por Mauricio Rampone/*
Por supuesto que en ese período hubo creación de nuevas compañías, así como cierre de otras; pero lo que interesa es que el número de Pymes se mantiene constante. Ello es equivalente que señalar la demanda de empleo que genera el sector.
Aunque hay matices. No todas las micro y pequeñas empresas están registradas: sobre bases de información no verificada podrían estimarse en unos 400.000 emprendimientos y negocios adicionales. Asumiendo este valor como aproximado, Argentina tendría hoy unas 20 empresas por cada 1.000 habitantes. Este valor es la mitad del registro de México y Chile, y un tercio del de España. Pero la gran pregunta es, ¿qué condiciones ofrecen esos países en comparación con Argentina?
Sin personas con incentivos para invertir en la economía real, el siguiente interrogante es: ¿quién va a generar el empleo que la sociedad reclama?
Vale la pena contrastar esos interrogantes con las intenciones o voluntad de quienes o ya están o van a salir a la cancha en breve. En cursos ejecutivos dentro de la Universidad, hemos hecho una suerte de compulsa. Si los alumnos dispusieran de un capital menor para invertir, digamos U$S 10.000, se les consulta donde aplicarían esos fondos. Las alternativas son: inversión financiera en renta fija, inversión financiera en renta variable, e inversión en economía real (tienda a la calle en Buenos Aires). A c/u de las opciones se le asigna un rendimiento estimado y un riesgo asociado. Deliberadamente, a la opción en economía real se le asigna el mayor rendimiento, pero también el mayor riesgo.
¿Imaginan cuál son los resultados? Recurrentemente, el 80% eligió aplicar esos fondos en una inversión financiera.
Por supuesto que esa decisión está influida por las razones de público conocimiento: los cambios en las reglas de juego, las crisis recurrentes, la presión fiscal, los juicios laborales, entre otras variables. Pero aun cuando las variables macro se estabiliza y la curva de confianza se mantiene en el tiempo, hay cuestiones contextuales y culturales sobre las que habrá que trabajar para incentivar a la creación de emprendimientos que impacten en la economía real y generen empleo.
Recrear el espíritu emprendedor tiene que ver con este factor cultural. Incorporar en la educación secundaria el análisis de negocios y el impacto de la IA, habilitar financiamiento blando institucional para start ups y lanzamientos como complemento a la financiación clásica del tandem family & friends, promover ferias y charlas mano a mano con emprendedores, ampliar campañas de capacitación para emprendedores como las que promueven CAME, el Banco Nación y otras entidades.
A la frase que simboliza el legado “escribir un libro, plantar un árbol, tener un hijo” poder agregarle “crear una empresa”.
*Mauricio Rampone, director de UCEMA Pymes