22/09/2025 - Edición Nº3469

Politica

Análisis radial

"Buscan frenar la sangría en dólares", dijo Jorge Joury por la FM 98.9 y Pinamar TV

09:31 | "El gobierno anunció hoy retenciones cero a las exportaciones de granos hasta el 31 de octubre en búsqueda de 7 mil millones de dólares del campo para sumarlos al tesoro y calmar la tensión bancaria. El propio presidente Javier Milei admitió que el pánico político es el culpable de la situación. El Banco Central rifó el pasado viernes 678 millones de dólares de las reservas internacionales para evitar la devaluación del dólar mayorista". Así lo señaló el periodista Jorge Joury en el programa "A las cosas por su nombre", que conduce Hugo Manzo por la FM 98.9 y Pinamar TV.


por Redacción


 

El analista añadió que: "Se trata de la intervención diaria más importante de los últimos 6 años. Las ventas de las tres ruedas finales suman más de 1100 millones de dólares y ponen en jaque la idea del gobierno respecto a sostener el esquema de bandas cambiarias y el programa económico". La Casa Rosada está dispuesta a aguantar la situación en los mercados hasta el 26 de octubre, esperando un resultado favorable en el comicio que calme las aguas. Mientras esto acontece,  Milei, desde Córdoba, repartió culpas a la oposición, afirmando que los audios de Spagnuolo "son inteligencia artificial" y trató de arengar con euforia a la gente que lo fue a escuchar. Además, culpó a la oposición  de sembrar el efecto pánico con el dólar.
Para atemperar los ánimos, desde la Casa Rosada hicieron circular que tienen avanzada una negociación con Estados Unidos para obtener un crédito por más de 30 mil millones de dólares para asegurar pagos de la deuda con el FMI y fortalecer las reservas.

Se trata de un Fondo de Estabilización del Tesoro, un mecanismo que EE. UU utilizó con México. El antecedente más recordado ocurrió en 1995, cuando el presidente Bill Clinton autorizó un paquete de USD 20.000 millones para México en plena crisis del tequila. Ese programa incluyó préstamos y garantías, condicionados al cumplimiento de metas como el ajuste fiscal y la suba de tasas de interés. México devolvió los fondos en 1997, tres años antes de lo previsto, e incluso pagó USD 500 millones en intereses. Sin embargo, en el mercado estos rumores impactaron poco y nada. El desplome de los bonos soberanos y de las acciones es uno de los indicadores más concretos de la desconfianza y la falta de rumbo que percibe la city porteña.
El riesgo país es lo que más preocupa, ya que escaló en los últimos días bien por arriba de los 1400 puntos y volvió imposible el anhelo que tenía el equipo económico de regresar a los mercados de crédito internacionales. Este punto es el más conflictivo: sin la posibilidad de refinanciar los vencimientos de la deuda, los interrogantes de los inversores se multiplican en forma exponencial y la manera de resguardarse es acelerando la cobertura cambiaria.
 El ministro de Economía, Luis Toto Caputo, decidió aportar su capítulo con una frase digna de manual: prometió en un streaming que vendería hasta el último dólar para defender el techo de la banda cambiaria.
Esta declaración sonó heroica, como si se tratara de un general dispuesto a morir en la trinchera. Pero la épica duró lo que un café en la City: al día siguiente, el Banco Central tuvo que desprenderse de US$678 millones de reservas para contener el tipo de cambio. Veinticuatro horas antes habían sido US$379 millones. El saldo de la semana: más de US$1.100 millones en tres ruedas. Con semejante sangría, al ritmo de Caputo el último dólar se verá antes de lo esperado.
El problema no es la frase, sino la realidad. El dólar oficial ya se vende a $1.515, en un contexto donde no se consigue divisa por menos de $1500 en ningún banco. El mayorista coquetea con el techo de la banda en $1475, y cada vez que lo toca el mercado sabe que habrá una oferta oficial generosa. Es como jugar a la ruleta con fichas ajenas: los inversores apuestan tranquilos, porque saben que el crupier es el propio Estado.
Para que se tenga una idea de la difícil situación, el riesgo país, que superó los 1.500 puntos, es el segundo más alto de la región detrás de Venezuela. Traducido: cada vez cuesta más caro endeudarse afuera, justo cuando el Gobierno necesita dólares frescos.
Algunos economistas cercanos al Presidente recomiendan eliminar las bandas y dejar que el dólar flote libremente. Sería lo más coherente con el ideario libertario: que el mercado diga a cuánto se paga la divisa, aunque eso signifique un salto inmediato. Pero la política mete la cola: con elecciones en octubre, nadie en Balcarce 50 está dispuesto a validar una devaluación que impactaría en los precios y pulverizaría cualquier expectativa electoral. Mejor seguir vendiendo reservas y esperar un milagro, como si la confianza se imprimiera junto con los billetes.
Mientras tanto, Cristina Kirchner le echa nafta al fuego, señalando que "hay olor a default".
El Presidente, fiel a su estilo, prefiere culpar al “pánico político” y a la oposición de torpedear el rumbo económico. Puede que haya algo de cierto: las dos derrotas recientes en el Congreso debilitaron al oficialismo. Pero reducir la crisis cambiaria a un complot opositor es como culpar al termómetro por la fiebre. Los mercados también miran la realidad: reservas que se esfuman, bonos que caen, acciones que se desploman y un Gobierno que declara con tono épico lo que los números se empeñan en desmentir.
También hay que decir que una encuesta muestra el deterioro en el apoyo al Gobierno y la mayoría pide un cambio de rumbo en la gestión
Un sondeo de la consultora Opina Argentina revela que la desaprobación alcanza el 58%, marcando el cuarto mes consecutivo de deterioro y reflejando el creciente descontento social en vísperas de las elecciones generales. Es el peor registro desde diciembre de 2023".

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