
por Redacción
El problema de la representación política en Argentina no es actual, sino que viene desde el siglo XIX. Con el surgimiento del régimen conservador de 1880 hasta 1916, por mencionar solo un tramo inicial. En ese momento, el sistema ofrecido era con partidos que no conformaban canales de representación popular sino instrumentos de control político. Las bancas eran ocupadas por figuras que respondían a determinados pactos de élite, y no a mandatos de ciudadano. En ese contexto, las bancas no eran de los partidos ni de las personas en un sentido moderno, sino del régimen que garantizaba gobernabilidad desde arriba.
A lo largo del tiempo, y luego de la ley Sáenz Peña, hubo un mejoramiento progresivo del sistema político, sin embargo, siempre fue difuso el límite entre el verdadero poseedor del mandato. O, mejor dicho, se observaba nuevamente una tensión en Argentina entre una fórmula armónica surgida del espíritu legislativo, y esa fórmula en la aplicación práctica.
Luego, con la reforma constitucional de 1994, los partidos políticos tuvieron más potencia. Sin embargo, la zona gris del ejercicio del mandato popular se extendió. Si bien la soberanía está representada entre dos polos, como el mandato popular directo y los partidos políticos como instituciones que ordenan y canalizan ese mandato, todavía se sigue debatiendo si una banca es de quien la ejerce o del partido que le brindó la plataforma electoral.
El caso de Morzone y los ediles que se dispersan por monobloques refleja una crisis de ese equilibrio: ¿el mandato es del votante, del partido, o del individuo electo?
El problema en la televisión platense
El debate se reinauguró en la noche del lunes, cuando el experimentado periodista Walter Casamayou, conductor del ciclo “Estudio Único”, que se emite por Somos La Plata, invitó al edil del PRO platense, Nicolás Morzone, quien fue electo hace casi dos años por una lista de Juntos por el Cambio, en donde todos sus compañeros “amarillos” se fueron de la bancada a diferentes rumbos.
En ese sentido, Nicolás Morzone dijo: “los partidos políticos son los garantes del comportamiento de ese eventual legislador. El problema que en la Argentina es esa casta de la que habla el presidente (Javier Milei) infectó también a los partidos, que son instituciones anacrónicas. Yo personalmente repudio eso. Me tocó ver concejales electos. En diciembre del 2023, el intendente Julio Garro perdió por 400 votos, entraron cinco concejales y soy el único que queda en el bloque del PRO”.
Al pasar revista del resto de sus excompañeros, dijo: “el primero (de la lista, Darío Ganduglia) armó el monobloque Propuesta Vecinal; la que iba segunda (Florencia Barcia) se fue a La Libertad Avanza; la que iba cuarta armó otro monobloque (Melany Horomadiuk), y el quinto era radical así que lo de él está bien porque conformó el bloque radical (por Gustavo Staffolani). Pero quienes entramos por un partido político tenemos que estar en el bloque del partido político. Eso es parte de una gran autocrítica de la política. Por eso estamos en donde estamos, y por eso Milei ganó las elecciones. Hay una crisis de representatividad que no supo interpretar la UCR, ni el PJ, ni el PRO en donde se pelearon Patricia (Bullrich) y Horacio (Rodríguez Larreta)”.
Llamado a la acción
La fragmentación de bloques y el vaciamiento partidario no son solo síntomas internos: afectan directamente la representación ciudadana. Si las bancas se convierten en refugios personales, el mandato popular pierde sentido. Es tiempo de recuperar la responsabilidad política, fortalecer los partidos y devolverle a cada banca su valor público.