23/11/2025 - Edición Nº3531

La Plata

Debate

La Plata frente al cambio climático: urbanismo sustentable o burbuja inmobiliaria

22/11/2025 10:08 | El debate de ciudades para el siglo XXI enfrenta un desafío crucial, como es el adaptarse al cambio climático con dos pilares: sostenibilidad urbana y equidad social. En ese contexto, el debate sobre el Código de Ordenamiento Urbano y Territorial en La Plata tiene una relevancia estratégica. ¿Ciudad sustentable o parte de una burbuja inmobiliaria?


por Fabricio Moschettoni, editor de ImpulsoBaires / Twitter @FMoschettoni


En estos días, el oficialismo municipal de La Plata, a cargo del intendente Julio Alak, avanza para obtener la aprobación de un Código de Ordenamiento Urbano y Territorial (COUT). La iniciativa, a simple vista, puede dar respuesta a un momento crítico y desmadrado de la construcción local, que acarrea una falta de planificación adecuada desde hace varias décadas.

En la actualidad, el debate mundial más importante sobre ciudades apunta a la necesidad de construir urbes carbono neutral, inclusivas y preparadas para los desafíos que vienen, relacionados con el cambio climático. Por esa razón no se trata solo de definir alturas de edificios o densidades poblacionales. Por el contrario, es preciso pensar cómo una ciudad que sufrió las consecuencias del desorden urbano, como la inundación del 2013 con 89 víctimas fatales, puede proyectarse hacia un futuro resiliente. En ese marco, la cautela es clave, y las reformas urbanas deben evitar producir o alentar burbujas inmobiliarias que privilegien la especulación por encima del derecho al hábitat.

Este debate debe ser más amplio, y no reducirse solamente a un escenario en donde, pareciera, se ubica el intendente con un planteo interesante y vinculado con un aparente respeto por construir sin afectar el ambiente. Por otro lado, parte de la oposición radicalizada pretende dejar libre al mercado para que avance prácticamente sin ningún límite. En esa última línea, terminan ignorando el cambio climático y las preocupaciones de los gobiernos locales más desarrollados y comprometidos del mundo con el urbanismo sustentable.

En Argentina, ciudades como Buenos Aires, Mendoza o Ushuaia trazaron planes de neutralidad climática hacia 2050, en línea con la red C40, que agrupa a unas 97 ciudades de primer nivel del mundo que están comprometidas con la acción climática. En ese contexto, los líderes de esas ciudades trabajan para conseguir compromisos básicos que respondan a exigencias planetarias: transformación de la matriz energética, reconvertir el transporte público hacia sistemas eléctricos, rediseñar espacios verdes como infraestructura de resiliencia y garantizar la transición ecológica con una mentalidad inclusiva. En una dirección similar, a principio de mes, en Bogotá, Colombia, se realizó la Pre-Cumbre Global Economía Circular, un espacio de encuentro de municipios regionales que proclamó el Manifiesto de Economía Circular. Este proceso marca un punto de inflexión en la agenda regional sobre sostenibilidad, al fortalecer la cooperación entre gobiernos locales y redes internacionales.

Teniendo en cuenta esas significaciones en el desarrollo urbanístico de ciudades líderes, La Plata no se puede quedar al margen. Tiene una historia de planificación fundacional que la destacó en sus orígenes como el primer proyecto a gran escala nacional, pero también con un trazado sustentable. En ese sentido, la ciudad de las diagonales tampoco se puede marginar del debate central de conformar ciudades ambientales. 

En la conciencia de cada uno de los 24 concejales pesa una responsabilidad histórica. Sus voluntades y consecuente decisión marcarán si La Plata avanza hacia un modelo de ciudad sustentable, con planificación armoniosa y respeto por el ambiente, o si se resigna a dejar que el mercado inmobiliario actúe sin controles. En ese marco, es imperioso que cada edil, primero defina si cree o no en el cambio climático, porque a partir de ahí va a quedar mejor expuesto su accionar.

La ciudad debe pensar su futuro con urgencia. No hay tiempo para demorar medidas que la encaminen hacia una urbe con balance de emisiones, objetivo que debería ser el eje del debate actual. El Municipio tiene que dar el ejemplo: avanzar en la sustentabilidad energética de sus dependencias con paneles solares, aprovechar predios como la República de los Niños para instalar pequeños parques de energía limpia, premiar a los desarrolladores que incorporen energías renovables y apostar por un transporte público eléctrico que descongestione el centro, acompañado de peatonalizaciones y mejoras en la movilidad. Todo esto debe integrarse en una planificación urbana coherente y transparente.

Pero la sustentabilidad no se define solo en grandes proyectos. También se juega en los problemas cotidianos que afectan directamente la calidad de vida. Por ejemplo, la contaminación sonora provocada por carreras irregulares de motos o autos con escapes libres; la contaminación visual generada por enormes carteles publicitarios en accesos —¿son legales?, ¿quién los autoriza?—; y el desorden de vehículos que estacionan en las veredas como si fueran propiedad privada. Son prácticas que erosionan el espacio público y que, aunque parecen menores, forman parte del mismo desafío: ordenar la ciudad con criterios de respeto, equidad y sustentabilidad.

En tanto, la ciudad necesita otra mirada. En ese marco, es imprescindible problematizar la proliferación de barrios cerrados. No se trata específicamente de un concepto urbanístico, sino de un modelo que profundiza la fragmentación social y territorial. La multiplicación de urbanizaciones cerradas genera desigualdad, limita la integración de espacios públicos y consagra una ciudad con una ruptura difícil de reparar, motivada entre quienes tienen la posibilidad de acceder a enclaves privados y aquellos que están relegados en barrios sin servicios adecuados. Este debate también es clave para pensar una ciudad inclusiva, resiliente y verdaderamente sustentable. La Plata debe elegir: ser una ciudad resiliente y sustentable, o quedar atrapada en la especulación y la fragmentación.