
por Redacción
Una reunión convocada por La Plata Solidaria reunió a referentes de comedores comunitarios, voluntarios y familiares de víctimas en barrios como Olmos, Etcheverry, Cristo Rey, Los Hornos, El Retiro y El Mercadito. El diagnóstico fue unánime: el narcomenudeo ya no avanza, domina. Y lo hace sobre cuerpos, vínculos y mesas vacías.
“Ya no es avance: llegó para quedarse. Y en cada barrio se convierte en tragedia” - Pablo Pérez, de La Plata Solidaria.
Mariana, madre del joven que murió tras intentar robar una farmacia en 7 y 529, participó de la reunión junto a Madres Guerreras contra las Adicciones. Será recibida por autoridades del Ministerio de Seguridad.
“Voy a ir hasta las últimas consecuencias con quienes le vendían la droga a Rodrigo. La droga se llevó a mi hijo.” — Mariana, madre del joven fallecido en Tolosa
Desde el comedor Los Duendes del Parque, Carolina relató una escena que se repite: “Adelantamos la entrega de comida porque los jóvenes le roban a sus propios vecinos que no tienen ni para comer.”
Además de la denuncia por el avance del narcomenudeo, las organizaciones presentarán un reclamo formal por la falta de asistencia alimentaria. La urgencia es doble: hambre y adicciones.
“La situación de la periferia platense requiere que todas las fuerzas vivas de la ciudad se pongan de acuerdo en políticas públicas que comiencen a revertir un duro panorama”, recuerda Pablo Pérez
¿Y ahora qué?
La denuncia está hecha. Las familias están presentes. Los comedores sostienen lo insostenible. Ahora, el desafío es colectivo: