por Redacción
En un diálogo con Fabricio Moschettoni, Claudia Éboli contó: “el programa surge luego que me enfermo (de un problema cardíaco). Durante mucho tiempo trataron de encontrar la dolencia, no la encontraron hasta que lo hicieron. Cuando descubrieron la enfermedad mi deterioro era sustancial. Con el deterioro físico venía el estético, y como buena paciente cardiológica que soy las imperfecciones sobrevenían y sentía que la mirada del otro era penosa”.
“Cuando me operan por primera vez decidí hacer un curso de maquillaje social, porque ya antes de que me operaran por primera vez había hecho un curso de automaquillaje. Yo trabajé en Legislatura 24 años con mi mamá de mis casi 34 años en el Palacio, y era muy complicado sortear la mirada de mi mamá que veía mi deterioro día a día, y entonces hice un curso de automaquillaje. Cuando estaba cursando (el curso de maquillaje social) me enteré de que la enfermedad había vuelto y me tenían que operar por segunda vez consecutiva. Obviamente, a esa situación llegué muy grave y no sabían si iba a poder salir del quirófano”, dijo.
Más adelante, Claudia dijo que “después que salgo viva del quirófano decido ir al Primer Congreso de Sobrevivientes de Cáncer a preguntar a la jefe de Oncología Clínica del Hospital Curie para ver si me dejaba maquillar a pacientes oncológicos. En realidad, había aprendido de oído el tema de oncología porque estuve casada con un oncólogo muy prestigioso de Argentina y mi hermano era oncólogo, entonces era como que el tema me sonaba. Empecé un viernes en el Hospital y van 14 años que estoy ahí”.
“El programa se lleva adelante en el Hospital Curie porque me interesaba el tema oncológico, y porque son enfermedades que traen mucho deterioro estético”, y dijo que el maquillaje terapéutico “tiene dos grandes paradigmas en diferenciación al social. El maquillaje social interviene personas felices que van a un evento feliz como casamientos o cumpleaños, pero en el terapéutico intervienen pacientes. En el maquillaje social la idea es que la persona quede mucha más bella de lo que es, pero en el maquillaje terapéutico la idea es que la persona se reconecte con una imagen que perdió por una enfermedad”.
En cuanto al programa, dijo que “en realidad tenemos dos cursos. Uno gratuito en el marco del Instituto de Capacitación de la Legislatura, que es de maquillaje social con orientación terapéutica”, y hay un segundo curso privado “lo que hacemos son técnicas adaptadas del maquillaje social al terapéutico, porque tuvimos que adaptar todas las técnicas y el abordaje, porque trabajamos con pacientes terminales, pacientes con cuidados paliativos, en avance de enfermedad, entonces uno necesita formarse con personal de salud mental para poder mantener una distancia operatoria con las situaciones que se presentan. Me especializo en pacientes con mutilaciones en el rostro y terminales, y eso llevó un sinfín de capacitaciones para que hoy pueda mantener una buena distancia operatoria con el paciente y pueda hacer mi trabajo de modo eficiente”.
A la hora de manejar la parte emocional, dijo que “uno cuando tiene su propio equipo terapéutico porque se necesita mantener equilibrio emocional muy grande para poder hacer esto y que uno no se vea afectado dentro de la parte psicológica, pero si uno lo toma como aprendizaje el trabajar con pacientes al borde de la partida, o de cambio de plano, enseña un montón sobre la vida. Uno aprende a agradecer poner un pie en la vereda”.
En cuanto a la vinculación entre el maquillaje y la dignidad y la autoestima, dijo que “es el derecho a transitar una enfermedad o morir de una manera digna”, y contó sobre las vivencias de los pacientes: “uno les devuelve a las personas es la dignidad de vida y de muerte”.
Luego, al hablar sobre los apoyos que reciben, dijo: “debo ser honesta, el programa tuvo muchos reconocimientos, pero le debo absolutamente todo al Instituto de Capacitación de la Legislatura, porque honestamente a mi no se me ha convocado ni para el mes del cáncer”, y agregó que “hago una labor voluntaria con mis equipos en el Hospital Curie, y es una actividad que debiera ser visibilizada”.
En ese contexto, contó que tiene entre sus planes la presentación de un libro: “estoy a cuatro capítulos de terminar un libro que estoy escribiendo, porque sentí que estaba bueno poder incentivar a otras personas que más allá de ser reconocidas por una institución puedan ir detrás de su proyecto. Maquillaje terapéutico a mí, a Claudia me hace muy feliz. Hoy llegamos a Puerto Rico, a España a Andorra. El curso de maquillaje terapéutico privado se da para capacitar gente del interior del país y del extranjero. En el libro cuento cómo fue utilizando cada una de las experiencias dentro del Hospital para poder dejar como legado”.