativa originada por Red Solidaria que incentiva a las diferentes comunidades generar un corredor biológico que se extiende por todo el continente: desde Ushuaia hasta Alaska.


por Redacción


Con el objetivo de fomentar la recuperación de la flora y la fauna nativas, la Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo (FADU) organizó una acción por la cual se plantaron 85 árboles nativos en terrenos de Ciudad Universitaria próximos a la Facultad y que contó cion la participación de 120 personas.

La actividad se realizó en el marco de la iniciativa “Ruta verde” una acción impulsada por Red Solidaria que incentiva a que las diferentes comunidades generen un corredor biológico que se extenderá por todo el continente: desde Ushuaia hasta Alaska. Por la FADU participaron FADU Respira, la Cátedra Diseño Transforma y la Cátedra Fabio Vegetación II. También estuvieron presentes miembros del CEAMSE y de la Dirección General de Áreas de Conservación y Restauración Ambiental del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires. quienes donaron gran parte de los árboles.

En este proyecto, la FADU cumple un rol relevante. A la plantación de los árboles nativos se suma que, durante el mes de agosto, 400 estudiantes de los 4 niveles de la cátedra Diseño Transforma y un equipo de 30 docentes se reunieron, en un hackatón, para idear proyectos de interfaces que sean útiles a las necesidades de la Ruta Verde, utilizando metodologías ágiles de diseño centradas en el usuario.

“Diseño transforma” es una de las cátedras de la materia troncal de la carrera de Diseño Gráfico que se extiende desde segundo año hasta el quinto. Todos los años se organiza un hackatón en el cual se forman grupos que incluyen a alumnos de todos los niveles que se mezclan con todos los docentes. En esa instancia, y utilizando la técnica de generación rápida de ideas llamada “Crazy Eight”, cada estudiante propone ocho ideas en ocho minutos.

“Al ser 400 estudiantes, como resultado tenemos, en un breve lapso de tiempo, 3.200 ideas que luego son exploradas utilizando metodologías de investigación para llegar a producir una idea de un producto digital. “Con Red Solidaria, específicamente, ya hemos trabajado en diferentes temáticas como personas en situación de calle, donación de órganos, frío cero, entre otras”, explica Diego García Díaz, titular de la cátedra.

Este año y durante cuatro jornadas, se identificaron problemas relevantes y  se propusieron interfaces que ayuden a las diferentes actividades que nuclean a Ruta Verde. “Nosotros, como cátedra, y la Facultad como gestión, buscamos que el diseño sea capaz de transformar la realidad de los demás para mejor,  cambiar la calidad de vida de las personas. Entonces, nos comprometemos con la idea, entendemos que tenemos que encontrarnos con el otro, generar símbolos que puedan ser apropiados por ese otro y que se convierta en un agente de cambio”, dice el profesor.

García Díaz se entusiasma y dice que “cuando diseñamos con el equipo, aprendemos un montón porque parte de la vocación es no quedarnos en presentar un logo en un color pantone determinado si no involucrarnos, entender el problema y el contexto, para que las soluciones que se propongan puedan modificar realidades”.

La FADU y la Ruta Verde

El objetivo del proyecto Ruta Verde es unir puntos verdes, sean grandes o pequeños, que contemplen la plantación de plantas nativas considerando la eficiencia que tienen en la mitigación de cambio climático y la recomposición de hábitat.

Sobre el rol de la FADU en el marco del proyecto, García Díaz cuenta que “al comenzar el proyecto tuvimos varias reuniones con el equipo docente de la cátedra donde pensamos como apoyar la iniciativa desde el diseño, qué instrumentos podíamos aportar. Entonces, empezamos a diseñar una serie de símbolos open source. Cada persona que se une a la red puede bajarlos, cambiarles la tipografía y escribir la localización. Esos símbolos, se empezaron a conocer como baldosas verdes”.

“Hay que tener en cuenta la dimensión de este proyecto. Une a Tierra del Fuego con Alaska. Hablamos de más de 15.000 kilómetros. A través del diseño, empezamos a conectar personas, pequeñas iniciativas, grandes organizaciones, parques nacionales y privados. Existen iniciativas de 1000 hectáreas y otras que son un cantero delante de la casa”, agrega el Profesor.

En este sentido, el titular de Diseño Transforma, resalta que “diseñamos piezas muy simples. Toda la comunicación procura no ser sofisticada porque los receptores son muy diversos. Y logramos un efecto que debe ser destacado: generamos signos de reconocimiento, de identificación. La gente, al apropiarse de estos símbolos, se sienten parte de la ruta, de esta unión gigante de proyectos ambientales, se sienten parte de un colectivo enorme”.

Algunas de las “apropiaciones” han sido:

  • Armar la baldosa con caracoles..
  • Diseños originales de remeras. 
  • Banderines.
  • Objetos tallados en madera.

García Díaz resalta otra de las funciones clave que cumple el diseño: “A través de los símbolos, las personas logran visualizar el proyecto, darse cuenta de que se pueden unir las ciudades, que hay un camino desde Tierra del Fuego a Alaska. Es ahí donde cada miembro de la red, entiende el lugar que ocupa, qué puede aportar en ese camino y que puede unirse a un punto cercano a fin de lograr que el medio ambiente en el cual vive pueda recuperarse por completo”

Más de 300 comunidades adhieren, hoy en día, a “Ruta verde” pertenecientes, además de Argentina, a Uruguay, Chile, República Dominicana, Ecuador, Estados Unidos, entre otros países. Existen muchos ejemplos para graficar el efecto que producen los símbolos diseñados por la FADU pero García Díaz cuenta acerca de uno muy especial “Existe una ciudad en Santa Fe llamada Chañar Ladeado que toma su nombre del Chañar, un árbol nativo que florece masivamente en primavera y que, como se dijo antes, tiene  eficiencia una alta eficiencia en la recomposición de hábitat. Pues bien, en todo el pueblo quedaba un solo ejemplar, frente a una escuela. Y fue toda la comunidad educativa la que tomó la iniciativa de expandir la cantidad de árboles sumándose al proyecto. Entonces, los chicos tomaron nuestros símbolos e hicieron sus propios carteles dibujando los sellos y plantaron un camino de semillas generando tramos de ruta de conexión del chañar con otros pueblos vecinos”.

“También se sumaron, por ejemplo, un grupo de científicos que se propuso la recuperación de la ranita de Valcheta,  una especie de anfibio que habita exclusivamente en la región de la Meseta de Somuncurá, en la provincia de Río Negro y que se encontraba en peligro crítico de extinción por la depredación que realizan las  truchas arcoiris, la fragmentación del hábitat y otras acciones realizadas por el hombre. Para este tipo de lugares sentirse conectados con una iniciativa nacional es muy importante”, concluye el titular de la cátedra.

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